El misterioso dúo de los cascos de robot no era tan celoso de su intimidad en los comienzos de su carrera. En el libreto de “Homework”, su primer álbum, Thomas Bangalter y Guy-Manuel de Homem-Christo aparecen reproducidos en un par de fotografías y confiesan sus influencias. En una imagen leemos los nombres de Kiss, Led Zeppelin, The Beach Boys, Andy Gibb y Chic, y en el tema “Teachers” citan a Paul Johnson, George Clinton, Lil’ Louis, DJ Hell, Louie Vega y Green Velvet, entre otros ídolos. Aunque fotos y nombres esconden tanto como revelan, visto hoy, a este debut se le hizo mal el SEO y se le pusieron menos tags de los necesarios. La etiqueta de french touch, aunque acertada, era demasiado ancha. Recogía desde el pop retro de Air hasta la sofisticación de Dimitri From Paris, pasando por el acid jazz de St Germain.
Pero es cierto que Daft Punk son un mojón prominente del contínuum de electrónica francesa hedonista y luminosa. Otra etiqueta igualmente certera: el filter disco. Sí, el dúo francés formó junto a Motorbass y Alex Gopher la avanzadilla de la explosión de house basado en la repetición y filtrado de frecuencias de samples de música disco y funk. En un contexto de músicas, o bien serias (los últimos coletazos del trip hop), o bien contundentes (el big beat), si no ambas cosas (el techno, la IDM, el drum’n’bass), este nuevo género recuperó y relanzó el espíritu voluptuoso del disco de Nueva York y el house de Chicago. Lo que a menudo se olvida es que en “Homework” hay también mucha de la rugosidad y rotundidad del big beat. “Daftendirekt”, “Rollin’ & Scratchin’” y “Rock’n Roll” no hubieran sido posibles sin la existencia de The Chemical Brothers.
“Homework” no solo contribuyó a ampliar el paradigma musical dominante, sino que contiene temas frescos, vigorosos, desacomplejados, que se suceden en cambiante y sorpresiva secuencia. Y al menos tres de ellos –los inmortales “Revolution 909”, “Da Funk” y “Around The World”– deberían considerarse patrimonio inmaterial de la humanidad. 