David Stith es un diseñador gráfico cuya primera aparición musical fue ayudar a Shara Worden a grabar el debut de My Brightest Diamond. Luego empezó a componer y ahora debuta él con uno de los discos del año. En “Heavy Ghost” se revela un arreglista sensacional, capaz de crear un universo orquestal cargado sin ampulosidad, tan rico y a la vez sutil como el que Van Dyke Parks le hizo a Joanna Newson en su genial “Ys”, sustituyendo levedad naturalista por solemnidad espiritual, el tormento interior de la fe que también da un vértigo morboso a las letras (edita el sello de Sufjan Stevens: su Dios los cría y ellos se juntan).
Pero DM Stith también es un maestro de la emoción y el espacio, conmovedor en la corta distancia y sublime en la inmensidad. Su dulce falsete cubre desde la estremecedora desnudez de Bon Iver hasta la intensidad lírica de Antony. Con una constante inventiva, convierte su intimismo en un alucinante misticismo sinfónico, un poético gospel llevado al más allá por un desfile de voces fantasmales como una Santa Compaña. Un álbum escalofriante, profundo y bello como un altar gótico.