A veces la música se revela antes de ser escuchada; a través de los títulos. Una adolescente británica, Flo Morrissey, debuta con un álbum llamado “Tomorrow Will Be Beautiful” que contiene canciones como “Pages Of Gold” –el tema estrella pop, como una isla rodeada de piezas de corte clásico con piano– y “Woman Of Secret Gold”. Abundan, pues, los referentes dorados. Pero si hay un título que puede definir su música es “Sleeplessly Dreaming”.
Sorprende el alarde vocal de Flo al arrancar con “Show Me”, volando en la franja alta para fijar posiciones. Dos canciones después, en “If You Can’t Love This All Goes Away”, el recato angelical de su registro presagia que finalmente ha aparecido una garganta capaz de relevar a la mítica Mary Margaret O’Hara. Cierto, le sobran detalles de debutante precoz que ha bebido de fuentes recientes como Joanna Newsom –no hace falta retorcer tanto los arreglos, quizá aconsejada por el productor Noah Georgeson, pues a menudo todo es más eficaz jugando con lo sencillo– y le falta algo de madurez, como canalizar el talento al servicio del sentimiento, para una consagración en toda regla. Pero, a tenor de sus dotes y de su manejo experto del clacisismo –a veces maravilloso, como en “Why”–, Flo está en el buen camino. Un debut excelente.