Después de su obra más extrovertida, “Un altre jo” (2013), teñida de soul y funk, Pau Guillamet ha necesitado cinco años para maquinar una nueva entrega que parece proceder ya no de su cabeza, sino de algún lugar del universo. “Fra Júpiter” recoge un cancionero desarrollado durante y después de su estancia en una celda del monasterio cisterciense de Poblet (Tarragona). Un lugar donde el silencio, la introspección y la inmersión en nuevos modos y rutinas lo invitaron a ver la música con otros ojos. Acaso más atentos a lo esencial, al sonido mismo de las notas y a su reverberación, aspectos que se advierten en el ambiente amablemente espectral cultivado aquí por el inquieto creador barcelonés.
Ahora, Guillamino crece hacia adentro: en el núcleo de las composiciones encontramos la guitarra clásica y su voz tendente al falsete, capas a las cuales se añade un órgano que desprende un sutil aire litúrgico y las voces angelicales del coro Petits Cantors Amics de la Unió. Con todo ello da forma a una canción de autor sensual y mística, que conserva un deje vocal soul y establece un inquietante diálogo con la inocencia infantil envuelta en un manto gótico. Maquiavélica construcción que deja un rastro de temas dotados de una belleza purificadora, como “Càntic d’entrada” y “Perdura eternament el teu amor”, con los que Guillamino viene a completar un triángulo mágico del moderno pop catalán metafísico junto con El Petit de Cal Eril y Ferran Palau.