Al joven James Blake le pasa un poco como a la veterana (y no tan lejana) Björk: reciben su buena tanda de críticas malas, o al menos tibias, por no hacer canciones redondas. De Björk y su imponente “Biophilia” (2011) he leído que nada en el vacío; yo preferiría decir que se retuerce en el silencio. A las canciones de Blake –en particular las de este nuevo “Enough Thunder”– se las tacha de desenfocadas; uno las ve más bien inasibles. Es decir, algunos (muchos) critican a Blake y Björk precisamente por estar haciendo bien su trabajo de músicos modernos: deconstruir el formato de canción para buscar emociones inéditas; romper las piezas del puzle pop para formar una nueva imagen; esquivar las artimañas efectivas pero demasiado previsibles y perseguir el vértigo. Es un trabajo difícil y poco agradecido, pero alguien debe hacerlo.
Los dos, estoy seguro, podrían componer cada día varias canciones de estribillo perfecto y bombo implacable, y dejar contentas a sus discográficas. Pero no se dejarían contentos a ellos mismos. Cuando se anunció la colaboración de Blake con Bon Iver –“Fall Creek Boys Choir”, como el alias usado por Justin Vernon para lanzar algunos bocetos pastorales–, muchos ejecutivos se frotarían las manos… Y me gustaría haber visto sus caras cuando escucharon ese beat como sacado de una granja (“ooof!”); incómodo al principio, obsesivo después.
Dicho esto, cuesta creer que el mundo no se rinda en masse al grueso de “Enough Thunder”, porque muestra a Blake en su vertiente más emocional; extraterrestre pero emocional. “Once We All Agree” y “Not Long Now” sacan provecho al choque voz frágil-electrónica dura; “We Might Feel Unsound” hipnotiza con su paisaje en bucle, y el hombre y su piano se bastan para una gran versión de Joni Mitchell (“A Case Of You”) y un tema titular con trueno de sobras. El hombre del año, todavía.