Pasados once años (¡once!), sorprende comprobar en una rápida revisión que el debut de MGMT, “Oracular Spectacular” (2007), no es un disco tan accesible e instantáneo como han hecho creer sus trilladísimos sencillos estrella, “Time To Pretend” y “Kids”. Da la sensación de que incluso los siguientes pasos de sus autores estuvieron condicionados por esa engañosa sensación: “Congratulations” (2010) y “MGMT” (2013), sus sucesores, esquivaban el estribillo instantáneo de una manera aparentemente premeditada, en una especie de harakiri comercial. Ahora, ya sin demasiada presión encima, cuando ya nadie parecía pedírselo, el dúo entrega el verdadero álbum pop de su carrera hasta la fecha, “Little Dark Age”.
“La broma está desgastada”, dicen en el corte que lo cierra, “Hand It Over”, como si confesaran que ya han disfrutado suficiente negándole un single evidente a sus fans durante todo este tiempo. En el ochentero “Little Dark Age” los hay (“When You Die”, “Me And Michael”, “TSLAMP”, esa “One Thing Left To Try” por la que Robyn mataría), aunque, gracias a una producción como de serie Z que lo inunda todo, no parecen islotes en mitad de la nada. Ganchos e inevitables guiños extravagantes marca de la casa (la instrumental “Days That Got Away”) conviven como buenos hermanos para conformar el que es, en realidad, el verdadero álbum, a secas, de su carrera hasta la fecha.