La historia del hip hop tiene reservado un merecido capítulo para Jaime Meline, alias El-P. Su disco con Company Flow (“Funcrusher Plus”, 1997), su trabajo al frente de Definitive Jux, sus producciones –con subrayado especial para “The Cold Vein” (2001) de Cannibal Ox– o sus álbumes en solitario –“Fantastic Damage” (2002) no se arruga con el paso de los años– son solo algunos de unos imponentes méritos que lo acreditan como una de las mentes más imaginativas y creativas de la escena.
Estampas de un pasado de oro que se niega a vivir de rentas: su entente con Michael Render, aka Killer Mike, en Run The Jewels también está proporcionando algunos de los momentos clave del hip hop de esta década. Lo que en principio parecía una alianza circunstancial y con fecha de caducidad lleva ya tres álbumes –cuatro, si contamos esa magnífica ocurrencia que fue “Meow The Jewels” (2015), el disco de remezclas gatunas– desde que debutaran en junio de 2013. “Run The Jewels 3”, su nueva bomba, se publicó oficialmente (formato físico) el 13 de enero, aunque en digital el dúo lo adelantó, como regalo de Navidad, el 24 de diciembre de 2016 en descarga libre en su web.
Con la asistencia de los ya habituales Little Shalimar y Wilder Zoby en tareas de coproducción, la tercera entrega de los joyeros del oro es ya, sin duda, una de las obras imprescindibles de este 2017, un disco sembrado de ritmos dinámicos y adhesivos –impacta la capacidad de los responsables para bañar en coordenadas pop sus airadas arengas– y rimas que se escapan de los lugares comunes. Un álbum que se alza como una gigantesca fotografía de una sociedad enferma que rapiña el capital humano a velocidad de vértigo, dejando escasos espacios para la reacción y la protesta. Y es en esas rendijas donde Run The Jewels edifican sus barricadas líricas y rítmicas para levantar un espacio de libertad individual que ayude a construir una alternativa frente a la narcotización del sistema. “Incluso los pájaros con alas rotas quieren volar”, se escucha en “Down”, inicio de un viaje alucinante donde estos dos “terroristas del rap”, más chulos que un ocho, siembran su filosofía de amistad y familia, entidades básicas para enfrentarse al largo invierno conservador estadounidense. “Nacer negro, muerte segura. Mi trabajo es luchar por sobrevivir”, escupe Mike en “Talk To Me”, una crítica salvaje al liberalismo blanco que se apunta al hashtag #AllLivesMatter, mientras que El-P clama contra la anestesia del conformismo en “Don’t Get Captured”: “Get a job, get a house, get a coffin”.