En principio, tenía que ser solo un divertimento. Un grupo paralelo de varios miembros de la escena australiana de los primeros ochenta que les sirviera de vía de escape de sus bandas principales. Sin embargo, The Beasts Of Bourbon acabaron siendo mucho más que eso. A ello ayudó que en sus filas estuvieran dos bestias pardas como Tex Perkins (que provenía de The Dum Dums y en los noventa cosecharía cierta fama comercial con The Cruel Sea) y Kim Salmon, que atrajo hasta los Bourbons a otros dos compañeros suyos en The Scientists, una banda seminal de la escena aussie: el bajista Boris Sudjovic y el batería James Baker, también en Hoodoo Gurus. Si a eso le sumamos la guitarra de Spencer P. Jones (de The Johnnys), tendremos la formación original de esta especie de superbanda australiana, la que grabaría sus tres primeros álbumes, incluidos en la presente caja de vinilos.
El primero, “The Axeman’s Jazz” (1984), no deja de ser lo que pretendían: un divertimento. Grabado en una tarde, y se intuye que con las botellas de bourbon pasando de mano en mano en el estudio, el disco es un tratado de blues-rock sureño, sucio y ponzoñoso donde dan rienda suelta a su querencia por el garage y el rock más fangoso. Musicalmente, no es nada del otro mundo, excepto en momentos puntuales, como en la muy stoniana “Evil Ruby”, en la pulsión pop a lo Flamin’ Groovies de “The Day Marty Robbins Died”, en la notable versión del “Psycho” de Leon Payne o en “Lonesome Bones”, donde ya se deja notar la querencia por otros ilustres paisanos suyos: los Birthday Party de Nick Cave.
Tras ese debut, cesó su actividad, pero la progresiva popularidad que fue adquiriendo aquel trabajo hizo que acabaran planteándose darle continuidad al proyecto. Tardaron cuatro años en decidirse: hasta que salió “Sour Mash” (1988). Pero, desde luego, lo hicieron a conciencia: con The Scientists ya desmantelados, se centraron en dar forma a un disco más ambicioso.