Dentro de la generación de oro del rock underground norteamericano, The Replacements siempre fueron la oveja descarriada. Transgresores punk de las sagradas escrituras del rock’n’roll, dentro de su campo de acción el directo siempre fue la representación más fiel de su carácter díscolo.
Capaces de los despropósitos más sonrojantes y las ceremonias rock más exaltadas, el barómetro que solía medir el yin o el yang de sus actos venía marcado por el mayor o menor grado de intoxicación etílica de la noche en cuestión. Según esta regla, la grabación aquí contenida cae del lado más sobrio. Perteneciente a la temporada final de Bob Stinson (1959-1995) antes de su despido del grupo, este documento refleja la ambivalencia de una banda cada vez más orientada hacia la senda pop, pero aún anclada a su irrefrenable empuje punk-rock.
Bajo estas coordenadas, se suceden veintinueve disparos a quemarropa entre los que resplandecen sus exultantes relecturas del “Nowhere Man” de los Beatles y del “Baby Strange” de T. Rex. Eso sí, donde es refrendada la unicidad de los de Minneapolis es en detalles como el carraspeo tembloroso de Paul Westerberg en el estribillo de “Unsatisfied” o en el desastrado empuje suicida de “Fuck School”, cierre atropellado a tan veraz radiografía de una banda de las que, desgraciadamente, ya no quedan.