El desarrollo de la tecnología y el interminable agujero en el que se sumerge la industria explican que cada vez sean más los músicos noveles que debutan con grabaciones caseras de sonido intachable. No es, sin embargo, un fenómeno habitual en el R&B, estilo venido a menos comercialmente aunque aún ligado a una imagen de glamour absolutamente opuesta al entorno de un dormitorio. ¿Explica ese efecto sorpresa el furor que ha despertado el debut del desconocido Abel Tesfaye? En parte, sí: “House Of Balloons” es un admirable ejercicio de R&B en el que la fantasmal contención sonora y las letras de sexo y drogas recrean una viciada madrugada en nueve instantáneas.
El fantástico arranque del conjunto es lo que mejor explica las comparaciones con los británicos The xx y James Blake, aunque aquí los pocos, secos y expresivos beats aparezcan dispuestos con una ordenación mucho más clara (clásica). Pese a ello, todo un shock para los estándares del casi siempre sobreproducido sonido urban. Piensas: se lo ha grabado, lo regala desde su web, es chavalillo canadiense que acaricia con buen gusto el tejido digital del soul, dice palabrotas y produce como un europeo, mooola... Y en ese preciso momento, zas, el decimoséptimo falsete suavemente autotuneado te dice ¡trampa!, y baladones como “The Morning” o “Loft Music”, con sus melismas formularios, sus susurros mojabragas y su verborrea de amante bandido, te hacen pensar que a lo mejor The Weeknd solo es un Usher que suena guay. Qué habilidoso, el novato: no muestra dotes de genialidad, ni tanta originalidad como se le supone, pero ha sacudido el R&B con una simple mixtape. Mientras dure el misterio del personaje y su futuro, imprescindible para los buscadores de tendencias.