La alianza entre Tom Jones y Ethan Johns sigue ganando músculo y, cada vez más cerca del añorado y legendario tándem Cash-Rubin, cierra esa trilogía otoñal que estrenó “Praise & Blame” (2010) con este “Long Lost Suitcase” de perfiles autobiográficos y pliegues cada vez más rugosos. Lo de autobiográfico, en este caso, no es ninguna licencia narrativa: el de Gales ha concebido este álbum como complemento de “Over The Top And Back”, libro de memorias que Penguin publicó el pasado mes de octubre, aunque, viendo lo selectivos que han resultado ser sus recuerdos, mejor quedarse con este trabajo en el que, aquí sí, no escatima matices ni declaraciones de intenciones.
Así, siguiendo el camino que va del “Opportunity To Cry” de Willie Nelson al “Factory Girl” de los Rolling Stones, pasando por Hank Williams, Los Lobos o Gillian Welch, Jones se viste con lo mínimo para dejar que sea su voz la que se dé un festín de folk, blues y country. Nada de azúcar ni adornos innecesarios para un cantante capaz de cortarle a uno el aliento con su desgarradora “Elvis Presley Blues” o de prenderle fuego a “Take My Love (I Want To Give It)”. Cada vez más cómodo en ese pellejo de ritmos secos, guitarras arenosas y canciones servidas entre espinas, Jones sigue espantando los fantasmas de su pasado y escribiendo en letras doradas una coda final que, sin duda, obligará a ver con otros ojos toda su carrera.