Tres lustros largos desde su debut –“Little” (1990)– y Vic Chesnutt sigue poniendo los pelos de punta. En disco, en directo: recuerden su pase por el Primavera Sound de 2005: aquel 28 de mayo el enorme escenario del Auditori enmudeció con su presencia y sus canciones, con su humor irreductible y con la tristeza de una de las voces más conmovedoras que existen. Vic Chesnutt jamás ha pretendido ser un transgresor. Es un artesano que excava en la tradición para coser canciones que signifiquen algo. Para él y para el oyente. Que usó la música para salir del pozo en que cayó cuando a los 18 años se vio sentado, para siempre, en una silla de ruedas. La autocompasión es una carretera directa al infierno y Chesnutt esquivó todos los carriles con melodías y versos, con cuerdas y pentagramas (y con la ayuda de algunos pequeños-grandes amigos: Michael Stipe fue su valedor en los primeros tiempos de profesionalización).
Volviendo a la transgresión: Chesnutt tampoco se ha conformado nunca con los patrones establecidos e inamovibles del folksinger, y buena prueba de ello es la lluvia de colaboradores –Lambchop, Will Johnson, Van Dyke Parks, Widowspread Panic, Bill Frisell...– que han ido poblando sus grabaciones en distintos momentos. Su vagabundeo discográfico lo ha llevado a todos los puertos –incluyendo la aventura multinacional de los noventa con “About To Choke” (1996) y “The Salesman And Bernardette” (1998)– y ahora reaparece, tras dos magníficas entregas –“Silver Lake” (2001) y “Ghetto Bells” (2003)– en el sello roots New West, en las filas de Constellation. Una sorpresa en toda regla –la conjunción de la comuna de Godspeed You! Black Emperor con el autor de “Drunk” (1993) no constaba en la agenda ni del A&R más pirado– que ha dado como resultado uno de los pináculos más altos (¿el más alto?) de la ya larga carrera del cantautor sureño.
En Constellation ya rompieron esquemas con la apropiación del mundo de Carla Bozulich, aunque la visita a Canadá de la ex Geraldine Fibbers puede encuadrarse dentro de cierta “normalidad”. El viaje a Montreal de Chesnutt no. Y por eso “North Star Deserter” (2007) fascina todavía más, ya desde su inusual concepción. Fue idea del cineasta Jem Cohen (el de “Instrument” de Fugazi), aquí en calidad de productor, que las nuevas composiciones de Vic tomaran forma en el Hotel2Tango rodeado por la crema del post-rock más militante.