Víctor Herrero está casado con la cantautora norteamericana Josephine Foster, a la que suele acompañar a la guitarra (también forma parte de Viva y de Mendrugo). Viven en Andalucía, pero Víctor es de Toledo y ahí, en Torrijos, con Carlos Toronado, ha grabado estas canciones cantadas y tocadas por él en solitario, con el único acompañamiento de su guitarra española. No es el primer disco que publica a su nombre, pero “Anacoreta” (2009) era instrumental y aquí solo hay un tema sin voz, “Constantina”, el más influenciado por la guitarra clásica.
Que Herrero es un guitarrista excelente y versátil ya lo sabíamos, pero aquí nos deja oír también su voz, formada desde niño en el canto gregoriano de la escolanía. Una voz que ahora evoluciona con gran naturalidad, contando más que cantando historias con ecos de distintos folclores –“Comunión” marcha a los ritmos de Víctor Jara o Violeta Parra, y “El caballo” recuerda a Bola de Nieve–, pobladas de animales (“El jilguero”) y plantas (“Avellaneda”, “Adormidera”) que nos devuelven a un entorno más natural y más vivo, y nos ponen en contacto con nosotros mismos, con nuestra alma más escondida. Precioso.