El principal problema de los grupos de garage es que no salen del garage. Y así no hay manera de que su universo se alimente de algo que no ocurra entre esas cuatro paredes. Afortunadamente, el trío de Brooklyn ha salido del ensimismado pop garagero que ocupó sus dos primeros discos, y que ya los había convertido en un grupo de género, para evitar quedar encallado de por vida. Este “Share The Joy” no es solo el mejor disco de su carrera por contener sus mejores canciones, sino también por demostrar que han sabido ver el peligro y porque con su maniobra (que tampoco es la más ingeniosa de la historia del indie) no solo lo han esquivado, sino que se han destapado como unas compositoras mucho más valiosas de lo que aparentaban ser.
Su tercer disco amplía el listado de influencias acudiendo a décadas pretéritas (los años sesenta y setenta, principalmente) y restando suciedad eléctrica a las tomas finales. Si hace unos tres años su máxima aspiración era el hardcore-teenager de “All The Time” (ojo, que era un trallazo para montar buenos pogos en el chiquipark), tirando del hilo de la ya espléndida “Where Do You Run To” dan aquí con media decena de cortes de nivel aún superior. “The Other Girls” resume en sus veinticinco segundos iniciales la evolución de las atolondradas Vivian Girls de ayer a las prometedoras Vivian Girls de hoy. “Death” (tía Courtney mataría por ella), “I Heard You Say” (tan Love), “Take As It Comes” (tan shangrilera), “Dance (If You Wanna)” (tan tan tan euforizante) y “Sixteen Ways” (quizás el original fue de Green On Red, pero ahora es suya) constatan el futuro de un trío muchísimo más interesante que el que firmó “Vivian Girls” (2008) y “Everything Goes Wrong” (2009).