A las dos de la madrugada del 19 de junio de 2011, Los Evangelistas estrenaban en Córdoba una ceremonia difícil, valiente, preñada de admiración y memoria. El “Kyrie” de “Misa flamenca” (1991) servía de introducción mientras los fieles se congregaban ante un altar plagado de velas temblorosas y vidrieras eléctricas.
Tras el “Gloria” del mismo disco, llegaban casi dos horas fascinantes, ásperas y pedregosas, con un Antonio Arias bienaventurado que hacía valer su coraje y su personalidad entre el espíritu planetario, con una quincena de temas extraídos de discos como “Despegando” (1977), “Cruz y luna” (1983) y “Sacromonte” (1986). Ya en los bises: “Ciudad sin sueño” y “Ya no me asomo a la reja”.
Al terminar, el público todavía estaba bajo el impacto de tan brutal ofertorio. Era imposible negar la sobrecogedora presencia de Morente. La electricidad y el amor como güijas infalibles. Resurrección y éxtasis. Un evangelista exclamó: “Joder, no se ha ido nadie”. No era de extrañar su sorpresa (era muy previsible una deserción de flamencólicos e incluso de planetistas) ni tampoco la quietud de un aforo hipnotizado, automáticamente evangelizado. “Vengan ahora los puristas a arrojar a los mercaderes de un templo que ya no les pertenece”, escribía el crítico Ángel Vázquez en su crónica de ‘El Día de Córdoba’.
Los predicadores de la palabra de Morente únicamente han puesto la primera de las piedras de esta iglesia de compás y distorsión. En El Refugio Antiaéreo se bautizan los temas que nacieron en aquel concierto, base de un próximo disco. Y el proyecto se presentará de forma oficial el próximo 17 de septiembre en la 23 edición del Mercat de Música Viva de Vic (MMVV), en el Teatre Atlàntida. La elección no es gratuita: Enrique Morente estuvo vinculado al MMVV desde su primera edición y, en septiembre de 1997, el genial coreógrafo Javier Latorre utilizó unas máscaras lorquianas de escayola, con un solo ojo, para los bailaores y para la banda que acompañaba a Enrique. Esa banda era Lagartija Nick. Presentaban un disco titulado “Omega” (1996). 