Sin amago alguno de desinflarse ni de perder fuelle, Virginie Despentes (Nancy, 1969) cierra su trilogía sobre la descomposición de la sociedad francesa y los ecos sordos del rock’n’roll con un nuevo golpe de efecto que refuerza la lectura política y traslada al papel la incertidumbre de unos tiempos marcados por la matanza del Bataclan y, en una esfera más íntima, por las muertes de Leonard Cohen, David Bowie y Lemmy.
El desencanto sigue campando a sus anchas en “Vernon Subutex 3” (2017; Literatura Random House, 2018), pero el eje de la historia vira ligeramente hacia lo espiritual gracias a la transformación de Vernon en una suerte de gurú accidental capaz de arrastrar a sus seguidores a unas enigmáticas sesiones llamadas “convergencias”. La comuna, de hecho, sustituye aquí al frenesí pandillero de la anterior entrega y funciona como epicentro de una nueva colección de historias y relatos corales con las que Despentes sigue despellejando heridas y metiendo el puño en las llagas del racismo, el machismo, el capitalismo sin frenos y el odio de clases. Un chute de realismo de final tenebroso y demoledor.