LA POLÉMICA
Aparte de la variedad musical, que es indudable, se agradece mucho el que hayáis prescindido de la faceta epatante. En el anterior disco –“Al calor del amor en un bar” (1986)–, aquello de los pollinos y la paz parecía… bueno, ir a la contra por ir a la contra. Me resultaron canciones torpes en todos los sentidos. (Jaime Urrutia): En “Al calor del amor en un bar” nos apeteció jugar con esa baza. En el pop español no suele haber ninguna intención crítica. Y viene bien hacerlo, aunque tú puedas pensar que no estuvimos muy acertados. ¡Nos gusta arriesgarnos! En “Camino Soria” no había hueco para esos temas, es un disco un poco conceptual en el sentido de hablar de amor y desamor, tenía que ser más intimista.
Que conste que simpatizo habitualmente con las canciones de talante agitador: el pop español parece vivir de espaldas a la realidad, con la excepción del caso vasco. Por ejemplo, apenas se hacen discos o conciertos benéficos. (Ferni Presas): El único acto de este tipo que hemos hecho fue para sacar fondos y arreglar la moto de Alberto García-Alix; se llamaba “Por una causa justa”. Pero íbamos a participar en algo contra el apartheid que no se llegó a concretar. (Edi Clavo): Aquí falta un Bob Geldof que se moje y monte cosas. (Ferni Presas): No se puede comparar. Los que participaron en “Live Aid” lo hicieron por motivos altruistas, pero también sabían que les iban a ver mil millones de personas. Había una compensación. (Jaime Urrutia): Supongo que todo tiene que ver con el clima de los ochenta. Funciona el individualismo a ultranza, no hay margen para la solidaridad. Entre los mismos grupos, ya no hay un espíritu comunitario, nos saludamos, “hola, que tal”, pero no nos une nada a los demás. (Edi Clavo): Al menos, nosotros salimos por la noche. No recuerdo haber visto a Santiago Auserón o a Alaska tomando una copa en los últimos años, tal vez vayan a sitios diferentes de los que yo frecuento. Pero es importante moverse. Te proporciona un contacto con la gente que es indispensable. Y te sirve de información, te enteras de por dónde pueden ir los tiros. A nosotros nos gusta salir por las noches, ir a fiestas, estar en presentaciones, visitar El Rastro, estar en conciertos. (Jaime Urrutia): (socarrón) Tampoco tenemos muchas más cosas que hacer en la vida.
LA MOCEDAD
Pregunta capciosa. ¿Tenéis contacto con las nuevas generaciones o son un misterio para vosotros? (Ferni Presas): Son curiosos. A mi hermano menor le gusta de todo, U2, la Mondragón, los Ilegales… (Edi Clavo): Es que, para ellos, el rock es simplemente una oferta. Para nosotros era lo prohibido, el tabú, los tipos que se drogaban, Lou Reed, lo raro, lo extraño. Para los críos de ahora, es otra posibilidad más, como jugar al fútbol o ver tenis por televisión. Mi hermano pequeño me ha pedido la batería, quiere aprender. Ellos cuentan al menos con una tradición de rock, nosotros no teníamos más que el vacío, la nada. Había que partir de cero.
En muchos de los grupos novísimos veo que falta cierta ambición. Se hace rock para deslumbrar a un círculo muy pequeño. (Edi Clavo): No sé si te refieres a los del sonido garage. Hay muchos que son de clase media-alta, van a la universidad, tienen la vida resuelta. La música es un hobby, “qué moderno soy tocando el ‘Pushin' Too Hard’ de los Seeds”.
¿Había más hambre de conquista entre la gente de 1979-1980, cuando lo de la nueva ola? (Ferni Presas): Sí, teníamos más avidez. Te volvías loco buscando discos nuevos, teníamos pasión por actuar y conquistar nuevos oyentes. (Edi Clavo): Sin pensar en ganarnos la vida. Nosotros dejamos de estudiar allá por el 83, cuando llevábamos muchos años tocando sin imaginarnos que podías hacer dinero con tu instrumento.
Así que os perdisteis la experiencia de una universidad en pie de guerra, como ocurrió el pasado año. (Jaime Urrutia): No lo lamento. Tanto follón para llegar a nada. Salieron a la calle, se pegaron de hostias con los guardias y quemaron coches. Pero no ha cambiado nada: sales por las noches y los ves en los pubs emborrachándose, cada uno a su rollo.