Da la sensación de que “C’mon” es un paso atrás respecto a la estilización alcanzada en “Drums And Guns”. Absolutamente. Queríamos que “C’mon” sonara en la línea en que hacemos nuestros directos, que fuera más visceral. En “Drums And Guns” sonábamos muy extremos, creo que nos alejamos demasiado de nuestro sonido natural, de nuestra música más vívida. Así que sí, nos interesaba regresar hacia una música más bella, o si prefieres, más sencilla, más silenciosa, más melódica, más personal... No necesitábamos volver a caminar sobre el filo; ese terreno ya lo conocemos.
El disco parece muy influenciado por tu experiencia con Retribution Gospel Choir. ¿Qué significa para ti este proyecto paralelo? En Retribution Gospel Choir sigo siendo yo mismo, no hay cambios significativos con respecto a Low. Lo que ocurre es que el batería es distinto, claro, y eso otorga otra dinámica al grupo. Ya sabes, diferentes colaboradores te ofrecen diferentes posibilidades. En el fondo, creo que no soy una persona que tenga un estilo definido, así que siempre tiendo a adaptarme a aquellos con quienes trabajo, lo que de alguna manera es una forma de aprendizaje. En Low tengo a mi mujer –Mimi Parker, quien completa el grupo junto a Steve Garrington– y buena parte de lo que creamos tiene que ver con la relación que tengo con ella. En Retribution Gospel Choir está claro que hacemos muchas cosas que no tienen nada que ver con Low, pero aun así considero que posee unos mismos principios ontológicos. Si en algo he cambiado tras pasar tres años con Retribution Gospel Choir es que ahora soy mejor guitarrista (ríe). Creo que gracias a esa experiencia ahora soy más paciente y eso me permite hacer canciones más cadenciosas, más silenciosas, evitando errores que puedo haber cometido en el pasado. No creo que sea una relación causa-efecto tan radical, ni tampoco que vaya a ser un cambio irreversible, pero reconozco que cuando empezamos a grabar el nuevo disco sentía que debía controlarme un poco más.
Has dicho que “C’mon” es una plegaria para la humanidad... “Drums And Guns” fue, sin duda, nuestro disco de carácter más político, un álbum-discurso en el que un hombre trataba de comunicarse con el resto del mundo. Creo que “C’mon” no solo es más personal, sino que también es más íntimo. Aquí no hay nadie dando discursos, trata más sobre dos personas hablando entre ellas. No era algo intencionado, pero acabó resultando así. Me percaté de ello justo antes de entrar a grabar... Me di cuenta de que el tono era otro, como más humilde, menos forzado.
Pero sigue siendo político... Sin duda. Personalmente creo que la política viene definida por cómo te interrelacionas. La política trata sobre quién eres tú y quién es esa persona que está a tu lado, y cómo habláis entre vosotros. Creo que existe una gran diferencia entre eso y levantarte en una mesa y hablar a todos al mismo tiempo...