“Martí era el guitarrista, el arreglista, quien cubría toda esa pátina más de rock antiguo... Nos convertimos en trío, algo sobre lo que no teníamos control hasta ese instante. Eso nos impelió, inevitablemente, hacia la idea de trío con esencia punk. Y la producción buscó ese horizonte de perpetrar un disco más crudo, pero no más rápido. Nos dicen que parece el más rápido, pero no, es más lento. Y es un álbum más vacío, porque Martí metía muchas cosas y Pol hacía líneas con muchos elementos. Es un trabajo más ordenado, más simple en realidad”
(Yago Alcover)
Detengámonos ahora en la renuncia del guitarrista Martí Gallén. Fue uno de los fundadores del grupo y su marcha ha influido en el planteamiento de este nuevo trabajo. “Martí era el guitarrista, el arreglista, quien cubría toda esa pátina más de rock antiguo”, explica Alcover. “Nos convertimos en trío, algo sobre lo que no teníamos control hasta ese instante. Eso nos impelió, inevitablemente, hacia la idea de trío con esencia punk. Y la producción buscó ese horizonte de perpetrar un disco más crudo, pero no más rápido. Nos dicen que parece el más rápido, pero no, es más lento. Y es un álbum más vacío, porque Martí metía muchas cosas y Pol hacía líneas con muchos elementos. Es un trabajo más ordenado, más simple en realidad”. También es el más asequible y atractivo de los que han publicado.
Además, este es su primer largo cantado íntegramente en castellano. Y ese factor sí que se antoja del todo crucial. Sabemos que la apuesta por lo vernáculo tras varios años faenando en el caladero angloparlante no siempre sale bien. En el caso de Mujeres, el porcentaje de capturas se ha incrementado, multiplicando el atractivo de su propuesta de forma exponencial. “A las canciones en castellano nos habíamos aproximado a través de dos vertientes”, aclara Rodellar. “Una era más salvaje, garage clásico mirando a Los Saicos, rock más crudo. La otra era de una sensibilidad más pop, incluso exagerada, como la de ‘Aquellos ojos’ –el EP que publicaron en Canada en 2014–. Allí nos aproximamos al castellano caricaturizándolo; parece que no nos lo tomamos del todo en serio. Este disco juega en ambas categorías: en la cara B hay temas más cañeros y otros se acercan más a ‘Vivir sin ti’ o ‘Aquellos ojos’”.
Impelidos por el empeño de hacer un álbum “sin rellenos, claro y redondo, en el que no sobrase nada”, con los Buzzcocks como posible modelo de perfección, Mujeres están preparados para abandonar el angosto casillero que los reducía a meros epígonos del revival garagero que asoló los subterráneos de Estados Unidos a mediados de la década pasada. En realidad, daba la sensación de que luchaban por sacudirse tan molesto sambenito desde “Soft Gems” (Sones, 2012), minusvalorado sucesor de aquel retozón debut –“Mujeres” (Sones, 2009)– que tantas alegrías les reportó. Y aunque “Marathon” (Canada, 2015) fue tejido con un fino hilo conceptual-autorreferencial y no iba corto de buenas composiciones, está claro que es ahora cuando sus canciones van a impregnar la materia sensible de un público más amplio. “Al perder los arreglos de Martí, lo que le daba el toque más ‘revival’, creo que nos desmarcamos de tocar garage y estar en esa escena”, tercia Pol. “Son canciones que ya no están atadas a ningún movimiento. Cuando hemos tocado ‘Un sentimiento importante’ en directo, la conexión ha sido casi inmediata”.