Y es que, lejos de subir al escenario para interpretar de cabo a rabo su segundo LP en solitario, el autor de “Galeta galàctica” (Edigsa, 1976) se sirve de los cimientos de las viejas canciones para edificar una nueva historia de tintes autobiográficos donde narra la travesía que lleva de la infancia a la comprensión del universo. De ahí que la secuenciación original del disco se haya visto alterada para ajustarse mejor al espectáculo: “Era necesario alterar el orden, ya que cuando hice el disco el orden tenía que ver con criterios de escucha. Antes el concepto de LP era un concepto de obra de arte, por lo que se tenía en cuenta desde el orden de las canciones hasta el ritmo. Al trasladarlo al directo, el sentido quedaba alterado, ya que lo que explico es un viaje que tiene que ver con la cronología de los hechos, y el resultado es un abanico muy amplio de episodios autobiográficos”.
La puesta en escena de “Qualsevol nit pot sortir el sol” es también una inmejorable oportunidad para acercarse a un disco que, con el paso del tiempo, ha quedado eclipsado por el impacto de la canción titular: “Esta canción la he seguido cantando, pero las otras no, así que sí que he tenido la sensación de que el resto han quedado un poco eclipsadas. Vivimos tan deprisa que casi no da tiempo de asimilar nada, así que creo que no va nada mal parar de vez en cuando y quitarle el polvo a algunas cosas para ver si todavía tienen vigencia”. Pero, ojo: que nadie confunda vigencia con calidad. O eso viene a decir Sisa cuando se desmarca asegurando que no cree que este sea su mejor disco: “Ahora pienso que el único disco bueno que he hecho en mi vida es ‘Cuando tú seas mayor’ (Nuevos Medios, 1988), el segundo de Ricardo Solfa. Es el único que salvaría ahora mismo. De los demás no quiero ni opinar porque siempre que opino la cago. Los artistas no estamos capacitados para opinar sobre nuestra propia obra”. Quizá por eso está empeñado en librarse del pellejo de artista para enfundarse el mono de ¡conferenciante!: “He descubierto que lo que a mí me gusta es hablar. No hacer un monólogo ni un espectáculo de cabaret: lo que quiero es convertirme en conferenciante y, a lo mejor, meter alguna cancioncilla en medio de la conferencia. Además, el día en que me ponga pienso cambiar el mundo de la conferencia, ya que haré una conferencia galáctica. Será imposible aburrirse. Este espectáculo es sólo un entrenamiento”. 