¿En qué consiste criticar una serie? ¿En argumentar sus virtudes y defectos? ¿En describir las opiniones, sensaciones y pensamientos que ha provocado? ¿En analizar fríamente sus elementos formales? ¿En qué se diferencia una crítica de cine de una crítica de serie? ¿Deberían ser distintas? ¿Lo son acaso? Estas son preguntas que quizá aquellos que se dedican a escribir sobre series deberían hacerse a pesar de que probablemente no exista una respuesta clara. En mi caso, han surgido tras ver la tercera temporada de “The Bear” (2022-), un producto escrito y dirigido a partir del éxito de sus dos entregas anteriores. Se trata de una serie que lucha por mantener su esencia repitiendo lo que ya funcionó antes –el ritmo enfermizo, los estilizados planos detalle, la búsqueda de una interpretación brutal y descarnada, los saltos temporales, los planos cerrados– y su temática: la lucha por la supervivencia de un restaurante y los conflictos personales que invaden y corrompen ese espacio hasta hacerlo estallar una y otra vez. También, por supuesto, la serie de Christopher Storer habla sobre la búsqueda obsesiva del éxito, que, en el caso del chef protagonista, Carmy, es una forma de huir de sí mismo.
Pero volvamos a las preguntas iniciales, ¿en qué consiste escribir sobre una serie? Veamos primero qué significa etimológicamente la palabra “crítica”, término que procede originalmente del griego kriticós, relativo al que juzga, y que a su vez está compuesto por el verbo krineîn: separar, dividir, escoger, en definitiva, lo bueno de lo malo. Se parte así de la idea de que ambas cosas están unidas, mezcladas, y que el crítico, el que juzga, debe separar una de la otra y luego ponerlas en la balanza para ver qué pesa más. Sin embargo, como sucede con “The Bear”, muchas veces lo negativo pesa más que lo positivo (términos ambos especialmente escurridizos). Esto sucede no solo por la temporada en sí, sino porque esta última está en conexión con las anteriores y no se puede juzgar por separado (sería como hablar solo de dos actos de un filme y no de los tres). A pesar de ello, y es lo que argumentaré, en ocasiones un elemento pequeño pero auténtico puede imponerse a la totalidad fallida.