Disco destacado

Maestro Espada

Maestro EspadaSony, 2024

Un resumen de la historia de Maestro Espada puede leerse en la carpeta interior de su primer álbum. Es el nombre de una calle de la localidad murciana de Librilla, situada a 30 kilómetros de la capital, dirección suroeste, en conmemoración de quien fundó su primera banda municipal. En aquel conjunto peatonal fue laudista el abuelo de Alejando y Víctor Hernández, cuyo padre, Gabriel Hernández, también compone canciones.

Esa bonita carpeta forma parte de un álbum cuya compra recomendamos en vinilo –gatefold–. Es una obra de arte por su cuidadoso diseño gráfico y enigmáticas ilustraciones –todo a cargo del estudio barcelonés de Albert Romagosa–, además de fuente de información, letras de las canciones incluidas, que ayuda a desentrañar, o comprender mejor, su denso contenido estético. En la galleta de la cara A aparece una extraña criatura antropomórfica de dos cabezas, con familiares bigotes y pelo largo, cuya entrepierna coincide con el orificio donde encaja el eje del giradiscos. Pueden imaginarse el resultado del acoplamiento. Humor Maestro Espada.

La pareja ha necesitado casi tres años para completar su primer disco y por la Virgen de la Fuensantica que el tiempo lo han aprovechado bien, ya que los hermanos Hernández han levantado un monumento sonoro donde logran casar nociones semánticas y musicales, naturalistas y tecnológicas, católicas y paganas con la misma armonía que el agua –no siempre bendita– lo hace con el azúcar de caña. Maestro Espada confiesan sentirse unos intrusos en el folclore local que les ha servido de inspiración al haberse mudado de Murcia hace años sin demostrar especial interés por él cuando se hacían llamar Álex Juárez y Rey Lobo. Su nuevo régimen a base de pisto, michirones y paparajotes ha obtenido, sin embargo, grandes resultados.

Alejandro y Víctor, bros. Foto: Virgili Jubero
Alejandro y Víctor, bros. Foto: Virgili Jubero

Puede también que Maestro Espada se hayan subido tarde al tren cercanías del nuevo folk nacional recreado por artistas como Víctor Herrero, Lorena Álvarez, Hermanos Cubero, Rodrigo Cuevas, Baiuca, Montañés, Tarta Relena, Rocío Márquez, Bronquio y otros, pero lo importante es el resultado de su trabajo con Raül Refree, productor y mezclador aquí –con la asistencia de Gerard Valeta–. Doce canciones, nueve de las cuales se sustentan en sendas composiciones regionales: cantares huertanos finiseculares –la emocionante “Mayos”–, seguidillas –“Peretas del tío Vicente”, con bajo eléctrico y secuencias a lo New Order–, boleros –“Yo en deshacerme”, una pieza de barroco analógico camino de Fuente Álamo que firmaría Wendy Carlos–, parrandas –la folktrónica pitufina de “Tres gotas de rocío”, registrada nada menos que por Alan Lomax, quien comparte cartel con los folcloristas murcianos Pedro Díaz Cassou y Pedro Cabrera Puche, presentes en otros cortes del disco–, rezos y cantos decimonónicos –“Salve”, “Trilla” y la grandísima “Granaíco”, su hit retrofuturista para la posteridad–, todas ellas acreditadas con detalle. Maestro Espada se adjudican enteramente la música de “Lirio” y todo en “La despedía” y “Estrellica”. Esta última, junto al electro-heavy-fandango abandolao a lo Antonio Soler de “Murciana”, también incluida en el álbum, integraron su único single, publicado en 2022 (entre los mejores del año según Rockdelux).

“Maestro Espada” es pariente de discos litúrgicos como “Berlin” (1973) –Lou Reed–, “Closer” (1980) –Joy Division–, “Un hombre solo” (1984) –Décima Víctima– o “Fuerza nueva” (2019) –ídem–. Su microcosmos es hermético y particular, aflamencado, el cante jondo de la huerta y las cuadrillas, pero una vez has cruzado el velo te atrapa con su tela de araña electrónica y te rindes a su lenguaje, que es universal porque habla de amor, belleza y misterio. Álex y Víctor han sabido transformar el casticismo romántico en un lenguaje propio y contemporáneo sin perder autenticidad, ganando profundidad y filo. Shirley y Dolly Collins hicieron algo similar con las murder ballads anglosajonas –o mucho antes Bach con las zarabandas–. Maestro Espada también superan con nota el reto de que toda esa música tradicional no acabe resultando excesivamente repetitiva, y lo hacen recurriendo con enorme imaginación a la hibridación de géneros, variedad de arreglos y síntesis más concisa. Preguntarse si “Maestro Espada” es un disco original no tiene mucho sentido. Por supuesto que lo es, pues original es el tesoro redescubierto que guarda cada una de sus tonadicas como doce pasos de Semana Santa con luz pero sin cruz. El tiempo dirá si hablamos de un clásico. ∎

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