o, Perro con su nuevo disco –“¿Te acuerdas?” (Sonido Muchacho, 2024)– no exige un ejercicio de memoria. El título es solo un juego de palabras y el recuerdo de una pequeña anécdota que les viene a la memoria a modo de chanza. Como a un grupo de amigos. Porque Perro es, sobre todo, eso. Unos colegas que se divierten haciendo música y que parecen ajenos al talento que destilan unas canciones ornamentadas con multitud de arreglos, baterías bicéfalas y letras extraídas de su singular microcosmos.
De su vínculo y ganas de hacer cosas salieron tres álbumes y algunos EPs, pero el cuarteto paró en las primeras sacudidas de la pandemia. Desde entonces han continuado tocando en conciertos, hasta que el ánimo les ha impulsado a hacer un nuevo disco, en un nuevo sello y con Marco Velasco, el productor de su primer trabajo, como aliado para acreditar su sonido rugoso, repleto de matices y de acento murciano: “Entendemos que nuestro idioma es muy importante y poco hablado”, dicen. Adrián Albacete (bajo y voz), Guillermo Fabregat (guitarra y voz) y Fran del Valle (batería) –Aarón Díaz (batería) no pudo asistir a este encuentro con Rockdelux– están a punto de impartir un curso intensivo frente a nuestra grabadora.
¿Por qué ha pasado tanto tiempo hasta llegar a este disco?
Adrián: Teníamos un plan con el COVID.
Fran: Sí, hicimos una sesión y vimos venir el COVID. Paramos dos meses antes.
¿Estabais estresados?
Adrián: Estábamos ya un poco mayores como para seguir con la movida. Teníamos curro y cuando tienes curro ya es difícil compaginar.
Fran: Es que de esto no se puede vivir.
Guille: Estuvimos tiempo compaginando trabajar y hacer giras, y hubo un momento que ya casi ni parábamos entre ambas cosas. Y estábamos en un punto de o parar o reventar.
¿Qué es lo que hace que volváis después de ese tiempo?
Guillermo: Las ganas de tocar no se te van, el engorile ese no te lo quitas fácil.
A pesar de ese interregno, ficháis por un sello grande como Sonido Muchacho.
Fran: Adrián Martínez, de Movidas Ardilla (la agencia de management con que trabajan desde hace años), ha sido uno de nosotros desde el principio. Él sabía que estábamos haciendo moviditas en el local, lo que teníamos pensado hacer desde el principio, y nos dijo que nos viniéramos.
¿Y de qué nos tenemos que acordar?
Guille: Es un poco doble sentido porque es una coña nuestra que tenemos desde hace tiempo. De decir de pronto “¿te acuerdas?” y a lo mejor es algo que no ha pasado nunca. Y también venía un poco de la gracia de que llevábamos tiempo sin tocar y sin sacar disco.
El tema que abre el álbum, “Escucha, pariente”, recuerda a vuestros primeros discos. “Ejercicio de fe” se asemeja más al que ahora es el penúltimo, “Trópico lumpen”, que publicó Miel de Moscas en 2018. ¿Había una voluntad de mostrar vuestras diferentes facetas?
Fran: Creo que es algo natural. Empiezas tocando, luego en el tercer disco quisimos ir un poquito más allá, investigar un poco. Paras, descansas y, después del descanso, lo que sale natural es mezclar un poco de los dos mundos desde el principio.
Guille: Y también es un poco la definición del grupo, de la música que nos gusta: muchos palos y muy distintos.
A veces me cuesta pensar en cómo lo habéis grabado, por la cantidad de pequeños arreglos.
Fran: Nos gusta la grabación en directo, pero a no ser que el estudio sea muy potente, que técnicamente puedas hilar el sonido de las dos baterías, no se puede.
Adrián: Y lo hemos intentado. Lo primero que hicimos se grabó en directo. Y no llega a compensar del todo lo que sacas de frescura con lo que pierdes de sonido. Solemos ir al estudio sin llevarlo todo al cien por cien. Hay muchas líneas de las que tienes la idea, pero al final cambia. Y eso, que es una forma nuestra de hacer las cosas, también se perdería si lo grabamos todo del tirón.
Guille: También nos gusta saber qué piensa la persona que va a grabar y Marco Velasco ha aportado muchas cosas.
Adrián: Hay líneas grabadas por él, guitarras que él mismo ha tocado. Mientras está sonando, él ya sabe que tiene carta blanca con nosotros.
No trabajabais con Marco desde vuestro debut. ¿Cómo ha sido ese regreso?
Fran: Se nota que pilota siete años más. Con nosotros fue la primera grabación que hizo en el estudio. En el protoestudio, en el caso del primer EP.
Adrián: Ahora obviamente, diez años después o así, Marco tiene un estudio montado, ha grabado a mucha más gente y controla mucho más.
Guille: Y luego también está la parte de que él nos invitara.
Adrián: Nos llamó y nos dijo: “venid un fin de semana a grabar unos cuantos temas”. No se había compuesto el disco…
Guille: Teníamos a lo mejor tres canciones…
Es difícil pensar en una banda que utilice una panoramización de todos los instrumentos tan pronunciada como vosotros.
Guille: Para nosotros es muy importante, por el tema de las dos baterías.
Adrián: Tener una batería digamos larga que tenga que escucharse por un lado, para distinguirse por el otro, porque esa es la gracia. Y también es representar lo que es el directo. Y es el estilo de Marco, es una decisión suya, aunque también se había hecho previamente con Hans (se refieren al productor Hans Krüger, con quien grabaron “Estudias, navajas” en 2015 y “Trópico lumpen”). Supongo que es lo que pillan cuando nos escuchan; dicen “a estos les pega esto”.
Pero el resto de instrumentos también está muy separado en los canales.
Adrián: Siempre lo hacemos, siempre doblamos guitarras y en la segunda pista se mete una cosa distinta. Creo que líneas de guitarra se pueden grabar hasta cuatro, y todos esos arreglos siempre salen en la grabación y se usan pedales como un chorus.
Fran: Esta es la fase de grabar que mola, el probar. Todo el resto es un coñazo (risas).
Hablando de guitarras: el tema de “Y si no revienta” es el único en el que son más limpias y luminosas, tipo Mac DeMarco o Real Estate.
Guille: Sí, lo que hablábamos antes de un poco el rollo que llevamos. De repente sale todo tranquilo y no pasa nada.
Adrián: Ese es de los temas más antiguos. Es decir, empezamos a tocarla y, de repente, recuperando un audio de tres años atrás, estábamos terminando esa idea, y el punto que le faltaba era el que teníamos hace tres años. Es verdad que lo de la guitarra y el punteo del principio salió en el estudio.
“Me duele España” es de una de las pocas canciones en las que usáis sintes.
Adrián: Ahí fue porque la línea de bajo, la línea de batería y la voz la sacaron entre los tres. Y yo no sabía qué coño meter. Entonces dije “con la guitarra aquí no me saco nada”, porque con ese estilo la guitarra a mí no me sale. Yo soy más sucio. Y cogí el sinte por meter otra cosa y no quedarme parado. Pero fue casualidad.
En esa canción parece que hay cosas que os dan alergia…
Fran: Decimos cosas que son.
Adrián: Pero no estamos buscando algo político. Salió por las manifestaciones de... ¿por qué coño salió?...
Guille: Por lo de Ferraz, por las manifestaciones en la sede del PSOE.
Adrián: Sí, sí. Bueno, todas las manifestaciones que había por el tema del independentismo y tal, pero las manifestaciones de fachas, de pijos. Entonces era gracioso ver que ahora era a los pijos a quienes se llevaba la policía. Pero no se buscaba el tema político, era la gracia de eso, que los pijos hacían manifestaciones.
¿Contempláis el futuro con algo de pesimismo como otras bandas jóvenes, como Biznaga o incluso Carolina Durante?
Fran: Yo vivo muy feliz y no me preocupa mucho. Sí que es verdad que si miras la realidad cada vez está más feo.
Guille: Siempre hay esperanza, pero es verdad que aquí estamos condenados y lo sabe Dios, pero a saber cuándo.
Fran: Mientras que siga habiendo personas por ahí que ganan más dinero que nosotros motivando a la gente a que no estudie y a fuckin’ panza, cada vez la cosa se va a ver peor.
Guille: Al final si hay un equilibrio: bueno, pa’ lante… pero que hay mucha mierda y mucha asquerosidad, sí, obviamente.
Es difícil clasificaros. ¿Cómo os definiríais?
Adrián: Yo creo que hacemos lo que nos apetece, que al final es bastante punk porque venimos de tocar…
Guille: … de tener que chillar para oírte…
Adrián: Correcto. Nos gusta bastante que tenga mucho volumen.
Fran: Al final es fácil hacer el grupo con estribillo pegadizo, que les guste a las chicas. Lo difícil es tocar en un festival con la música que hacemos.
Pero tenéis mucho más arreglos que cuatro acordes bien hechos.
Guille: Es que nos gusta de todo; tanto grupos o, mejor dicho, canciones que sean a, be y ce como que tengan tiempos superlocos. Al final bebemos de todo eso y vamos metiendo. A lo mejor en un tema estamos haciendo dos acordes y de repente hay una parte que no sabemos cómo se acaba y decimos “¿por qué no metemos un tiempo distinto y lo resolvemos así? y que le dé un puntillo diferente”. Siempre nos gusta meter algo que le dé un puntito que sea más divertido para nosotros a la hora de tocar, más que a la hora de escucharlo. Que nos divirtamos más tocando eso.
De Klaus & Kinski a Arde Bogotá, ¿se va creando una escena o una identidad musical en Murcia, que es una región de la que se habla poco en este aspecto?
Fran: Yo creo que ahora hay menos escena.
Adrián: No hay menos, hay distinta. Hemos estado un montón de tiempo fuera y no la conocemos. Hay de todo. Nosotros cuando empezamos nos flipaban grupos de Murcia como El Estudiante Larry, Noise Box, Klaus & Kinski…
Guille: Los Alambres…
Adrián: Eran grupos que a nosotros nos flipaban y empezamos a tocar con ellos porque eran los que tocaban en ese momento. Luego aparecieron otros grupos. Al final Murcia es pequeña y con la gente que tocas coincides en conciertos y nos conocemos, incluso se montan bandas así.
Estos años no habéis sacado disco pero habéis hecho conciertos. ¿Habéis preparado de alguna manera la gira para presentar “¿Te acuerdas?”?
Fran: Haremos lo que salga y nos apetezca un poco. Y si no, seguimos ensayando (risas).
Adrián: Antes tocábamos tanto que no hacía falta ensayar. Ahora estamos ensayando mucho porque queremos que salga guay, es un disco nuevo. Cuando tocas canciones nuevas tienes que ponerlas en directo. No es lo mismo grabarlas que llegar a tocarlas en directo y que salga guay porque tienes que cantar y tocar al mismo tiempo. Es complicado. Es decir, estamos ensayando para redondear los temas.
Fran: Lo único que no me gusta es que, al final, en un festival o en un concierto hay muchas cosas que no dependen de ti y, cuando sale bien, sale guay, pero cuando sale mal, al final el que pone la cara soy yo.
¿Lo dices por alguna mala experiencia?
Fran: No ha tenido nada que ver con nosotros, pero son lugares donde no es como tocar en una sala. Los festivales son lugares en los que se cuida poco. Va todo muy rápido.
Guille: Yo creo que ya nunca volvimos.
Fran: Para mí la peor experiencia fue en un festival.
Y ahora ocurre lo de Damon Albarn en el Coachella…
Fran: Eso es. Todo eso se monta porque hay bandas que van a tocar, pero al final eso es lo que menos se cuida, y lo que menos le importa a la gente es la música.
¿Notáis esa diferencia entre el público de un festival y de una sala?
Adrián: Hay festivales en los que se nota y otros en que no.
Guille: En el Canela Party se nota que la peña va porque le molan los grupos.
Fran: Pero, al final, el festival sigue creciendo y cuánto más crece una cosa y pasa de lo pequeño a lo grande, más quiere vender. Y cuanto más quieras vender, al final el compromiso y el contacto va a ser menor.
¿Qué está pasando con los festivales?
Fran: El problema es que todos queremos estar en sitios donde no podemos estar. La música que hacemos nosotros nunca era de festivalazos de escenario gigantesco, sino más de sala, de casa, donde la gente iba porque quería oírte a ti, quería estar cerca. Ahora vas a un festival y estás tocando a cincuenta metros de la primera persona en primera fila, hay limitadores a cien decibelios… Si vienes un día al local de ensayo lo vas a escuchar mucho mejor, te va a impactar mucho más.
Guille: Hemos coincidido ya en que el local suena de puta madre.
Fran: El otro día vino un colega a traernos un libro y decía: “tío, lo sentía en el pecho”. Eso jamás te va a pasar en un festival. ∎