Libro

Cormac McCarthy

El pasajero / Stella MarisRandom House, 2022

Más de tres lustros alejado de las mesas de novedades y del (cada vez más) mundanal ruido editorial; quince años encerrado en sí mismo y apurando ese zumbido eléctrico que dejó tras de sí “La carretera” (2006) y, de pronto, doble ración de Cormac McCarthy (Rhode Island, 1933). No una novela, como cabría esperar, sino dos. Una suerte de díptico tan íntimamente conectado que, por más que su autor lo concibiera como dos obras supuestamente independientes, se ha puesto en circulación, en España, en un único volumen. Bienvenido sea, pues, este dos por uno que recupera a lo grande a uno de los titanes de las letras estadounidenses. Palabras mayores, sí: hablamos del que, con permiso de Thomas Pynchon y Don DeLillo, está considerado el mayor y más importante escritor vivo de Estados Unidos.

Una medalla que, dicho sea de paso, no parece impresionar demasiado a un autor que prefiere fundirse con las paredes del Santa Fe Institute, donde instaló su despacho hace ya unos cuantos años, antes que comportarse como un escritor al uso. Así que nada de entrevistas ni (casi) apariciones públicas. Que sean las novelas las que hablen por él. Y tanto “El pasajero” (“The Passenger”, 2022) como “Stella Maris” (“Stella Maris”, 2022), hermanas de tinta y sangre, lo hacen alto y claro. Al final, puro apocalipsis mccarthiano, se acaban dando la mano porque, como él mismo escribe, “es lo que hacen las personas cuando están esperando el final de algo”.

En lo puramente formal, las dos novelas son un auténtico festín McCarthy: diálogos magistrales, lenguaje que de tan depurado parece que le acaben de pasar por encima la lijadora, cursivas alucinatorias, la vida y la muerte abriéndose camino a cada párrafo… Analítico y matemático; cerebral pero tremendamente humano, el autor de “Meridiano de sangre” (1985) echa el resto y casi se desfonda (a los noventa años, pocas balas le deben quedar en la cartuchera) con dos novelas-espejo amamantadas por la metafísica, la locura y la existencia humana. El cielo y el infierno, mirándose de reojo a través de los hermanos Bobby y Alicia Western, hijos de un científico que jugó un papel crucial en el desarrollo de la bomba atómica.

El padre maldito, la ciencia, la física cuántica y la naturaleza misma de la existencia humana son algunos de los hilos conductores de dos obras que lo mismo toman impuslo en la biografía del propio McCarthy que atraviesan episodios nacionales como el asesinato de Kennedy o el Proyecto Manhattan. Y todo mientras el estadounidense compone una suerte de thriller metafísico que da voz primero a Bobby Western, buzo y matemático que se sumerge en el mar del golfo de México en busca de un avión al que le falta la caja negra y también, más raro todavía, el décimo pasajero. Sí, “El pasajero”.

Tirando del hilo, más bien de la soga, de la bomba, el Chico Talidomida y los agentes del FBI que le pisan los talones a Bobby, llegamos a “Stella Maris”, donde Alice Western, genio de las matemáticas, charla, o discute, o algo parecido, con su psiquiatra mientras intenta no hablar, Dios no lo quiera, de su hermano. ¿Cordura, dicen? “No hay nada que saber ni nadie que pueda saberlo”, resume McCarthy. Así sea, pues. ∎

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