George “Buddy” Guy, el músico más relevante del blues de Chicago de los últimos veinticinco años, se regala un nuevo disco casi abrazando el club de los nonagenarios. El guitarrista y cantante nació el 30 de julio de 1936 en Lettsworth, Luisiana. Comenzó a tocar en bandas y tugurios en la década de 1950. A partir de 1965, Buddy Guy publicó numerosos álbumes con el armonicista Junior Wells. Luego emergió como líder. Su último maestro fue Muddy Waters.
Dejando las giras en el armario, Guy se centra en su legado y decide grabar un doble álbum, “Ain’t Done With the Blues”, con dieciocho temas, combinando originales –a cargo de su productor de cabecera, el prestigioso percusionista Tom Hambridge, con distintas aportaciones de Richard Fleming, Gary Nicholson y Jimmy Tennant– con estilizadas versiones. El repertorio acentúa la voz y los punteos de guitarra de Guy. De su colección, el músico se decanta por distintas Fender, para la electricidad, y por una Martin, para el country-blues. La presente grabación supone un disco muy orgánico, que se registró entre Nashville y NOLA. Hambridge ha contado con un lujoso equipo de colaboradores: Rob McNelly, guitarras; los teclistas son Kevin McKendree, Mike Rojas y Chuck Leavell (el director musical de los Rolling Stones y celebridad del southern rock), y Tal Wilkenfeld es la talentosa bajista (entre otros, de Jeff Beck y Herbie Hancock), además el contrabajista Glenn Worf.
Como es habitual en el guitarrista, el álbum cuenta con un elenco de invitados de calibre diverso. Entre los participantes se encuentran la nueva sensación del blues contemporáneo Christone “Kingfish” Ingram en “Where U At?”; los Blind Boys Of Alabama en “Jesus Loves The Sinner”, una canción con un fuerte componente góspel; Joe Walsh se luce a la slide en “How Blues Is That”, y comparte protagonismo con el pianista Kevin McKendree en el mismo tema; Joe Bonamassa contiene sus habituales fuegos artificiales y regala unos proteicos riffs en “Dry Stick”, y Peter Frampton muestra un pulso rítmico notable en “It Keeps Me Young”. Tres maneras distintas de entender los puentes entre el rock y el blues. El aficionado más purista no las aceptará con facilidad.
En cuanto a Guy, lo sigue dando todo hasta el último aliento en “Blues on Top”, “Been There Done That” y “Blues Chase the Blues Away”, junto a un McKendree desatado al piano. Más: la pieza inicial “Hooker Thing”, de John Lee Hooker, exclama que el shuffle al estilo de aquel fue una de las primeras cosas que aprendió. En “Love On A Budget” el legendario bluesman se acomoda en la pianística de Chuck Leavell, que repite en la funky “Trick Bag”, de Earl King, y en la balada R&B, “Send Me Some Loving”. Con una Martin, Guy nos gana en el brevísimo country-blues “One From Lightnin’”, de Preston Foster, autor de “Got My Mojo Working”. A continuación, nos pone en alerta en el midtempo “I Don’t Forget”, una reflexión desde el corazón y, también, un desafío a la desmemoria sobre crecer en una sociedad racista; con Mike Rojas (órgano), Rob McNelley (slide), Glenn Worf (bajo) y Tom Hambridge (batería). Todos juntos de nuevo juntos en la tune que cierra la sesión, una evocadora versión de “Talk To Your Daughter”, un clásico de J.B. Lenoir.
“Ain’t Done With the Blues” es más que una notable colección de canciones: es una celebración de toda una vida dedicada al blues. Tradición, evolución y actualidad. George “Buddy” Guy es la última chispa del blues de Chicago. Sabe por su metrónomo vital que el género ya no es lo que fue. Con él acabará una época. ∎