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Cala Vento

“Esto es un poco bailar llorando”

Fotos: Marta Vilardell

16.05.2023

Necesitamos darle condición de posibilidad a un futuro mejor, dibujar escenarios más apacibles que un presente atropellado. No es aventurado sentir que a este mundo le hacen falta lugares como el que da nombre a Cala Vento. Unas coordenadas donde haya movimiento, donde ocurran cosas. En cierta manera, una “Casa Linda”, como el disco que presenta el dúo catalán.

S

i se les echaba de menos es por algo. Si parece que ha pasado mucho tiempo desde el anterior disco de Cala Vento, es porque en cierta manera es así. “Balanceo” (Montgrí, 2019), que nos dejó frases luminosas para corear como “cuando miro alrededor soy del bando ganador” o “Google me jubilará, sé que no, no podrá, su ambición le matará”, data de 2019. Entre entonces y ahora han pasado cosas. Como poco, una pandemia. Fue un momento en el que la pareja artística formada por Aleix Turon (guitarra y voz) y Joan Delgado (batería), que de estarse quietos tienen poco, aprovechó para construir su propio estudio. Fuera de la banda también han ocurrido cosas. Por ejemplo, las ganas de ver por dónde salía musicalmente el dúo han crecido más y más hasta desembocar en esta primavera de desquite en la que entregan su cuarto álbum, “Casa Linda” (Montgrí, 2023).

Una estación, la de la alergia y la convivencia del edredón nórdico con el pantalón corto, ideal para estas once nuevas canciones. Aleix sigue escribiendo letras como si recetase vitaminas. La batería de Joan es la que queremos que nos saque de la cama un sábado soleado. No sabemos qué nos pasa como sociedad, pero los temas de Cala Vento tienen la rara capacidad de enseñarnos lo que sí nos debería estar ocurriendo de una manera seguramente más merecida. Sin sermones. Lejos de quedarse ensimismados en el mundo interior de dos personas bien avenidas, miran hacia fuera, y esta vez han contado con ayuda técnica de Martin “Youth” Glover –bajista y fundador de Killing Joke–, Emili Bosch y Santi Garcia, y lírica del coro Gospelians de Girona, Amaral y Gorka Urbizu, que se marca una colaboración que pone a hiperventilar a los fans de Berri Txarrak en un tema que además une euskera y catalán. Con este disco, uno tiene la sensación de que Cala Vento ha logrado ese paradójico grial de sonar a la vez únicos y universales.

Cuando Aleix y Joan cantan, por ejemplo, que“es mejor cuidar lo poco que nos salve que aspirar a vivir un día en Marte” sabemos que hubo un día, un momento, en el que hicieron lo mismo que nosotros. Leer la idéntica noticia, probablemente abrir el mismo enlace o simplemente ver desfilar el titular en un condenado scroll muy parecido al nuestro sobre las ínfulas de un multimillonario. Uno que puede que deteste tanto a las personas como para tener que escapar de ellas en la inmensidad del espacio. Cala Vento no. Su música recela de la gente que pone las cosas más difíciles teniéndolo todo de cara y celebra a la que se lo curra día tras día y no baja los brazos. Saben que esa es la mayoría. Ellos están bien con la gente y el mundo y eso se nota en “Casa Linda”. Cala Vento podría ser cualquiera de nosotros en un mal martes o en un buen sábado. Disclaimer para despistados: aquí el camino al bienestar, el remanso de paz que se ansía, no está exento de cuestiones incómodas. Aleix y Joan también nos dan el hombro y se preguntan, a ellos y a nosotros, “¿Qué hay del placer?” y “¿Qué nos gusta hacer?”. No es momento de contestar esas preguntas, que a veces solo encuentran respuesta en un estribillo compartido en un concierto, pero sí otras.

En plena entrevista: Joan Delgado y Aleix Turon.
En plena entrevista: Joan Delgado y Aleix Turon.


En el momento de esta charla, acabáis de llegar de México. No es ni mucho menos la primera vez que tocáis allí. ¿Qué tal os ha ido?

Aleix: Muy bien. Es la séptima u octava vez. Llegó un punto en el que nos dimos cuenta de que tardamos lo mismo en volar a México desde Barcelona que en ir a Vigo en furgoneta. Nos lo planteamos así, ir allí las mismas veces que hemos ido a tocar a Galicia o Andalucía. Si quieres hacer una carrera en un sitio, tienes que currar y que la gente te sienta como un grupo próximo que forma parte, si no de su escena, sí de cierto circuito.

Joan: Y luego que aquí creo que solemos tener en un altar Estados Unidos o Inglaterra para ir a tocar. Nosotros, ya la primera vez que fuimos a México, quedamos encantados con el país. El idioma ayuda, la gente es muy próxima y está siempre superabierta a descubrir música. Además, tenemos muy claro que cuando vamos es con un afán de querer formar parte de aquello.

¿“Casa Linda” se lleva gestando tanto tiempo como parece?

Joan: “Más que satisfechos” es la canción más antigua. La idea es de antes incluso que el anterior álbum. “Equilibrio”, por ejemplo, la hicimos cuando todavía no te podías juntar por la pandemia, cada uno seguía la parte que había dejado el otro en el estudio. El disco canaliza cuatro años. Nunca habíamos estado tanto tiempo sin sacar un álbum.

Aleix: Habla mucho del hogar y del concepto de casa. No es intencionado, pero inevitablemente puede estar conectado con la pandemia.

¿Es verdad que construisteis el estudio viendo tutoriales de albañilería durante la pandemia?

Joan: Sí, en diez meses. A veces entro en el estudio y lo miro y pienso: “No sé cómo hicimos esto”. Do it yourself al extremo. Nos cancelaron treinta bolos por el COVID y quisimos aprovechar el tiempo. También fue un poco terapia estar ahí de ocho de la mañana a diez de la noche cada día.

Aleix: Teníamos muchas humedades y la excusa era repararlo, pero se nos fue de las manos.


“Una vez al acabar un concierto me vino una persona y me dijo: ‘Me pasa algo con Cala Vento, que es que escucho las canciones y tengo ganas de llorar porque habláis de cosas que me tocan, pero bailo y me lo paso bien porque con la música y cómo lo cantáis me transmitís algo que no va con la letra’

Joan Delgado



En el álbum hay muchos arreglos, voces dobladas, coros. Da la impresión de ser un disco muy cuidado.

Aleix: Es en el que hemos invertido más tiempo. De entrada ya queríamos que fuera así, también por los recursos que teníamos. Hemos trabajado con distintos productores, las voces las hemos grabado nosotros en nuestro estudio, con todo el tiempo del mundo. Era como: “Vamos a experimentar como nunca”. En cuanto a los arreglos, para nosotros es un gozo grabar un disco porque ahí no somos dos, sino los que queramos. Como compositores nos da mucha vida, queríamos pasarlo bien y no nos pusimos ninguna línea roja.

Joan: Es el primer disco en el que estoy cien por cien convencido de todo. Buscamos un cambio de sonido y lo hemos conseguido. Cuando ves que el resultado es como te esperabas, es increíble. Tantas horas y marrones para llegar a lo que queríamos.

Sois dos, pero miráis hacia fuera. Habéis estado bien rodeados: Amaral, Gorka Urbizu, Gospelians de Girona.

Joan: Se resume en la voluntad de trabajar con otra peña, de crear comunidad. Justo después de la pandemia hicimos un espectáculo en Girona, “La comunidad”, que juntaba el coro de Gospelians, una escuela de primaria y un grupo de batucada de la calle. Aquí nació la idea de que alguna de estas entidades estuviera en el disco. Nunca hemos buscado la colaboración de cara al mercado.

Aleix: La prueba es que tenemos una colaboración con Lluís Gavaldà (cantante y compositor de Els Pets) que es un hidden track de “Balanceo” que nadie ha escuchado.

Joan: La de Amaral surgió porque Aleix dijo que quedaría flipante un vozarrón y le mandamos un e-mail, le encantó y cuadró todo. La conexión surgió porque Eva y Juan son muy fans de Lagartija Nick, con quien compartimos management.

Aleix: Y con Gorka un poco lo mismo. Lo invitamos a un concierto en Pamplona, se esperó a que acabásemos de hablar con los fans y nos trajo hasta regalos. Teníamos una canción que se nos atravesaba y se la dimos con toda la jeta del mundo en plan “soluciona esto”. Al cabo de unas semanas nos mandó una melodía flipante y entró a última hora en el disco.

Depuración de la intensidad.
Depuración de la intensidad.


¿Es un disco optimista?

Aleix: Yo creo que sí. Nos gusta decir que nuestra música celebra lo fatal y eso me parece optimista. Identificamos bien las cosas que no nos gustan, dramáticas a nivel personal o colectivo, pero intentamos aportar un poco de apoyo o de acompañamiento.

Joan: Una vez al acabar un concierto me vino una persona y me dijo: “Me pasa algo con Cala Vento, que es que escucho las canciones y tengo ganas de llorar porque habláis de cosas que me tocan, pero bailo y me lo paso bien porque con la música y cómo lo cantáis me transmitís algo que no va con la letra”. Pues es un poco esto: bailar llorando. La canción “Conmigo” creo que es un buen ejemplo de eso.

¿Es más luminoso que “Balanceo”?

Joan: Sí, sí que lo es.

¿Ha cambiado vuestro momento personal?

Joan: Mucho.

Aleix: Hemos hecho este disco en un muy buen momento.

Las letras de Artur Estrada para Nueva Vulcano han sido importantes para vosotros. ¿Ha habido algún momento de intentar separarse conscientemente de sonar parecido a ellas?

Aleix: Esto es algo que hicimos en los dos primeros discos. Ya en “Balanceo” ni se nos pasaba por la cabeza que nos pareciéramos. Tenía la sensación de identidad propia. Las letras de Cala Vento son las palabras que nos gusta usar y la manera de ordenarlas que tenemos.

Joan: Cuando Eric Fuentes (produjo sus dos primeros álbumes y coprodujo el tercero) nos dijo que sonábamos a Nueva Vulcano, Aleix y yo no los conocíamos. Lo escuchamos, nos flipó y probablemente las siguientes canciones sonarían aún más a ellos (risas).



“Cuando aceptas quién eres y cómo te gusta hacer las cosas vives mucho más tranquilo. Además, tenemos resultados claros de que nos va bien siendo nosotros mismos. Que también es más fácil ser tú mismo cuando te va bien siéndolo”

Aleix Turon



El concepto de “casa linda”, la canción, el disco, ¿hace también referencia al problema de la vivienda?

Aleix: Sí. Siempre he tenido muchos problemas para encontrar un sitio y estar bien. Si no tienes algo tan básico como un sitio para tener tus cosas, es jodido.

Joan: Cualquier persona de 30 años que intente vivir sola va a tener problemas.

Transmitís energía consiguiendo evitar sonar a Mr. Wonderful.

Joan: Hablamos bastante de Mr. Wonderful como ejemplo a no seguir. De hecho, a veces decimos: “Uy, no, esto es demasiado Mr. Wonderful, por aquí no”.

Aleix: La energía sale bastante de la personalidad de Joan. Es muy explosivo y apasionado, un terremoto. Además, toca la batería, que es el instrumento con el que puedes desarrollar mejor esa personalidad. Entonces, me lo contagia. Yo soy mucho más tranquilo. Supongo que por eso pasa que son letras reflexivas cantadas con energía.

Escuchando el álbum da la impresión de que no tenemos ni idea de qué nos pasa, pero que no por ello debemos perder la esperanza.

Aleix: Exacto. Hay una canción que no sale en el disco y nos servía mucho para definir qué es “Casa Linda”. El estribillo decía “hoy seremos parte de tantos problemas en todas partes, dame una tregua por unos instantes”. Somos conscientes de que alimentamos el sinsentido que hay montado, pero también necesitamos esas treguas. A mí ir al supermercado me da pánico, no sé dónde meter mi dinero entre tanto producto. Tengo que entrar con otra mentalidad, diciéndome “tranquilo, haces muchas cosas bien, tienes sentido común”. El disco habla de encontrar sitios de remanso. Incluso pensamos llamarle “Oasis”, pero era precisamente muy Mr. Wonderful.

Amable, en forma y fondo, es otra palabra que puede definir el disco.

Joan: Eso también está pensado a nivel de sonido. En otros discos eso no lo tuvimos en cuenta. Este queríamos poder escucharlo tranquis.

Creando comunidad.
Creando comunidad.


Da la impresión de que conocéis el poder de un estribillo que se canta abrazado a tus amigos.

Aleix: Joan insiste mucho en eso. A veces dice: “A esta canción le falta un buen estribillo”.

Joan: Es algo relacionado con las sensaciones. No es que pensemos “ahora la peña aquí va a corear”. Sí es verdad que desde que descubrimos que la gente canta nuestras canciones podemos jugar con eso, pero no es habitual. Con “Ferrari”, por ejemplo, me faltaba algo de emoción y puño en alto, y así salió ese estribillo. Tengo esa obsesión con los estribillos luminosos de acordes mayores.

En algún tema vuelve a hablarse de ambición: “Es mejor cuidar lo poco que nos salve que aspirar a vivir un día en Marte”.

Joan: Hace tiempo que tengo la sensación de que todo es una constante competición entre todos. Es algo que me molesta mucho. Todo el rato todo el mundo está comparando, intentando ser más y más que nadie. Durante los casi diez años que llevamos como banda hemos ido poco a poco, viendo a los que iban pasando, pero es que queremos ir así y que esto dure mucho. Que nuestro grupo sea nuestro proyecto de vida. No hay prisa, ya creceremos, y si no crecemos nunca estamos bien como estamos. Hay que saber valorar el éxito que tienes aunque no parezca mucho. Ya hemos cumplido todos los sueños que teníamos cuando empezamos.

¿Habéis pensado alguna vez que merecíais mayor repercusión?

Joan: Es inevitable. Hay gente que te lo dice. Pero, si piensas en frío, somos dos personas que viven de la música y hacen lo que les gusta.

Aleix: El reconocimiento es un concepto muy complejo. Da para varias canciones. Hemos aprendido a lidiar con él. Hemos tenido períodos en los que nos sentíamos más infravalorados, pero ha llegado un punto en el que estamos mucho más tranquilos y, no sé si a raíz del sello, con el que hemos empezado a ayudar a otras bandas a trabajar, nos hemos dado cuenta de lo afortunados que somos. Seguimos estando ahí con un cuarto disco, con conciertos en los festivales que más molan. Lo valoramos muchísimo. Hay mogollón de bandas que quieren estar ahí, nosotros recibimos tres o cuatro e-mails a la semana de grupos que quieren sacar un disco con nosotros. Si no tuviéramos el sello, eso igual no lo hubiéramos percibido tanto.

Dedicáis una canción entera, “Ferrari”, a la tentación. ¿Os han aparecido muchos coches de esos?

Aleix: Alguno. Tenemos la suerte de que nuestro mánager es muy tranquilo y siempre que ha aparecido un Ferrari hemos tenido mucha calma para analizar si nos interesaba. Evidentemente, hemos tenido dudas siempre, pero estamos bien. Cuando aceptas quién eres y cómo te gusta hacer las cosas vives mucho más tranquilo. Además, tenemos resultados claros de que nos va bien siendo nosotros mismos. Que también es más fácil ser tú mismo cuando te va bien siéndolo.

Cala Vento: “Ferrari”, vídeo dirigido por Manel Serrat.

La libertad es a veces poder decir que no.

Joan: Antes de montar Montgrí teníamos un contrato de una multinacional a punto de firmar. Fue como “o esto o lo contrario”. Y mira.

A Montgrí, el sello llamado así en honor al macizo de vuestro Empordà, parece irle bien.

Joan: Es la gran novedad en nuestras vidas. Son cuatro años pero menos de dos desde los discos de Biznaga, Vulk, Yawners o La Élite. Me acuerdo de una reunión en la que pensamos en posicionarnos con buenos discos, pero no en qué pasaría cuando eso sucediera. Antes éramos tres personas y ahora somos seis. Ese “y luego qué” se ha convertido en que Montgrí pone el freno de mano y cuida de las bandas que tiene como merecen, pero es complicado porque ya no damos abasto. Tener un grupo que funciona y un sello que también lo hace son dos cosas que dan mucho trabajo. Estamos encantados con el equipo que hemos creado y nos sentimos afortunadísimos.

En el disco se hace alusión a las pantallas, la desconexión, los espejos de la comparación y la validación online. ¿Cómo vivís las redes?

Joan: Mal. Yo creo que no hemos aprendido todavía a convivir con ello. Es nuevo aunque lleve años. Cambia cada día. Nosotros seguramente usamos la excusa de que tenemos que estar en Instagram. Es una cosa que no sé cómo abordar, preferiría que en mi vida no estuviera eso. Con este disco hemos hecho una newsletter para fans y ojalá en un tiempo corto pudiéramos solo comunicarnos por ahí. No estar en redes: ojalá llegue ese día.

¿Cómo es esa playita imaginaria llamada Cala Vento?

Joan: Un sitio donde dejar nuestras cosas y ser nosotros mismos, que es lo que intentamos todo el rato. Con viento para que no falte energía, movimiento y vida. ∎

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