Duane Eddy (1938-2024) murió en un hospital de Franklin, Tennessee, el pasado martes, 30 de abril. Acababa de cumplir 86 años y estaba enfermo de cáncer, según confirmó su esposa, Deed Eddy. Con su fallecimiento, perdemos a una de las primeras estrellas del universo rock’n’roll, pero no una cualquiera. Eddy conjugó el éxito comercial y un amplio reconocimiento entre los pioneros del género como guitarrista, facturando música instrumental de alto voltaje, abordando temas propios y versiones de estándares muy variados: Henry Mancini, el Gran Cancionero Americano, country, blues, twist, Bob Dylan, surf, rhythm’n’blues… Nada escapaba a su versátil dote interpretativa.
Entre sus aportaciones sónicas, destaca el twang, técnica que Eddy destiló y perfeccionó con ayuda de su mentor Lee Hazlewood, quien supervisó el camino de ascenso al estrellato rockero tras algunos singles de probatura que no terminaron de calar en las listas. Eddy había nacido en Corning, Nueva York, pero pasó su adolescencia entre Tucson y Coolidge, en el desértico estado de Arizona. La amistad con el músico y productor –por entonces DJ de radio en Coolidge, aunque luego ejerció dicho trabajo en una emisora de Phoenix– fue esencial para definir los contornos sonoros del twang.
En 1957, Hazlewood se topó de forma casual con un tanque de agua abandonado en la orilla del Río Salado y comprobó el potente eco que se generaba en su interior. Ordenó trasladarlo al parking del estudio Audio Recorders de Phoenix y animó a Eddy a que tocara dentro, donde había colocado un amplificador y un micro. Como Eddy concentraba el rasgueo de la mano derecha en las cuerdas graves de su guitarra de cuerpo hueco Gretsch Chet Atkins 6120, el sonido resultante era profundo, cinemático, evocador y completamente distinto a cualquiera que se hubiese registrado antes.
El twang no tardó en permear su obra y en definir su estilo, convirtiendo a Duane Eddy en guitarrista predilecto, en héroe de las seis cuerdas, de la edad dorada del rock’n’roll. Canciones como “Rebel Rouser”, “Movin’ N’ Groovin’” o “Cannonball”, coescritas junto a Hazlewood e incluidas en el iniciático álbum “Have ‘Twangy’ Guitar Will Travel” (Jamie, 1958), definieron un nuevo estándar sonico para el género y situaron al disco en el top 5 de la lista estadounidense de ventas. Ese potentísimo eco guitarrero cruzó el Atlántico y se hizo notar de inmediato en el Reino Unido. Y el éxito del tándem Eddy-Hazlewood continuó en ambos mercados con álbumes como “Especially For You” (Jamie, 1959), “The ‘Twangs’ The ‘Thang’” (Jamie, 1959), el recopilatorio “$1,000,000 Worth Of Twang” (Jamie, 1960) y sencillos como “Shazam!” (1960), su versión de la inmortal obertura de Henry Mancini para la serie “Peter Gunn” (Blake Edwards, 1958-1961), “Because They’re Young” (1960) o “Dance With The Guitar Man” (1962).
En 1967, abrió un paréntesis en su carrera y dejó de publicar álbumes, trabajando esporádicamente como productor y músico de sesión. Dirigió la grabación de “Star Spangled Springer” (1973), el debut en solitario de Phil Everly; y participó puntualmente en “I’ve Always Been Crazy” (1978), de Waylon Jennings. También dejó su sello guitarrero en trabajos de P.F. Sloan y B.J. Thomas.