La historia de una leyenda atemporal.
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Centro de Gravedad

“Neon Genesis Evangelion”: un nuevo final, un nuevo principio

26 episodios, dos películas que presentan un (primer) final alternativo y una tetralogía de filmes posterior que ofrece una relectura completa de toda la serie y, por supuesto, una nueva conclusión. Es el balance de “Neon Genesis Evangelion”, un antes y un después en el mundo del anime desde que se estrenara su primer capítulo el 4 de octubre de 1995 en Japón. ¿Por qué se ha convertido la obra de Hideaki Anno en una serie atemporal y de culto capaz de atravesar fronteras y generaciones? Con motivo de la llegada de su última película, “Evangelion: 3.0 + 1.0 Thrice Upon A Time” (2021), orbitamos alrededor de su onda gravitacional.

“Ser director consiste en saber cuándo darse por vencido”. Lo dicen los músicos sobre sus discos, los cineastas sobre sus películas, los escritores sobre sus novelas, y lo dice Hideaki Anno (Ube, 1960) sobre “Neon Genesis Evangelion” (“NGE”), la serie de animación posmoderna por excelencia y, juntamente con “Akira” (Katsuhiro Otomo, 1988) y la filmografía de Satoshi Kon, la gran obra de culto de la animación japonesa contemporánea.

Creada en 1995 por un entonces treintañero Anno de la mano del estudio Gainax, “Evangelion” ha sido una serie en constante mutación desde sus inicios. A su periplo original de 26 episodios emitidos entre 1995 y 1996 en TV Tokyo, con una conclusión que enfureció a los fans en ese momento, se le sumaron dos largometrajes inmediatamente después: “Evangelion: Death & Rebirth” (Hideaki Anno & Masayuki & Kazuya Tsurumaki, 1997) y “The End Of Evangelion” (Hideaki Anno & Kazuya Tsurumaki, 1997), que ofrecían un final alternativo con mucho más presupuesto, mucha más espectacularidad y toneladas de nihilismo en contraposición con el desenlace original, más introspectivo, psicoanalítico y, dentro de lo que cabe, esperanzador. A todo ello había que sumarle la adaptación al manga, a cargo del ilustrador de la serie Yoshiyuki Sadamoto, que también ofrecía su propia visión de la trama, y un reguero de videojuegos y subproductos de merchandising que a su vez ahondaban en otras historias, personajes, interpretaciones y universos paralelos (según este entusiasta vídeo de Crunchyroll, el total de “líneas temporales” del universo “Evangelion”, incluyendo todos esos productos complementarios asciende a… 37).

La trama inicial de la serie es sobradamente conocida a estas alturas: Shinji Ikari, un joven de 14 años, es llamado por su padre, Gendo Ikari, años después de que este lo abandonara. Le pide que pilote el Evangelion, un robot gigante con forma humanoide, ante el ataque de una terrorífica criatura a la que llaman “Ángel”. A partir de aquí, se despliega una trama que en su superficie explica cómo la humanidad se defiende, a través de una organización llamada Nerv, de estos ataques cada vez más frecuentes, y a su vez, de forma paulatina, va introduciendo capas y capas de conceptos religiosos, filosóficos y psicológicos que abruman, atrapan y desconciertan por igual. Conspiraciones, giros inexplicables y dilemas morales hacen transitar la serie en un equilibrio frágil entre la acción y la aventura que se le pedía a una obra de estas características en la época y todo un universo metafísico que lleva la firma de Anno y que ha convertido la obra en el objeto de adoración que es hoy.

La revolución del imaginario mecha.
La revolución del imaginario mecha.

En solo dos años, “Neon Genesis Evangelion” se convirtió en un canon: era la serie que había revolucionado la animación japonesa deconstruyendo los subgéneros de los mecha (relatos con robots gigantes y luchas épicas por salvar a la humanidad) y el kaiju-eiga (películas sobre monstruos gigantescos que hacen estragos en las urbes niponas), aportándoles personajes tridimensionales. Amasó un seguimiento masivo y entusiasta, para luego irritar a esos mismos fans y concederles una redención en forma de final alternativo envenenado. A partir de allí, lejos de verse eclipsada por sus sucesoras, “Evangelion” prosiguió en su papel de obra referencial, llegando a las nuevas generaciones gracias a los temas atemporales que aborda. Tanto es así que, una década después de finalizar la serie, Hideaki Anno vio la oportunidad de resucitar la saga con “Rebuild Of Evangelion”, una reconstrucción formada por cuatro películas que iban a ofrecer una nueva versión de la historia: “Evangelion: 1.0 You Are (Not) Alone” (Hideaki Anno & Masayuki & Kazuya Tsurumaki, 2007), muy similar a los primeros capítulos de la serie; “Evangelion: 2.0 You Can (Not) Advance” (Hideaki Anno & Masayuki & Kazuya Tsurumaki, 2009) y “Evangelion: 3.0 You Can (Not) Redo” (Mahiro Maeda & Masayuki & Kazuya Tsurumaki, 2012), en las que la historia ya avanza por derroteros distintos con tramas inéditas y nuevos personajes, y “Evangelion: 3.0 + 1.0 Thrice Upon A Time” (Mahiro Maeda & Katsuichi Nakayama & Kazuya Tsurumaki, 2021), la entrega final, demorada durante más de un lustro por múltiples motivos, estrenada finalmente con todos los honores en marzo de este año en Japón y en agosto en el resto del mundo de la mano de Amazon Prime Video. Para ello, Anno se independizó de su estudio de toda la vida, Gainax, y fundó su propia empresa, Studio Khara, con el objetivo de abordar esta obra cuádruple que ha tardado 14 años en completar definitivamente.

Una historia que se repite

Corre por YouTube un vídeo titulado “Twin Peaks ACTUALLY EXPLAINED (No, Really)” que ha sido visto casi dos millones de veces a pesar de su duración de cuatro horas y media. Su mera existencia y aceptación retrata de forma precisa el tipo de serie (fenómeno, universo, culto) que creó David Lynch a principios de los 90 y remató a finales de la pasada década: un pozo inacabable de interpretaciones, teorías y justificaciones, alimentadas por la construcción de una mitología propia que cogía elementos prestados de muchas fuentes distintas.

Ocurre algo muy similar con “Evangelion”. De hecho, es posible que Anno introdujera por primera vez la idea de reescribir “Evangelion” el día inmediatamente después del estreno de la película “The End Of Evangelion” en 1997, a juzgar por un comentario que hace sobre “un nuevo guion” en un minidocumental de la época sobre la creación de dicho filme. De ser así, guardaría cierto paralelismo con ese lacónico “I’ll see you again in 25 years” que David Lynch espeta vía Laura Palmer en el último episodio de la segunda temporada de “Twin Peaks” y que, como una profecía, se acabó cumpliendo.

Del mismo modo que “Evangelion”, “Twin Peaks” también despliega su universo en formatos distintos: primero, la serie original entre 1990 y 1991; después, la película “Twin Peaks: Fire Walk With Me” (1992), y años más tarde, el resurgimiento de los personajes a modo de autohomenaje y expansión de la leyenda en “Twin Peaks: el regreso” (2017). Y resulta curioso que, sin ahondar en detalles que puedan lamentar aquellos que no hayan visto alguna de las dos obras, ambos resurgimientos coqueteen específicamente con el concepto del tiempo y la realidad. “‘Eva’ es una historia que se repite”, escribía Anno en una carta pública en 2007 anunciado la llegada de “Rebuild Of Evangelion”, anticipando el marco que acogería su retorno.

Ciencia ficción y psicología

Aunque, efectivamente, “Evangelion” rompió la baraja de su género, no surgió de la nada. El propio Hideaki Anno ya testeó con “Gunbuster” (1988-1989) algunos de los pilares que después perfeccionaría de cara a su gran obra, y, por supuesto, iconos del género como las clásicas series “Ultraman” (Eiji Tsuburaya, 1966-1967) y “Mobile Suit Gundam” (Yoshiyuki Tomino, 1979-1980), o el manga de Go Nagai “Mazinger Z” (1972-1974), son referencias ineludibles en líneas generales. Pero seguramente fue en la violencia explícita de otro clásico, “Devilman” (1972-1973), también inspirada en la obra de Go Nagai, y en las tramas adultas de “Space Battleship Yamato” (Leiji Matsumoto & Yoshinobu Nishizaki & Eiichi Yamamoto, 1974-1975), donde Anno encontró los matches que tenía en la cabeza. De hecho, en el momento de concebir la serie, su creador se había mostrado muy crítico con el estado de salud de la animación japonesa, criticando su conformismo y su infantilidad en el contexto de una galopante recesión económica y una sociedad anímicamente decaída por la crisis de los años 80. Su público objetivo, ha explicado, eran adultos de 30 años, aunque la realidad es que la serie también conectó directamente con los adolescentes debido al arco típicamente coming of age que protagoniza Shinji a lo largo de toda la trama.

Un “coming of age” épico.
Un “coming of age” épico.

Más allá de la huella japonesa, existen similitudes respecto a algunas temáticas e ideas que Anno desarrolla en la serie y que parecen, como mínimo, inspiradas por obras literarias de ciencia ficción. La apropiación de mitos religiosos y la lucha apocalíptica entre el bien y el mal pueden encontrarse, sin ir más lejos, en novelas de la última época de Philip K. Dick como “La invasión divina” (1981), del mismo modo que el Proyecto de Complementación Humana (“Human Instrumentality Project”, en inglés), uno de los temas centrales de la trama de “NGE”, conecta de forma muy directa con “Los señores de la instrumentalidad”, un concepto creado por el escritor norteamericano Cordwainer Smith para denominar al grupo de hombres que, en sus historias, decidían el destino de la humanidad. Incluso los dos capítulos número 26 de “Evangelion”, el de la serie original y el de “The End Of Evangelion”, reciben sus títulos directamente de otras obras: el primero, “La bestia que gritaba amor en el corazón del mundo”, lo comparte con una novela de 1968 de Harlan Ellison; el segundo, “Magokoro wo Kimi ni” (o “Sincerely Yours”), se corresponde con el título que recibió en Japón “Charly” (Ralph Nelson, 1968), la adaptación cinematográfica de “Flores para Algernon” (1959) de Daniel Keyes, una obra con sólidos paralelismos con el espíritu de la serie.

Todos estos detalles nos sirven para encuadrar una creación que, en su más pura esencia, utiliza la ciencia ficción y un escenario posapocalíptico para abordar el tránsito por la depresión, el abismo existencial y el tortuoso camino hasta la madurez de su protagonista. A través de las diferentes tramas e incluso de los finales distintos de “NGE”, Anno introduce diversos temas religiosos (hay mucha simbología procedente de la Cábala y de la tradición judeocristiana), espirituales (los dilemas éticos acerca de la evolución de la especie humana y su lugar en el mundo) e incluso políticos (no son pocas las referencias a un mundo en el que los países están enfrentados y las consecuencias de algo equivalente al cambio climático son evidentes). Pero, al final, todo pasa por Shinji: su manera de enfrentarse al mundo es la que marca el destino de la serie. Se explica en el capítulo 4 de la serie original con la parábola del Dilema del Erizo de Schopenhauer y se proyecta a lo largo de toda la obra y de todos sus personajes (Asuka, Rei, Misato, Ritsuko, Kaji, Gendo, Fuyutsuki...): cuanto más nos acercamos a otros para recibir su calor, más nos tenemos que exponer a que nos hagan daño. Ese es el proceso que debe completar Shinji: el arco del antihéroe en “Evangelion”. El que, para poder salvar al mundo, tiene que salvarse antes a sí mismo.

Fenómeno pop minoritario

El riesgo que tomó Anno con “Evangelion” y su éxito incontestable contribuyeron directamente a la regeneración de la industria del anime en Japón de finales de los 90 y el auge definitivo de la cultura otaku. Por primera vez una serie era celebrada por el gran público de su país gracias a su profundidad y complejidad, en una obra claramente de autor que, como suele suceder, propició una ola de imitadores que trataron de repetir la fórmula sin demasiado acierto. De entre toda la ola de anime post-“NGE”, entre la que llegaron títulos interesantes como la serie “Gasaraki” (Ryosuke Takashi & Sunrise, 1998-1999), el manga “Fullmetal Alchemist” (Hiromu Arakawa, 2001-2010) y “RahXephon” (Takeaki Momose, 2002), cabe destacar dos: “Revolutionary Girl Utena” (Chiho Saito & Be Papas, 1996-1997), por la deconstrucción de un género, el shojo, supuestamente enfocado a chicas adolescentes, además de por su enfoque LGBTQ+ (en eso le da unas cuantas vueltas a “NGE”, todo sea dicho), y “Serial Experiments Lain” (Ryutaro Nakamura, 1998), que redoblaba la apuesta experimental de “Evangelion” con una puesta en escena deudora del surrealismo “lynchiano” y el planteamiento distópico –e inquietantemente premonitorio– de un mundo en el que internet acabaría importando más que la vida real.

Con todo, el propio Anno reconoce en entrevistas recientes que le sorprende la trascendencia que “NGE” ha tenido en el mundo porque, a la hora de crear sus proyectos, él solo tiene en mente al público japonés. Y lo cierto es que resulta innegable que la propuesta de la serie parte de un contexto sociocultural muy propio de Japón, y que a veces propicia que haya algunas barreras para empatizar con temáticas y personajes. Quizá por eso, “Evangelion” no goza del reconocimiento mainstream en el mundo occidental que sí tiene en Japón –sirva como botón de muestra el hecho de que llegase a tener su propio tren Shinkansen, que conmemoraba el 20º aniversario de la serie–, y está más cerca de ser una suerte de fenómeno pop de minorías. Si su reciente incorporación a los catálogos de Netflix y Amazon Prime Video pueden darle la vuelta a este escenario es algo que aún está por ver.

“Pacific Rim”, de Guillermo del Toro, clara deudora de “Evangelion”.
“Pacific Rim”, de Guillermo del Toro, clara deudora de “Evangelion”.
El fenómeno fan de “Evangelion”, sin embargo, es tan apasionado y militante que de vez en cuando se cuela en sitios inesperados. Como en una escena de “Retratos de una obsesión” (Mark Romanek, 2002) con Robin Williams, o “Pacific Rim” (2013) de Guillermo Del Toro, inspirada quizá un pelín demasiado en la serie –por cierto, a Anno, que firmó su propia y nada tópica visión del kaiju eiga con la película de imagen real “Shin Godzilla” (2016), no le convenció demasiado la película de Del Toro–. O en “Colossal” (2016) de Nacho Vigalondo, quién sabe si de manera accidental, compartiendo la filosofía de la deconstrucción de un género y algún que otro plano bastante parecido. Del mismo modo, es más significativa la reciente colección de ropa de “Evangelion” producida por Bershka que las de las marcas japonesas Uniqlo y Undercover.

No darse por vencido

Pero ¿por qué decide Hideaki Anno retomar su aclamada obra más de una década después? Hay varias posibilidades, y seguramente todas sean válidas a su manera: la primera es que Anno necesitaba oxígeno económico para lanzar Studio Khara, su propia productora después de salir de Gainax y, como Taylor Swift regrabando sus discos anteriores, optara por producir una nueva saga cuyos derechos le pertenecieran totalmente. La segunda tiene que ver con el hecho de que el director ha reconocido que él mismo estaba sumido en una profunda depresión durante el proceso de creación y producción de la serie original, y que quizá había llegado el momento de revisitar la historia desde un prisma algo más optimista. El tercero apela al orgullo y la responsabilidad: “En los últimos 12 años, no ha habido un ‘anime’ más novedoso que Eva”, escribía Anno en la carta abierta antes mencionada. No se trataba, por tanto, de un regreso alimentado por la nostalgia, como cada vez estamos más acostumbrados a ver en terrenos musicales y audiovisuales; era Anno enfrentándose de nuevo al universo de Evangelion, a los personajes que había creado, hecho crecer y, en muchos casos, había matado. El creador que se resiste a dar su obra por concluida.

Hideaki Anno, la mente detrás de “Evangelion”.
Hideaki Anno, la mente detrás de “Evangelion”.

Quizá por ello el tono de las tres primeras películas de “Rebuild Of Evangelion” desconcertó a los fans más acérrimos. En ellas se priorizaba la acción por encima de los diálogos, la espectacularidad por encima de la profundidad y, sobre todo, se simplificaban tramas y personajes. En ese sentido, generó bastante revuelo la inclusión de un nuevo personaje femenino, Mari, una misteriosa piloto cuya historia se desconocía por completo. Más allá de la opción de que hubiera sido incluida en la obra para vender más merchandising y contentar a los fans que necesitaban algo nuevo (lo que se conoce como “fan service”), no es hasta el desenlace final de la cuarta película cuando entendemos por qué Anno la introduce en la historia.

Porque sí, en “Evangelion: 3.0 + 1.0 Thrice Upon A Time”, Anno endereza el rumbo y logra trazar un precioso homenaje a sus personajes al tiempo que brinda una recta final en la que no solo retoma sino que multiplica la profundidad y simbolismo que hacen de “Evangelion” algo irrepetible. La película logra combinar los dos extremos de la serie: una primera parte contemplativa y, por momentos, bucólica que permite que se desplieguen los personajes como nunca antes, y una segunda mitad absolutamente desbocada en la que la trama se abre en canal y las piezas empiezan a encajar.

Es una vez terminada esta tetralogía de películas cuando comprendemos que, más que una sustitución, “Rebuild Of Evangelion” es un complemento, una historia paralela que nos ayuda a entender mejor la serie original y sus primeras películas, pero que no se puede comprender en toda su profundidad sin haber visto antes estas. Aunque Anno pretendiera que las películas se pudieran disfrutar de forma independiente, es casi imprescindible haberse encariñado con los personajes en la serie original para apreciar todo lo que consiguen en la más reciente tetralogía.

Un extraterrestre

Y no es que el camino hasta aquí haya sido fácil: con un estreno inicialmente previsto para 2015, una nueva recaída en la depresión por parte de Anno, múltiples retrasos en la producción e incluso una pandemia mundial de por medio hicieron que “Thrice Upon A Time” pareciera una película maldita y que los fans dudasen incluso de si la conclusión de “Evangelion” iba a llegar. Un calvario que queda retratado en el alucinante documental del programa “The Professionals” de la cadena japonesa NHK, grabado entre 2017 y 2021 –y emitido recientemente– siguiendo todo el proceso de la creación de la película y en el que Hideaki Anno se revela como un creador obsesivo, insaciable y extremadamente caótico. Lo fue durante el desarrollo de la serie original, retrasando las entregas hasta el límite, y lo ha sido hasta el último frame de la última película.

“Thrice Upon A Time”: el largo adiós de “Evangelion”.
“Thrice Upon A Time”: el largo adiós de “Evangelion”.

En el documental, Hayao Miyazaki, que le dio a Anno uno de sus primeros trabajos como animador en “Nausicaä del Valle del Viento” (1984), lo define como “un extraterrestre”. Y el propio Anno reconoce delante de las cámaras que estaría dispuesto a morir para completar su trabajo. “Quiero crear obras que entretengan pero que también tengan profundidad”, explicaba este mismo año a ‘The New York Times’. “No quería que nuestra serie fuera un tipo de entretenimiento para escapar de la realidad; quería que la gente que la viera se sintiera motivada a vivir su propia vida”.

Y nos reservaba un último guiño para la despedida: en la escena final de “Thrice Upon A Time”, la estación de tren recreada como decorado es idéntica a la estación de Ube, la ciudad natal del director. Y, atando algunos cabos, todo apunta a que el personaje de Mari guarda mucha relación simbólicamente con Moyoko Anno, la esposa de Anno (también mangaka, por cierto), pilar fundamental del director a la hora de superar sus idas y venidas con la depresión y, en definitiva, de la vida.

Porque “Neon Genesis Evangelion” es, por encima de todo lo que puede significar para nosotros, la historia de Hideaki Anno.

Y, 26 años después, ha llegado el momento de decirle definitivamente adiós.

Bye-bye, all of Evangelion. ∎

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“Evangelion” en el emo y el trap español


Si bien no encontramos muchas referencias a “Neon Genesis Evangelion” en el mundo de la música, más allá de la adoración universal por su opening épico-cumbiero “A Cruel Angel’s Thesis” de Shiro Sagisu y Yoko Takahashi y tímidas referencias de Thundercat (“Evangelion”) o Unknown Mortal Orchestra (“The World Is Crowded”), resulta llamativo el impacto que ha tenido la serie entre la escena emo y trap española. Sin ir más lejos, el single del último disco de la banda cordobesa Viva Belgrado se titula “Más triste que Shinji Ikari”, mientras que, en “Ángel” de Agorazein, el madrileño Sticky M.A. rapea “En el barrio soy un Evangelion”

Mención especial para Rojuu, fan declarado de la serie, a quien Amazon Prime Video encargó una remezcla del tema principal de la última película, la adictiva “One Last Kiss” de la estrella japonesa Utada Hikaru (un tema, a su vez, producido por nada menos que A.G. Cook de PC Music). Hasta Yung Beef, que también ha hecho una canción con un sample del opening de Serial Experiments Lain (“METALLICA”), tuiteó en su día “I just need to watch some Evangelion” y es el protagonista de una frase que resume una verdad universal: “Yung Beef es como Evangelion, si no te gusta es que no lo entiendes”. ∎

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