Libro

Paul B. Preciado

Dysphoria mundiAnagrama, 2022
El punto de partida del último trabajo de Paul B. Preciado (Burgos, 1970) es la encrucijada histórica en la que nos encontramos; de hecho, coge el intraducible “time is out of joint” de “Hamlet” y lo extrapola al momento que estamos viviendo para tratar de definir lo que sucede a nuestro alrededor. “Nuestro tiempo, ese futuro que hemos creído heredar, está ardiendo, está tocado, se ha desvencijado, se ha desplazado, está jodido, va a estallar”, escribe Preciado, que analiza cómo la sociedad que conocíamos se resquebraja y cae como lo hacen las estatuas que se derrumban en cada protesta, y que como el autor proclama, tampoco debieran ser reemplazadas.

Este cambio de paradigma y los resortes que ha disparado el confinamiento por la pandemia del COVID son los ejes centrales de un ensayo que, como toda la obra de Preciado, está plagado de reflexiones, lúcidos análisis y, en esta ocasión, incluso oraciones y una narrativa que roza la poesía (“2020 fue el año en el que los días, como perlas rotas, se salieron del collar del tiempo”). También retoma viejos conceptos y les da la vuelta; habla de necrobiopolítica porque la tecnología de poder biopolítica, aclara, sirve también como tecnología de muerte. Vuelve también a la idea que ya elaboró en “Testo yonqui” (2008) de la farmacopornografía y la adapta a los tiempos en que vivimos, constata el nacimiento de una “i-realidad” en que lo virtual y lo real se invierten y cuyos límites se desdibujan, y recuerda que el COVID ha replicado lo que ya hizo la pandemia del sida, que es la elección entre qué vidas vale la pena salvar y cuáles sacrificar. “Wuhan está en todas partes”, aclara, y nos recuerda que cuando el mundo se paró, lo hizo solo para los tecnotrabajadores, no para los cuerpos migrantes, racializados y femeninos que tuvieron que seguir desarrollando esos trabajos precarios para los que no había distancia ni mascarilla.

Preciado se asoma al mundo, como lo hicimos todes, a través de la pantalla y de la enfermedad, y a partir de ahí formula tres conceptos interrelacionados: el poder petrosexorracial, la somateca (o cuerpo político) y esa “dysphoria mundi” que da título al ensayo y que no es otra cosa que la resistencia de esos cuerpos oprimidos a un poder que se resiste a ceder. Además, Preciado analiza el impacto que la pandemia ha tenido sobre esta pugna y la brecha que el confinamiento ha abierto entre países y cuerpos, entre esas vidas que se ponen en valor y las que son “desechables”, y para ello disecciona los acontecimientos sociopolíticos recientes (desde el asesinato de George Floyd a la toma del Capitolio, pasando por los movimientos pro y antivacunas). Es precisamente ese análisis y esa contextualización lo que diferencia este ensayo de tanta literatura pandémica que a menudo se ha quedado en la anécdota. Aunque el panorama que Preciado describe no es el más alentador (tampoco se olvida de la emergencia climática en estas páginas), o precisamente por ello, el autor termina con un emotivo y sincero llamamiento a esos cuerpos disfóricos, a los que decide unirse dejando atrás una generación (la suya) con la que no quiere ni se puede identificar y tendiendo la mano en un mundo hostil a quienes están reclamando el cambio. Tratar de jerarquizar la obra de Preciado es tarea casi imposible, pero no cabe duda de que este es ya uno de sus libros más importantes y además ayuda a entender este momento fracturado que nos ha tocado vivir. ∎

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