Cachito Turulo

No tengo muy claro a qué se refiere el “crísper en el hi hat” del título del EP con el que Ernesto Avelino da por comenzada su trayectoria más allá de Fasenuova. Pero bien podrían ser roquitas de farlopa, restos de una machacada a la virulé, dispuestas como un manto de arena sobre el plato de la batería. Vibrando con cada golpe, aportando ese crujiente de gravillas que define un trabajo, cómo no, rupturista, breve, intenso e igualmente incómodo. No podíamos esperar otra cosa del que fuera miembro de uno de los dúos electrónicos más subversivos de nuestro país, una nave espacial encomendada a la furia, al ruido, a la distorsión, a la ambientación industrial que retrotrae a las cavernas de la minería asturiana, a las brumas futuristas de metrópolis sin futuro, al desorden, al baile.

De todo ello es continuación “Crísper en el hi hat”, que sin embargo ve a Avelino rodearse de discípulos. Rechazando por convicción –y por derecho– cualquier amago de darle clases a nadie o una hipotética posición de tutor de la vanguardia, prefiere juntarse con Gonzalo Sanz Arranz y con Guillermo Rojo –de Somos La Herencia– y abrazar la sangre fresca. Esa que está conduciendo su propia idea de la oscuridad a universos afines socioculturalmente como el reguetón, el hardcore techno, el hard dance, el plugg o el trap. “Amorens”, por ejemplo, retuerce y rompe aún más un ritmo de reguetón para invocar entre gritos –no solo humanos, también maquinísticos– el baño largamente ocupado de una discoteca. En “6d6”, el footwork colisiona con el dubstep en una especie de grime de proximidad dominado por lo kinki. Y el abstract club que es “Omayomi”, por dentro una fiera del baile pugnando por salir, se sustenta en un glitch punkarra y makinero que tanto enrabieta como molesta o araña. “Ta cortao” resume en cierta manera todas las ideas detrás del EP: el disolvente melódico, la gasolina rítmica, la síncopa navajera, la nocturnidad kinki. Da testimonio del alejamiento con respecto al EBM para abrazar una versión más expresionista –y brutalista– de la bass music y deja la puerta abierta a una nueva etapa, a priori, estimulante.

Grabado con la asistencia de Älex Gatos en La Münster, Xixón, e inspirado en la inquietante y aterradora obra de Junji Ito y el cine de horror cyberpunk de Shinya Tsukamoto, “Crísper en el hi hat” es una orgía caótica de ruidos y distorsiones, de cortes sospechosos –tóxicos, alucinógenos– y de soflamas punk, de imágenes desconectadas de una noche de desfase. Intensa, fugaz. Incompleta pero inolvidable. Ganas de más Cachito Turulo. ∎