La práctica de la versión no le es ajena a Marc Almond, ya sea en sus primeros pasos con Soft Cell, o a lo largo de una prolongada carrera en solitario que alcanza ya casi una treintena de discos. “I’m Not Anyone” –primer trabajo largo desde 2020 (“Chaos And A Dancing Star”), con retorno de Soft Cell por en medio en 2022– son once canciones de otros artistas seleccionadas sin un aparente patrón marcado. Joyas, para Almond, olvidadas en el tiempo que revelan el amplio ancho de miras del británico.
Del rock psicodélico de los californianos Blue Cheer, de los que rescata “I’m The Light”, al rock progresivo de King Crimson y su “I Talk To The Wind”, pasando por la adaptación del clásico del northern soul de “Gone With The Wind (Is My Love)” popularizado por Rita & The Tiaras con Gloria James. De nuevo Gloria James, a través de la que Almond y Dave Ball saltaron a la fama con Soft Cell y su universal versión del clásico del soul norteño de 1965 “Tainted Love” (acompañado en la cara B por otro imprescindible del género, el “Where Did Our Love Go” de The Supremes), convertido en un éxito pop para la posteridad cuando los sintetizadores tenían la última palabra.
Almond le da a todas las adaptaciones de “I’m Not Anyone” un tono introspectivo. Ya fue en sus inicios un artista distanciado del brillo sintético de sus contemporáneos, pese a colocar cinco singles en el top cinco británico y debutar con un “Non-Stop Erotic Cabaret” (1981) repleto de canciones memorables. En solitario se ha revelado como un intérprete melancólico, especializado en baladas y añejas versiones de Jacques Brel (al que dedicó todo un disco: “Jacques”, 1989) o de Gene Pitney (“Something’s Gotten Hold Of My Heart”), así como de Scott Walker (“Big Louise”), Syd Barrett (“Terrapin”) o el Lou Reed “berlinés” (“Caroline Says”) en la etapa 82/83 de Marc And The Mambas.
Las once versiones de “I’m Not Anyone” están comprendidas en un período que abarca de finales de los sesenta a principios de los setenta. Adaptaciones con cierto ánimo contemplativo, acústica resplandeciente y elegantes arreglos semiorquestales. Del que fuera cantante de los Zombies, Colin Blunstone, toma “Smokey Day” y la transporta a una dimensión, si cabe, más fantasiosa. De los estadounidenses Don McLean y Neil Diamond transforma las sureñas “Chain Lightning” y “Lonely Looking Sky” en luminosas y emotivas canciones pop.
Un mismo filtro con el que reimagina “Reflections Of My Life” de los escoceses Marmalade –quienes bien podrían pasar por un grupo de Laurel Canyon–, el folk-pop del cantautor estadounidense Bob Lind y su “Elusive Butterfly” o hasta la angustia de la Reina del Góspel, Mahalia Jackson, en “Trouble Of The World”.
Pero por encima de todas, “I’m Not Anyone” (escrita por Paul Anka y Johnny Harris), que da nombre al disco y que toma de Sammy Davis Jr. Almond se contagia de la fuerza emocional que en su momento transmitió la leyenda del espectáculo norteamericana, y abraza el mensaje de autoestima y de autoafirmación, poderoso recordatorio de la libertad personal, la resistencia y el orgullo de vivir según los propios términos que Almond tan magníficamente representa. ∎