En su momento, 1969, “Five Leaves Left” pasó sin pena ni gloria, un disco más en el fructífero jardín del folk británico de la época. El tiempo y las circunstancias (recordemos que Nick Drake falleció en 1974 con tan solo 26 años) lo han coronado como uno de los grandes álbumes de esa década y uno de los mejores debuts de la historia.
El primer disco –de los tres que publicó en vida: los otros dos son “Bryter Layter” (1970) y “Pink Moon” (1972); todos imprescindibles– se orquestó bajo la batuta de Joe Boyd y contó, entre sus músicos, con Richard Thompson (guitarra eléctrica) y Danny Thompson (bajo). La historia dice que hubo algunos tiras y afloja entre Drake y Boyd sobre el enfoque artístico de las canciones (el primero las quería crudas, sin exceso de maquillaje; el segundo proponía pinceladas de cuerda para darles colorido: el match quedó en empate y Robert Kirby se encargó de los arreglos, aunque para “River Man”, uno de los temas clave del largo, se contó con los servicios de Harry Robinson, experto arreglista y compositor con nutrida experiencia en varios filmes de la factoría Hammer).
Todo el camino (tortuoso o no) que llevó a este disco fundacional se explica ahora con todo detalle en “The Making Of Five Leaves Left”, cuádruple artefacto en exquisito (y caro) CD y vinilo –más un extenso libreto con detalles casi quirúrgicos sobre el asunto– que se empezó a gestar en 2016 –los herederos del artista siempre han sido muy estrictos sobre la administración de su legado– y que incluye en su epílogo el álbum original –en la versión remasterizada del año 2000: John Wood, ingeniero en 1969, opina que ya no se puede mejorar más– precedido por tres discos de maquetas y outtakes. En total, casi dos horas más de Drake en estado puro (el LP original dura 41 minutos) que se abren con doce temas grabados entre febrero de 1968 y abril de 1969 (las primeras sesiones en los estudios Sound Techniques de Londres), continúa con otra docena fijadas en Cambridge en noviembre de 1968, sigue con ocho outtakes datadas entre noviembre del 68 y abril del año siguiente y finaliza, como se dijo, con el disco original al completo (diez canciones). Algunas de las composiciones de esta oferta –“Mayfair”, “Strange Face”, “My Love Left Me With The Rain”, “Blossom”, “Made To Love Magic”– no encontraron hueco en el disco final, un LP de una belleza resplandeciente y crepuscular marcado con picos como el citado “River Man” o la sublime trilogía formada por “Way To Blue”, “Day Is Done” y “Fruit Tree”.
“El tiempo me ha dicho / Que eres un hallazgo excepcional / Una cura problemática / Para una mente atribulada / Y el tiempo me ha dicho que no pida más / Porque algún día nuestro océano / Encontrará su orilla” (“Time Has Told Me”). Drake, aplastado por la depresión, alcanzó su orilla demasiado, demasiado pronto, pero su obra perdura como el quebradizo e inoxidable daguerrotipo de una de las mentes más sensibles y brillantes de su generación. ∎