Sean Ono Lennon

El último trabajo del hijo de Yoko Ono y John Lennon no guarda demasiada relación con anteriores discos producidos, como este, al amparo del downtown neoyorquino. Siguen estando presentes algunos de los mentores y colaboradores habituales, caso de John Zorn –edita su sello Tzadik– y Yuka C. Honda –ex del grupo Cibo Matto, expareja de Sean Ono Lennon y componente con este y Yoko Ono de la remozada Plastic Ono Band–. Brillante en sus aproximaciones a la música brasileña y al pop desde que debutara en 1998 con “Into The Sun”, Sean Ono Lennon se inclina aquí por una aventura instrumental diseñada a partir de diversos géneros.

En los cinco temas de “ASTERISMS” –es un disco corto, apenas 37 minutos de duración– se funden jazz metálico, nocturno o mutante, guitarras hard o cibernéticas, crescendos propios del prog rock menos ensimismado y épico, atmósferas electrónicas, equilibrismos intimistas, partituras cinematográficas, trompetas que parecen surgir orquestadas de una canción de Burt Bacharach aunque actúen de contrapunto en vez de melodía, trompetas de fraseo milesdavesiano y pianos eléctricos muy líquidos.

Además de Honda (electronics), lo secundan Devon Hoff (bajo), Johnny Mattar y Ches Smith (batería), Mauro Refosco (percusión), Michael Leonhart (trompeta) y Joao Nogueira (órgano Wurlitzer). Ono Lennon toca guitarras y pulsa el Minimoog. La conjunción de todos en la parte final del corte “Acidalia” es perfecta, pero aún lo es más en el tema que da título al disco, el más largo y expansivo del mismo, que comienza en sintonía con el jazz espiritual de John y Alice Coltrane, se desarrolla después con un diálogo entre vientos y piano eléctrico, tiene un cortocircuito guitarrero que nos traslada al rock y el jazz setentero y, sin que apenas nos demos cuenta, concluye con un fragmento de música de ciencia ficción analógica. La composición que cierra el álbum, “Hellopause”, es suave y fantasiosa, una viñeta sonámbula que separa la vigilia del sueño, dream pop más dream que pop. ∎