Vanishing Twin

El sonido de Vanishing Twin siempre ha sido tan excéntrico como reconocible, y ahí puede residir su mayor encanto. El proyecto liderado desde Londres por la también componente de Fanfarlo Cathy Lucas, con el apoyo de Valentina Magaletti a la batería, Susumu Mukai (Zongamin) al bajo y Phil MFU generando los demás “sonidos extraños”, concibió su tercer álbum desde el confinamiento. Puede que este factor haya sido clave para que su contenido sea aún más experimental y atrevido que en “Choose Your Own Adventure” (2016) y “The Age Of Immunology” (2019). Los asideros con Broadcast y Stereolab siguen intactos en el tema inicial, “Big Moonlight (Ookii Gekkou)”, pero rápidamente el viaje nos lleva hacia un mundo fantasioso y sensorial que celebra la naturaleza, sus ciclos y dinámicas, pero también se mete en una narrativa de alienígenas y cuerpos extraños. “And so I emerged from the quantum field / What is this simulation, and why am I here? / I have hands and I have eyes, and I have things inside me / I pulse so strangely”, recita una voz misteriosa en “The Organism”.

Las canciones son constantes sorpresas. Nunca sabes hacia dónde van a ir y, con frecuencia, mutan en otra cosa dentro de sí mismas. A medida que discurre el álbum, lo raro se va acentuando, como si una especie invasora fuese ganando control sobre la normalidad del cuerpo melódico. En muchos momentos, parece la banda sonora de alguna película perdida de ciencia ficción de los años 60, y, no en vano, una de las influencias que el cuarteto ha citado es el compositor italiano Piero Umiliani, además de The Art Ensemble Of Chicago. Súmense elementos de psicodelia, library music, tropicalia y cosmic jazz, y todo cobra sentido. Al igual que otros contemporáneos como Orchestra Of Spheres, debemos agradecer a Vanishing Twin su voluntad de excavar en músicas anteriores para transformarlas en nuevos sonidos y hacernos soñar con otros mundos, llevarnos muy lejos de la mierda cotidiana. ∎