Un mago electrónico.
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Entrevista

Cristian Vogel, a través de las décadas

Tras casi un lustro alejado de los shows en vivo, Cristian Vogel, el músico y productor chileno-británico, volvió no solo a los escenarios, sino también con un nuevo trabajo, titulado “NEL Adventures”. Un disco con el que su sonido característico, lleno de texturas, improvisaciones rítmicas y un sentido profundo de la pista de baile nos interpela y atrapa para replantear la forma de entender la electrónica.

El golpe de estado liderado por Augusto Pinochet derrocó al gobierno democrático de Salvador Allende, imponiendo una dictadura cívico-militar que duró 17 años, dejando tras de sí más de 2000 personas asesinadas y más de 1000 desaparecidos. Durante ese período, se llevó a cabo la Doctrina de Seguridad Nacional, que catalogó a chilenos y chilenas como enemigos internos, sujetos peligrosos, marxistas o terroristas; mandato que corrió entre todos los que decidieron pensar distinto a lo establecido por el régimen. El exilio y el desarraigo de miles de chilenos fue una de las tantas herramientas que se utilizaron para violar sistemáticamente los Derechos Humanos e imponer su “Operación Limpieza” en todo el país. Según cifras entregadas por distintos organismos, el número de exiliados ascendió a más de 200.000. Entre estas personas se encuentra la familia de Cristian Vogel, quien llegó a Inglaterra en 1974, asentándose en West Midlands y trasladándose, posteriormente, a Brighton. “Vengo de Santiago de Chile, donde hubo mucha agitación en los años setenta, al igual que en Sudamérica. Mi familia terminó abandonando el país, así que crecí en el Reino Unido, como muchos sudamericanos desplazados. Realmente no conozco Chile muy bien, así que si me preguntas de dónde vengo es muy difícil de responder. Algo que tiene mucho que ver con el techno, porque no puedes decir que el techno apareció ‘aquí’, no puedes decir que es de un solo lugar, porque es el resultado de muchas otras cosas, muchos otros esfuerzos y muchas otras ideas”, explica el artista.

Presentación de “NEL Adventures” (2024).

Empezando el camino

Vogel comenzó sus estudios de Música del Siglo XX en la Universidad de Sussex, lugar donde comenzó a tocar y programar computadores, teclados y sintetizadores, y desde donde se transformó en un actor predominante en el desarrollo del movimiento musical electrónico de principios de los noventa. “Mi oído siempre estuvo atraído por esos sonidos que estaba escuchando en la universidad”, afirma. “Morton Subotnick, Stockhausen o ese tipo de sonidos locos. Fue como una revolución para mis sentidos musicales desde diferentes ángulos, pero creo que la experiencia física de la cultura de club al escuchar la música en esos sistemas de sonido, en esos viejos supermercados que luego se convirtieron en clubes por una noche, fue una experiencia tan visceral que creo que fue más fluido explorar ese lado físico del sonido que cualquier otra cosa. Recuerdo que fue después de esta revelación cuando comencé a frecuentar un pequeño estudio que había en la universidad y que nadie utilizaba. Ahí tenían un sampler AKAI S1000, que tampoco usaba nadie. Estoy hablando del año 1992, entonces realmente todo estaba surgiendo en ese momento, así que me encerré en ese lugar para usarlo día y noche. Ahí grabé mis primeros álbumes, los primeros dos de Mille Plateaux, el primero de Tresor, varios EPs y cosas así, porque en esos años estaba explotando la escena electrónica en Europa y yo estaba obsesionado con los sonidos que oía; quería hacer eso y, más que estudiar la historia de la música, quería crear su futuro”, cuenta el músico.

“Estoy inspeccionando en otras líneas: música rítmica, composición basada en el diseño de sonido o electroacústica; búsquedas mucho más interesantes y ricas. Porque la electroacústica es algo que, para mí, es muy potente, ya que creo que todavía se pueden expresar narrativas muy interesantes desde ahí”

Al EP “Infra” (Magnetic North, 1994) hay que sumar álbumes como “Beginning To Understand” (Mille Plateaux, 1994), “Absolute Time” (Tresor, 1995) –disco que convirtió a Vogel en el primer británico o chileno en ser editado por el prestigioso sello alemán– o “Specific Momentific” (Mille Plateaux, 1996), que fue considerado uno de los mejores lanzamientos de la temporada, colocando su nombre junto al de artistas como Aphex Twin o Autechre.

¿Más? Apuntemos su participación en las prestigiosas sesiones del programa de John Peel en la BBC 1, la creación en 1998 del proyecto Super Collider junto al cantante y productor inglés Jamie Lidell y un largo y extenso etcétera que incluye su incursión en música electroacústica, danza y teatro. Todo esto hace de Vogel un artista complejo, de búsquedas que tienden hacia lo diferente y que persisten en la construcción de sonidos que van más allá de lo que impone la industria.

Cerebro y emoción.
Cerebro y emoción.

¿Dónde te escondes, Cristian?

Con solo una visita a Chile, en 1999, pocas actuaciones en vivo alrededor del mundo y actualmente con más de treinta años de carrera y casi una cincuentena de publicaciones, es imposible no preguntarse dónde estuvo todo este tiempo. “Estoy metido en el estudio más que en cualquier otro sitio. No he hecho conciertos en años, creo que desde 2019”, aclara él. “La escena cambió y ese cambió fue magnificado por el COVID. Después de la pandemia todo se enfocó mucho más en lo seguro, en no tomar riesgos y en estar más pendiente de la cantidad de seguidores que debe tener un artista y no tanto en la música propiamente dicha. La industria cambió de un modo que no puedo explicar y por eso creo que he estado en el estudio todos estos años. Mis ideas sobre la música son muy diferentes a lo que la mayoría entiende por música; me he desviado mucho de la pista de baile y de la idea de lo que tiene que ser un estilo o género, que son cosas que ya no tienen significado ni nada de importancia para mí. Estoy inspeccionando en otras líneas: música rítmica, composición basada en el diseño de sonido o electroacústica; búsquedas mucho más interesantes y ricas. Porque la electroacústica es algo que, para mí, es muy potente, ya que creo que todavía se pueden expresar narrativas muy interesantes desde ahí. Si bien es algo que está muy arraigado en lo académico, también se enfoca en la potencia del sonido y en cómo usarlo como un material en sí mismo. Esto ha avanzado mucho y, por eso, siento que es el lugar donde hoy estoy más cómodo, aunque también me gusta trabajar con música que no es tan cerebral, trabajar con el volumen, el ritmo o la repetición. Vivo en esos dos mundos. Esas son mis dos facetas”.

“Para mí la historia de la música moderna, de los cincuenta o sesenta, aún tiene un impacto muy grande y es capaz de asombrar con la misma o más fuerza que antes... Hay muchas referencias que podemos reconocer. Si escuchas a Xenakis, por ejemplo, aún hoy te preguntas de dónde sacó esos sonidos”

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Cristian Vogel es un innovador en la composición, mezcla e interpretación de sonidos, situado a la vanguardia de la música y convertido en una influencia indiscutible para muchos artistas. Sus numerosos lanzamientos también han aparecido en discográficas como Novamute, Shitkatapult, Sub Rosa y, más recientemente, en su propio sello, Endless Process. A finales del pasado febrero publicó nuevo material de estudio. “NEL Adventures” (EPM, 2024) es el disco con que rescata a su alter ego NEL, con el que construye un álbum que se escapa de sus búsquedas más experimentales, llevando su sonido de vuelta a los orígenes: ritmos duros y texturas rítmicas. “Todo comenzó cuando me contactó en Londres un sello que se llama EPM. Los conozco desde los noventa y es gente que ha estado muy cerca del desarrollo de la música. Ellos se especializan en música de baile, así que empecé a trabajar como un reloj, todo con hardware, componiendo a través de sistemas modulares. La idea fue, con esta tecnología, pensar en la pista y desarrollar ritmos analógicos, texturas y ‘beats’ con un flujo improvisado”, explica sobre el origen de su nuevo trabajo.

Sus búsquedas varían, pero la profundidad en cada una de ellas no cambia. Hay un más allá que lo lleva a interpelar a la música, a cuestionar y conseguir de ella sus facetas más perturbadoras. “Para mí la historia de la música moderna, de los cincuenta o sesenta, aún tiene un impacto muy grande y es capaz de asombrar con la misma o más fuerza que antes”, admite sin dudarlo. “Hay muchas referencias que podemos reconocer. Si escuchas a Xenakis, por ejemplo, aún hoy te preguntas de dónde sacó esos sonidos; son tan inquietantes que parecen de un animal que está a punto de atacar. Es un sonido que te hace sentir miedo y que genera algo totalmente distinto a lo que me pasa hoy con la música y con la electrónica en particular, que se transformó en una suerte de fórmula. Creo que músicas más diversas o electroacústicas contribuyen enormemente a crear narrativas más complejas. Puedes cerrar los ojos y notarás que la música y el sonido se amplifican aún más. No tengo dudas de que la forma de escuchar el sonido es una forma de hacer política, por lo menos para mí, porque tienes que enfrentarte a lo distinto, a romper ciertas reglas, a olvidarte del manual y hacer las cosas sin miedo. Y eso ya es un acto profundamente político”. ∎

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