Cuando hablamos de una serie –de las buenas, las de verdad– estás hablando de la gente que te acompañaba por aquel entonces, del hambre, de la ansiedad, de tu estado vital. ¿Estabas enamorada en esa temporada? Yo creo que te acuerdas perfectamente. La primera serie que te causó calambre en la espina dorsal. ¿Tú te acuerdas? Yo sí. El placer a través de la espina dorsal es peculiar. No he consultado a ningún médico, pero sabes de lo que hablo, hay personas que lo sienten releyendo un libro. Otras en la Plaza San Marcos y algunas con el sexo. Otras escuchando Buena Vista Social Club y unas pocas viendo series. Sé que eres de este último grupo, mis condolencias.
Mi madre y yo llorando cuando Izzie se despide de Denny en “Anatomía de Grey”. Cada vez que veo un tulipán blanco y me acuerdo de Walter, y su vaca, y sus regalices rojas, y de Peter y de Olivia. El SMS que mandaste después de ver el final de “A dos metros bajo tierra”. Volver a revivir la primera vez que viste a Don Draper. Mi mejor amiga y yo googleando a Lena Dunham después de horas y horas hablando de Adam y cómo ser más Jessa y menos Hannah. La canción principal de “The Leftovers”. De ti, de cómo me cogiste del brazo para hacerme ver de cerca, muy de cerca, cada capítulo de “Twin Peaks”, y me decías, mira los diálogos, míralos. El día que mi hermana dijo en casa que quería estudiar medicina y supe que era culpa de “House”. Del compañero de oficina que se levantó a la hora del táper para decirme “por favor,mira esto atentamente” mientras iba a su ordenador a enseñarme el tráiler de “American Gods”. De las cinco horas que pasé buscando por tiendas, y más tiendas, el vestido rojo de Número Seis. Yo de todo esto me acuerdo, ¿tú? A veces vuelvo, porque es un sitio seguro y, si me concentro fuerte, vuelve el calambre.
Para las series, las buenas, no perdamos esto de referencia, hay un escenario, que es el tuyo, pero también un sitio donde ocurren, y suele llamarse cadena de emisión o distribuidora. Y es la cadena que compra los derechos mientras se pelea con el resto de cadenas en un festival que puede ser Cannes o vete tú a saber dónde se discuten las series, no sé ni qué digo si yo no sé de series, pero bueno en mi cabeza luce así, unos señores trajeados cogiéndose del chaleco susurrando de forma contundente “Que te he dicho que ‘Homeland’ es mía y no se hable más, tú ya te llevaste ‘House Of Cards’, que me suelte señor, no me toque”. Todo esto entre copas de cava y otras sustancias que yo ahora mismo no me siento con fuerza de describir. Esta gente se ha pasado mucho tiempo repartiendo mandanga.
Hace unos años, cuando a mi me dio el calambrazo en la espina dorsal, cuando entendí que quizá era más fácil obtener placer de un .mkv que de un señor, yo por aquel entonces, y perdonen la confesión –entiendo que ha prescrito– fui de las que abracé la piratería. ¿Tú sabes por qué, verdad? Por supuesto que lo sabes. No nos llegaba absolutamente nada aquí, ni las migas. No es que no pudieras o quisieras pagar, es que por aquel entonces no podíamos depender del señor trajeado de La 2 que en la feria o congreso de turno decidió llevarse “The O.C.” y ya está. ¿Me entiendes? Yo quería más, más espinazo.
No quiero hablar de mi vida, ya lo sabes, sobre todo porque queda la duda de si me lo estoy inventando todo. Pero me va bien contarte que viví un tiempo, no entraré en detalles, en Estados Unidos. Mis compañeras de piso entraban a una web llamada Netflix y encargaban una película o serie. Lo que oyes: encargaban, como quien encarga un pollo a l’ast. Una de ellas también encargaba calcetines nuevos cada dos semanas para no tener que lavarlos, pero esa es otra historia. Encargaban una película, salían con sus UGGs a la calle, iban al buzón y recogían un DVD de color blanco con unas letras rojas que ponía Netflix. Y ahí dentro de ese disco podía venir la temporada 8 de “Expediente X” o “10 razones para odiarte”. Ojiplática me hallaba yo. Entre la falta de aceite de oliva, el metro de nieve que caía a diario y la entrada y salida de DVDs constantes en esa casa. Pero ¿qué tipo de civilización es esta que ha traído el videoclub a casa? Volví a mi casa, la de verdad, busqué Netflix y por España no les salía nada. Ahí fue cuando empecé lo que mi padre denomina mi doctorado en Ciencias de la Informática. El dominio excelso de: peers, S01E01.HDTV.x264, faltan seeds, XviD-FQM, WebRip CD1 y CD2, subadictos, versión-fov, corregidos algunos detalles por MisteryGirls, SubRip, ¡únete a nuestro equipo! argenteam. No lo hice en su momento, aprovecho ahora este palco para mandar un beso a toda esa gente picando subtítulos y corrigiendo desfases. Quizá sí debería haberme unido a vuestro equipo.
Mientras, leía titulares como este de ‘El Mundo’ en 2007, “La Policía desarticula en España un entramado de piratería a través de internet”, y la Academia del Cine lloraba, y los actores también, porque, claro, pérdidas millonarias, pero no nos estábamos descargando películas, santos inocentes, la gente simplemente no iba al cine. Como ahora. Pues entre medias de estos titulares y los actores enfadados estaba yo convencida que en cualquier momento el FBI llamaría a la puerta. Mi padre también lo creía. Pero a él le gustaba que le descargara “Roma” cuando no podía quedarse hasta tarde viéndola en Cuatro. Pacto de caballeros que se llama, y vivir en su casa también. Y entre medias alguien en la sede de Netflix se acordó de España. Bueno, y luego viene toda la historia de las plataformas aterrizando en nuestra casa, que esto seguro está explicado en Xataka. Yo qué sé. Y enfadados debíamos estar entonces tuiteando: al igual pago yo, pero qué dices, si menudo sistema tengo yo montado en mi habitación de B/S subiendo y bajando. Pero ahí estaban las plataformas, con sus subtítulos incrustados y su departamento de marketing con 85 lobos hambrientos y su plan familiar. Quién puede decir que no a un plan familiar. Total que del euro que nunca le llegaste a mandar a Argenteam has pasado ahora a ser la diosa de las plataformas del streaming por un módico precio de 753,27€ anuales. Que luego, por supuesto, nunca es esta cifra, porque vale que nos llegaron las series muy tarde pero la picaresca nunca la abandonamos: tu madre que se ha comprado un iPhone y te cuelas en su AppleTV, el Amazon de la empresa donde currabas antes que no se acuerdan que sigues con su prime, el pack Movistar que les colaron a tus suegros para poder ver el fútbol, tus vecinos que se estiran con la cuenta de Disney. En mi casa nos llevamos el premio. El otro día nos descubrimos pagando una plataforma dos veces, cada uno por su lado, doble pago, doble imbecilidad. Picaresca sí, llevar las cuentas mal, también.
Todo esto para contar el membrillo que hay ahora montado en las plataformas. Porque a mí la pluralidad me parece muy bien. Pero la desorganización no, que tengo dos planetas en Virgo, hacedme el favor. Si me dijeras no, es que se han repartido las series según temas; o por productoras, o por autores o por pases, o si quieres por si sale Mario Casas o no. Pero qué me vais a contar, si habéis puesto “Anatomia de Grey” en Disney+. Que quizá es la plataforma del llorar, también podría ser. Pero lo que no puede ser es que puedas ver “The Office” en varios catálogos, que las Kardashian estén unas temporadas en un sitio y otras en otro. Que en Movistar+ tienen series que se solapan con otras plataformas y nadie se lo ha dicho, que esa gente va a las ferias del cava y las otras sustancias con cheques en blanco y nadie les ha avisado que eso ya está comprado. No engañéis más a los señores trajeados de Movistar. Aunque luego lo compensan con su atención al cliente engañando a los suegros que solo quieren ver fútbol pero les venden el pack completo. No puede ser que hayamos visto “Raised By Wolves” hace unos meses y ahora la estrenen en HBO como novedad. O que saquéis las series a media temporada y las paséis a otro sitio. Por no hablar de los festivales online, virgensanta el sarao montado que hay con los festivales online y el filón que ha visto Filmin ahí: tienes 42 horas y 20 segundos para ver esta serie, te presentamos el piloto en este festival este fin de semana y luego podrás ver la serie entera de aquí a tres meses y medio. Que tengo el Google Calendar que me echa humo. Que no me puede saltar la alarma el mismo día con: te baja la regla, acuérdate de pagar el alquiler y retoma la serie que viste el 4 de enero. Estáis jugando con nuestros nervios y yo por aquí sí que no paso. Las series son un momento, un estado de ánimo, una persona que te aprieta la mano, una canción de créditos que hace que te palpiten varios órganos a la vez. Una serie no puede ser un excel.
Y no me queráis a mí ver histérica con este tema. No me queráis histérica, en ningún caso. Histérica me tenían las cadenas de televisión cuando dependíamos de ellas para ver series. Las series de Cuatro. O Televisión Española. Y esos movimientos repentinos de parrilla, ahora los martes, ahora te lo pongo los jueves a las 2am. Este es el correo que decidí mandar en marzo de 2009 a: [email protected]. ¿Dónde encontré el correo? No lo sé. ¿Por qué decidí que era el sitio idóneo al que dirigirme? No tenía ninguna columna en la que vociferar. Dice así:
Apreciado Señor de Cuatro,
Una curiosidad, ¿cómo una serie tan galardonada y tan bien recibida por la crítica y público decidís situarla en tan mala franja horaria? ¿A qué se debe situar la serie “Mad Men” a la 1 de la noche? Como gran admiradora de las series que emite Cuatro me pregunto por qué ahora habéis decidido maltratar una serie tan brillante como esta, siguiendo el mismo método que siguen otras cadenas moviendo las series de hora. Me gustaría simplemente saber cuáles han sido los motivos.
Atentamente,
Andrea.
Una curiosidad, eh. Menuda una, para dejarme a mi suelta unos días escribiendo emails, que igual tengo la misma plantilla para mi ex que para el Señor de Cuatro. Admiradora, dice. Luego es cuando descubrí que podía escribir cartas al lector en los periódicos, otro rollo lo mío. Por supuesto que respondió el Buzón de Programas de Cuatro. Dice así:
Hola Andrea: desde Cuatro agradecemos tu mensaje y fidelidad a la cadena, y te aseguramos que el departamento de programación analiza minuciosamente cada franja horaria antes de establecer en ella un contenido u otro. Sentimos que esa hora no te venga bien y esperamos que en el futuro la serie se redifunda en otro horario.
Saludos
Te voy a decir algo Señor de Cuatro del 2009: en el futuro esta serie ya nadie sabe dónde puede verla, o si la ha visto o en qué temporada se quedó. No hay momento, ni contexto ni entusiasmo. No hay ceremonia, sin ser yo nada de eso. Ponedme orden, por favor os lo pido. Necesito volver al calambre en la espina dorsal. Y ya me habéis puesto nerviosa. Voy a tocar un rato el papel arrugado del caramelo del bolsillo del abrigo ¿sabes cuál te digo, verdad? Un poco de sitio seguro. ∎