CAN

En febrero de 1972, después del éxito de “Spoon”, el primer tema con el que entraron en las listas de éxitos, CAN organizó un multitudinario concierto gratuito en su ciudad natal de Colonia, con una serie de elementos circenses externos, incluyendo un malabarista y un equipo de acróbatas. El grupo quiso documentar el acontecimiento con una grabación en directo y una película del concierto dirigida por Peter Przygodda (1941-2011), que se haría famoso en su mundillo por ser el montador de las películas de Wim Wenders. La filmación de la película salió bien, pero hubo problemas con el audio y el concierto resultó parcialmente inaudible. La película se rescató con regrabaciones, pero el álbum en directo se descartó. Este incidente fue uno de los varios contratiempos que impidieron a CAN publicar un álbum de conciertos adecuado durante su existencia, entre 1968 y 1978. Sin embargo, desde mayo de 2021 Mute Records ha ido publicando una serie de álbumes en directo restaurados y remasterizados gracias a las grabaciones que un tal Andrew Hall, un delgaducho fan británico que a partir de 1973 siguió al grupo con una grabadora de casetes Sony escondida en los pantalones de unas tallas superiores a la suya y un enorme abrigo en cuyas mangas escondía los micrófonos. Su trabajo le permitía viajar y organizó su agenda para que coincidiera con los conciertos de CAN por el Reino Unido y el norte de Europa: un total de 44 conciertos…

CAN ha sido una influencia fundamental para bandas británicas de los ochenta como The Fall, PiL, The Jesus And Mary Chain o Primal Scream, con su mezcla de influencias cultas y populares: dos de sus fundadores, el teclista Irmin Schmidt y el bajista Holger Czukay, habían sido alumnos de Karlheinz Stockhausen y aplicaron sus teorías sobre el uso del ruido y la repetición; el batería Jaki Liebezeit venía del mundo del jazz, mientras que Michael Karoli, su guitarrista, venía del rock. Juntos creaban en directo una psicodelia improvisatoria de proporciones incalculables. En aquellos momentos solían salir al escenario sin un repertorio prefijado: simplemente reaccionaban de forma espontánea al ambiente, a la acústica, al público, a todo el entorno, y comenzaban a tocar algo que nunca habían tocado antes. Ni siquiera hablaban entre ellos en el escenario: todo lo que tenían que decirse se lo decían con los instrumentos.

Sus conciertos solían durar tres horas, repartidas en dos sets de 90 minutos. Cuando Schmidt supo de la existencia de estas cintas quiso comenzar a publicarlas completas, evitando recopilatorios con canciones sueltas de diferentes noches en favor de conciertos enteros, “que muestren cómo estructurábamos el set, cómo fluía la música, que se tuviera esa sensación de concierto real”. En estas grabaciones, CAN se adentran en terrenos aún más extremos que en su trabajo de estudio: desde momentos de rock suaves y atmosféricos hasta esos otros momentos que la banda bautizó como “Godzillas”.

Después de “Live In Stuttgart 1975” (2021), “Live In Brighton 1975” (2021) y “Live In Cuxhaven 1976” (2022), le ha llegado ahora el turno a “Live In Paris 1973”. El cuarto álbum de la serie es el primero en el que se puede escuchar al quinteto clásico Suzuki-Karoli-Czukay-Schmidt-Liebezeit, y es, lamentablemente, un álbum que sirve, sin planearlo, como una especie de homenaje a Damo Suzuki, su segundo y más carismático cantante, presente en los tres discos de estudio más legendarios de la banda alemana, “Tago Mago” (1971), “Ege Bamyasi” (1972) y “Future Days” (1973), fallecido el pasado 9 de febrero a los 74 años.

CAN actuó en el Olympia de la capital francesa el 12 de mayo de 1973 y fue el último concierto que ofrecieron antes de la grabación de “Future Days”, que comenzaría en agosto de 1973. Si el concierto correspondiera a la presentación de un álbum, este sería, pues, “Ege Bamyasi”, aunque lo que podemos escuchar de este LP son, más bien, improvisaciones en directo sobre el mismo. Como en todos los discos de la serie hasta ahora, las pistas tienen títulos nuevos que no revelan de qué canción “de estudio” se trata... si es que hay alguna detrás. Sin embargo, “Paris 73 Zwei” es “One More Night”, “Paris 73 Drei” alarga hasta el infinito la indestructible “Spoon” y “Paris 73 Fünf” es “Vitamin C”. Las otras dos piezas con que se completa la hora y media de grabación –especialmente la larguísima “Paris 73 Eins”, de 36:27 minutos de duración– sí parecen improvisaciones que emplean tan solo algunas salpicaduras de momentos que no alcanzo a reconocer del todo de “Ege Bamyasi” o, tal vez, de “Tago Mago”. La grabación se interrumpe bruscamente tras algo menos de 14 minutos de interpretación de “Paris 73 Fünf”, habiendo superado la hora y media de concierto. La cinta debió de acabarse…

Pese a las técnicas tan amateurs de grabación, el sonido el disco es, en general, muy bueno. Solo al principio de “Paris 73 Drei” suena un poco forzado, pero del minuto 2:40 al 2:45 se produce una mejoría sorprendentemente, como si el tal Andrew Hall se hubiera percatado de subir el volumen necesario.

“Live In Paris 1973” es un gran documento. Lo que en manos de otros podría haber sido tan solo un viaje de hippies drogados, aquí resulta hipnotizante. Aparte de los momentos instrumentales, la voz de Suzuki parece a menudo un instrumento más, gimiendo con la guitarra o ladrando frases entrecortadas al compás de los ritmos, avanzando hacia “Godzillas” exacerbados.

Los aficionados a CAN o cualquiera que busque una grabación en directo de los alemanes con el inolvidable Damo Suzuki a bordo no se equivocarán. El japonés, que en 1973 tenía solo 23 años, abandonaría la banda en otoño de ese mismo año. Suzuki, al que habían descubierto cantando en la calle por dinero, en improvisaciones enloquecidas, era demasiado libre para las limitaciones de la vida en una banda, incluso en una tan libre como CAN. Y después del breve y decepcionante “Live In Cuxhaven 1976”, publicado hace casi año y medio, “Live In Paris 1973” es, probablemente, el mejor disco de la serie hasta el momento. ∎