El pasado martes, 22 de abril, Lorde lanzaba un críptico mensaje en sus redes sociales en el que convocaba a todo aquel al otro lado de la pantalla a reunirse con ella en un parque a las siete de la tarde. El parque en cuestión era el Washington Square Park de Nueva York, donde centenares de fans no dudaron en obedecer las órdenes de su líder, concentrándose hasta el punto de tener que ser desalojados por la policía, aunque no sin antes vivir algo que nunca olvidarán.
En primer lugar, Dev Hynes –Blood Orange, que se sospecha podría estar involucrado en la producción de su inminente nuevo disco– se abre paso entre la multitud paseando un enorme altavoz que reproduce una misteriosa nueva canción. A continuación, la cantante neozelandesa aparece para bailar dicha canción entre sus fans, que se dan cuenta en ese instante de que lo que están escuchando en primicia es nada más y nada menos que su esperadísimo nuevo single, “What Was That”.
El tema, que se publicó ayer, está producido por Jim-E Stack –colaborador frecuente de Caroline Polachek, Charli XCX, HAIM y Empress Of– y Dan Nigro, responsable del sonido de estrellas pop como Olivia Rodrigo y Chappell Roan. Si bien es la primera vez en casi diez años que un adelanto de Lorde no cuenta con la producción de Jack Antonoff, aglutina a la perfección la evolución sonora de su discografía: la producción y las emociones en carne viva de “Melodrama” (2017), los ritmos minimal metálicos y afilados de “Pure Heroine” (2013) y las letras evocadoras de “Solar Power” (2021).
De las guitarras intimistas introductorias brotan rápidamente sintetizadores melodramáticos (nunca mejor dicho, es la misma progresión de acordes que “Supercut”, de “Melodrama”). Lo que le sigue es un visceral crescendo, que se eleva hasta llegar a la catarsis absoluta à la Robyn y en el que disecciona las heridas aún tiernas de su corazón roto. “Tapo todos los espejos, todavía no puedo verme / Llevo el humo como un velo de novia”, canta en la primera estrofa, cauterizando poco a poco sus pensamientos autodestructivos con melodías eufóricas, alusiones nostálgicas a lo que una vez fue y un eco de esos recuerdos que acecha al verdugo de su corazón y le pregunta una y otra vez “Cariño, ¿qué fue eso?”.
Lorde sabe perfectamente que detrás de cada play a sus canciones hay alguien con ganas de correr cantando por las calles hasta que la policía lo desaloje, bailar su canción favorita en su habitación hasta tener agujetas, enamorarse perdidamente y vivirlo todo con quizá demasiada intensidad (pero con mucho orgullo). Y está más que dispuesta a volver a dárnoslo. ∎