Las Petunias

Vaya chute de serotonina. Menuda explosión de jovialidad. Qué dispendio de energía desbocada. El sello Sonido Muchacho sigue haciendo honor a su bien ganada fama de pescador en caladeros fructíferos con el fichaje reciente –lo anunciaron el pasado 5 de junio– de este trío femenino madrileño, que ya cuenta con algunos cientos de miles de reproducciones en plataformas de streaming para canciones como “Marcelo Criminal”, “B0mb4” o “SHHH!!!”.

A lo de Las Petunias lo puedes calificar de garage rock castizo, post-punk asilvestrado o indie rock a punto de descarrilar (son tres de las etiquetas que se me ocurren así a bote pronto), pero en ninguno de aquellos cortes previos tenían los teclados tal protagonismo, ni tampoco el sesgo abiertamente pop era tan deliberado. Algunas fueron publicadas en su primer álbum, “Creo que soy de porcelana” (2024), y cabe preguntarse hasta qué punto los tiros de su segundo elepé – este anglicismo a ellas puede que les suene al Pleistoceno Superior– irán por los mismos derroteros que en esta “Poeta en NY”, que no tiene (salta al oído) nada que ver aparentemente ni con Lorca ni con Leonard Cohen, pero tampoco se fíen mucho, porque reconocen que el “Omega” (1996) de Morente y Lagartija Nick es uno de sus discos favoritos, junto a otros de Amaia, boygenius, Kanye West, Finale o Viva Belgrado.

A Elsa, Natalia y Cecilia parece que les quemen los veinte años (por ahí andan), y es lógico: lo que no te arde entonces no te petará después, cuando hayan pasado los años. Y por eso canciones como esta pueden recordar a Hinds, shego, Juniper Moon, Las Dianas, Lisasinson, Menta, Ginebras o Pipiolas, por solo mencionar unos cuantos nombres. Urgencia, espontaneidad, honestidad, frescura y efervescencia juvenil como divisas para prosperar en medio de un panorama que roza el policultivo. Aunque la noción del futuro quizá esté de más cuando nos enfrentamos a recetarios de naturaleza tan radicalmente presentista, ligados a un tiempo que no concede placebos ni soluciones mágicas. Que dure lo que tenga que durar. Mientras tanto, a darlo todo. ∎