El espíritu de David Lynch prevalece y prevalecerá. Lo lynchiano se seguirá invocando en el lenguaje visual por venir. Lo pone en evidencia un videoclip cuyo protagonista le debe su caracterización a “El hombre elefante” (1980). No es la única referencialidad de un trabajo que deja absorto desde todos los ángulos y al primer corte. Una sorpresa intimidante, tanto por la envergadura de la producción y la originalidad impresa como por la estimable ejecución a cargo del dúo responsable: Folkert Verdoorn y Simon Becks.
El artista Cero Ismael es el principal agraciado con esta acumulación de aciertos. El clip de “DRIVING ROUND LOOKING FOR UNKNOWN” arranca con un plano en gran angular, propio del Yorgos Lanthimos aproximándose al cine mainstream, y alrededor de una especie de guardia real parloteando en un discurrir de comedia absurda. Un filón que el clip no pierde en ningún momento, tal y como señala este hombre elefante de tez oscura que se precipita desde el ventanal de una casa al fondo de la imagen. Momento en que el hombre caído empieza a entonar la canción antes de ser interrumpido por una malcriada niña que pide silencio. Empieza aquí un extraño y fascinante paseo en carroza por un poblado medieval con este hombre arrastrado en la cola del carruaje. Y lo primero que sobresale es el nivel de ambientación de este pueblo: el vestuario, el diseño de producción, el arte, la peluquería y todos los elementos (incluyendo el CGI) son impropios de este formato.
El clip rompe el rácord histórico a través de elementos anacrónicos, como esos dos drones que sustituyen a los previsibles caballos para el transporte de la carroza. Entremedias aún sacan espacio para lanzar algún apunte social y racial, de nuevo desde lo surrealista y lo absurdo. Finalmente, el vídeo rompe con el tiempo pasado cuando este protagonista de cara deformada se levanta de un mal sueño en la bañera de un espacio contemporáneo, donde vive y fantasea con su pareja, interpretada por la misma actriz que en la otra línea temporal iba tejiendo lazos afectivos con el maltratado personaje.
Si Lynch y Lanthimos, especialmente este último en el despliegue de escenarios de naturaleza pasmosa, son referencias ya mencionadas, no serían las únicas empleadas por el combo de realizadores: Ken Levine y su diseño steampunk en la saga “Bioshock” (Ken Levine, 2007-2016) o esos drones que parecen salidos de otra saga gamer, “Half-Life” (Valve, 1998-2020). Un hallazgo arrollador. Alfombra roja hacia las condecoraciones de la temporada. ∎