Clip

Doechii

AnxietyJames Mackel

Se puede tomar el pulso al crecimiento de una artista por el desempeño y la escala de su inventario visual. La exposición de Doechii ha crecido a la par que lo hacían sus gestas visuales. Este año, el de su asimilación a la corteza mainstream, ya lleva dos logros en ese terreno, ambos fantásticos.

Si su anterior “DENIAL IS A RIVER” era un alarde de inventiva y de dominio técnico, el clip de “Anxiety” –realizado también por James Mackel–, uno de sus mayores hits, en el que revisita otro éxito, el “Somebody That I Used To Know” de Gotye, que a su vez tomaba prestado del “Seville” de Luiz Bonfá, lo sigue o incluso lo supera.

El nuevo vídeo escenifica a través de distintas viñetas esa ansiedad que perturba a la rapera. No importan los logros cosechados, su triunfalismo y el dinero acumulado; la desazón se le presenta como ese inoportuno visitante que la paraliza. El recorrido circular presenta distintas situaciones en el interior de una casa que simbolizan las distintas manifestaciones que puede adquirir esta turbación mental. Unos SWAT entrando por la ventana, un bombero indiferente ante un fuego en la cocina, una mesa de personajes Blumhouse que la miran de forma algo perturbada, chicas que le apartan la mirada o maquilladoras y estilistas que la avasallan después de empotrarse contra un cristal de la cuarta pared. En este recorrido por el interior de la casa hay también un explícito homenaje al one hit wonder de Gotye con esa pareja mimetizada con la pared. Tras subir la intensidad de esa pesadilla doméstica, la cantante logra salir al exterior, pero sin atisbo de tregua. Es ahí donde empiezan unas fastuosas coreografías callejeras que inciden de nuevo en esa aprensión y sensación de angustia y ahogo provocada por la ansiedad. Todo el recorrido finaliza con el mismo plano del inicio de una ventana estallando, y con la propia Doechi, en referencia al directo en que interpretó la canción, en el interior de un dormitorio siendo observada en plano voyeur.

Más allá de las referencias, propias y ajenas, y del imaginativo simbolismo, la pieza destaca por una técnica brillante. Esa que fuerza a una rigurosa sincronización de todos los personajes y bailarines en acción, así como de los elementos que juegan su papel en la puesta en escena. Ese trávelin lateral que atraviesa la casa pone de manifiesto el despliegue, y aún más desafiante resulta esa segunda parte de coreografías en la calle. Un trabajo de admirable mimo. Solo hace falta observar el logrado encaje de las transiciones, la variedad de planos y el trabajo de cámara. Lo dicho: Doechii ha alcanzado, en toda su dimensión, el estatus propio de una estrella global. Lo demuestra en estos cuatro minutos para retener. ∎

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