No voy a entrar en valoraciones personales sobre lo nuevo de Taylor Swift porque 1. No he sido capaz de escuchar un disco entero de esta señora en toda mi vida. Y 2. Lo intenté con “The Life Of A Showgirl” ayer y tan solo llegué a la cuarta canción antes de caer en un estado de ese sopor tan profundo que te empiezan a asaltar los pensamientos suicidas. Así que no soy la persona más adecuada para criticar este trabajo, no, pero una cosa te digo: sí que soy una persona cotilla y metomentodo que lleva desde el viernes pasado gozándolo como si no hubiera un mañana con el tsunami de choteo que Swift ha provocado en redes.
Hemos tenido, obvio, los microdramas habituales en todo lanzamiento de diva, aquí concretados en el espeluznante uso de la bazofIA en la película de presentación de “The Life Of A Showgirl” y el intento de Twitter / X de que nadie se entere. También hemos tenido a los principales medios de coña riéndose de la tirria que la Swift le tiene a Murcia o de la decisión de Travis Kelce de cancelar la boda con su prometida después de esta mierda de disco.
En general, la peña ha protestado con que, como suele ocurrir con estos lanzamientos, Spotify te los meta hasta en la sopa. Aunque el sentir general es el de este bluit: “No creo que vaya a escuchar nunca el disco de Taylor Swift, pero tengo que decir que la gente que lo odia es muy entretenida”. Sobre todo, porque esa gente que lo odia ha decidido servirse de la ironía para poner sobre la mesa lo ridículo de sus (blanquísimas, blandurrísimas, ñoñísimas) letras. En serio, que se ve que la tía ha intentado cascarse un “brat” y por eso le ha parecido superOK incluir líneas tan ridículas como “did you girlboss too close to the sun?”. No voy a intentar traducirlo literalmente porque “girlboss” no tiene traducción directa, pero aquí va mi versión libre: “¿Intentaste ser una tía chulísima volando demasiado cerca del sol?”. No lo sé, dímelo tú, Taylor, cariña, ¿lo intentaste?
La mayor parte del choteo, eso sí, se centra en una de las canciones de “The Life Of A Showgirl” que se titula “Wood” y que va, básicamente, de Taylor Swift teniendo sexo con Travis Kelce. Y, ojo, porque “wood” es una palabra que los onvres suelen usar para decir que están palote, así que es de recibo que la gente haya decidido hacer justicia poética asignándole a la diva letras tan explícitas como esta, deportivas como esta, tradicionales como esta otra o poéticas como esta última. Pero, oye, vaya por delante que esto no es ninguna crítica, porque aquí todos nos alegramos de que Taylor lo goce en la cama con ese maromazo que es Travis Kelce. Ella que puede.
De lo que no nos alegramos es de que la artista parezca haber copiado descaradamente un buen puñado de canciones ajenas para este “The Life Of A Showgirl”. Por lo menos, eso sí, la tía nos ha dado excusa para reacciones tan realistas como esta y tan desapasionadas como esta otra. Las imitaciones paródicas han volado alto en maravillosos clips como este o este otro. Pero, si tengo que quedarme con un choteo generalizado, es con ese que se ríe de cómo suena Taylor Swift. ¿Y cómo suena? Pues así. O así. Y, sobre todo, así.
Ante semejante panorama, no es de extrañar que se haya recuperado un tuit antiguo que en verdad resume lo que ha hecho Swift y que dice tal que así: “Si yo fuera famosa, simplemente lanzaría una canción mala y observaría cómo mi fandom se esfuerza en defenderla online. Yo en el estudio rollo: sí, esto suena a que les van a hacer bullying a mis fans en Twitter. Lánzalo”. ¿En conclusión? Que la gente dice que este disco es tan malo que les han entrado ganas de revisitar “brat”. Porque ya se sabe: toda obra maestra tiene su copia barata.
Breve interludio para atender la actualidad política, que estos días anda un poco revuelta porque ni más ni menos que Bob Pop ha anunciado su intención de presentarse como candidato a la alcaldía de la Ciudad Condal como parte de la cartera de Barcelona en Comú. “Me gustaría devolver la ciudad a la gente”, “quiero construir una ciudad en la que todo aquello que sea necesario no fuera un negocio” o “es una ciudad en la que se pueden hacer cosas y cambiar las cosas. No tengo nada que perder, no vivo de la política, pero quiero hacer política y hacer política desde Barcelona podría estar muy bien. Podríamos cambiar cosas y, sobre todo, que la gente viva mejor” son algunas de las declaraciones con las que Roberto Enríquez se ha postulado para el cargo.
Y la reacción ha sido inmediata: ganas de buscar piso y empadronarse en Barcelona con tal de votar al candidato. Claro que también hay quien se ha puesto a criticar que alguien que se hace llamar Bob Pop no puede acabar en un puesto político de tanto renombre, obviando por completo que Barcelona ya tuvo como alcalde a Pich i Pon.
Hace unos días, Freida Parton se dejaba caer por redes sociales para pedir plegarias para su hermana Dolly, que (presuntamente) “no se encuentra bien últimamente”. En su sentido tuit, animaba a todos los “prayer warriors” a que rezaran para que la diva country mejorara de su preocupante estado. Y, evidentemente, todos los “prayer warriors” y los que no son “prayer warriors” se volcaron en un rezo comunitario para impedir que el puñetero 2025 se nos lleve a la artista justo después de llevarse a Jane Goodall.
Da igual que Freida volviera a redes un poco después para aclarar que “no fue mi intención asustar a nadie o que sonara tan serio cuando pedí que rezaran por Dolly”, porque la rueda ya había empezado a rodar y nadie la podía parar. Las declaraciones de los fans fueron igual de sentidas que el tuit de la hermanísima: “America no es lo suficientemente fuerte como para sobrevivir sin Dolly Parton manteniéndonos juntos por la via de la laca desafiante de la gravedad”, “Suspendiendo mi agnosticismo generalizado para rezar por Dolly Parton”, “Mira, si Dolly Parton necesita que reces por ella, encuentras un pedazo de suelo y te pones a puto trabajar” o mi favorita “¿A qué bruja de Etsy tenemos que contratar para que cure a Dolly Parton?”.
Porque, si no vas a rezar por Dolly para agradecerle su labor musical o su aportación estética al mundo del drag, puedes hacerlo simple y llanamente por su labor humanitaria, ya que esta mujer puso en marcha el programa “Imagination Library” con el que cada mes enviaba 125.000 libros gratis a los niños de Indiana hasta que el Gobierno MAGA decidió cortar el grifo de la financiación. Así que, sí, todas nuestras plegarias con Dolly… Y yo, de paso, también voy a encender esta velita. ∎