J en el arrebato Zulueta.
J en el arrebato Zulueta.

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J

“Estas canciones son una mezcla de la vida de Zulueta y de la mía”

Fotos: Alfredo Arias

26.09.2023

Abordar el metraje inédito de Iván Zulueta, respetarlo, absorberlo y otorgarle a cada corto y a un par de películas familiares una precisa identidad sonora en forma de canciones. Esto es lo que ha hecho J en “Plena pausa”, un brillante disco que impulsa conciertos fascinantes en los que el pop del líder de Los Planetas se funde admirablemente con las texturas granuladas del cine de Zulueta, mucho antes y poco después del arrebato. Se publicará el próximo viernes, 29 de septiembre.

N

o es injusto, pero tampoco es justo del todo, decir que Iván Zulueta (1943-2009) es director de una sola película, “Arrebato” (1979). El director realizó previamente otro largometraje curioso y menos radical, “Un, dos, tres… al escondite inglés” (1969), y bastantes cortos, algunos vistos e incluidos en ediciones en DVD –“Masaje” (1972), “A MAL GAM A” (1976), “Leo es pardo” (1976)– y otros invisibles hasta la fecha. Varias piezas rodadas en Super-8 han salido a la luz procedentes de los archivos del cineasta. Son a la vez historias y bocetos de historias, narraciones y observaciones, abstracciones y retratos familiares, crónicas de viajes y capturas de instantes que perdurarán con la textura granulada del citado formato doméstico, hoy revalorizado, aunque menos que la cinta de casete. La imagen analógica desbordada en un mundo digital.

J –conocido por su trabajo al frente de Los Planetas pero también parte contratante de Fuerza nueva, Grupo de Expertos Solynieve o antaño en Los Evangelistas– le ha puesto canciones a estos cortos recuperados, fundiendo su sentido del pop con las sensaciones que provocan hoy estos retazos de una existencia rápida e intensa capturados en viejas películas que estuvieron a punto de extinguirse. Desde el propio título del proyecto, de los conciertos y del disco se trata de un homenaje y una rememoración del universo Zulueta: “Plena pausa” (El Ejército Rojo, 2023), estar colgado en plena pausa, arrebatado, en plena fuga, lo que buscan los vampirizados personajes de “Arrebato” mientras ven colecciones de cromos antiguas y enigmáticos filmes en Super-8. El primer disco de Los Planetas se tituló, precisamente, “Super 8” (RCA-BMG, 1994).

Con el grupo “en pausa” desde “Las canciones del agua” (El Ejército Rojo, 2022), J ha abordado con otros músicos este proyecto tan personal, dada su admiración por la obra del cineasta: “Una recopilación de filmaciones inéditas de Iván Zulueta musicadas e interpretadas en directo por J”. El estreno fue en el cine Doré de Madrid –la sala de Filmoteca Española– los días 20 y 21 de enero pasado. Hubo un segundo concierto el 10 de marzo en el Teatro Campoamor de Oviedo, dentro del festival Sacro, y un tercero el 29 de marzo en la sala barcelonesa Paral·lel 62, incluido en las actividades del festival D’A. Después, el 29 de abril en el Play-Doc de Tui, el 22 de julio en el Atlantic Fest de Vilagarcía de Arousa y el 10 de agosto en el Noroeste de A Coruña. Y va a haber más: el 14 de octubre en el festival Octubre Corto de Arnedo, el 20 de octubre en la Seminci de Valladolid, el 18 de noviembre en el festival Zinebi de Bilbao y el 26 de enero próximo en el Teatro Lope de Vega de Sevilla. Por haber, habrá hasta tres firmas de discos: este jueves 28 de septiembre (18:00 horas) en Marillians (Madrid) y el sábado 30 de septiembre (13:00) en La Botiga de El Genio Equivocado (Barcelona); en su Granada natal también firmará J el 7 de octubre (12:00) en Bora Bora.

El aperitivo llegó en forma de un vinilo de siete pulgadas publicado a finales del pasado año por El Ejército Rojo, con “Natalia dice” en la cara A –con J acompañado de Natalia Drago (Srta. Trueno Negro) y los también argentinos 107 Faunos– y la contagiosa “Arrebato (Un buen día para Iván)” en el lado B, con Drago y David Rodríguez a las guitarras, Miguel López al bajo y Roberto Escudero a la batería. El álbum se publica en vinilo acompañado de un DVD con los quince cortos musicados.

“Arrebato (Un buen día para Iván)”, vídeo con imágenes de “Cine Álbum Kodak 3” de Iván Zulueta.

La entrevista fue realizada un día antes del concierto en Barcelona. Entonces solo podía hablar de mis impresiones tras escuchar el disco. Le comenté a J que me había gustado muchísimo. Bello, melancólico pero también frenético, muy pop, evocador de The Velvet Underground –¡lo que le gustaba la banda de Lou Reed a Zulueta!– en algún tema, con letras poderosamente descriptivas. Faltaba, claro, la otra parte, la relación entre esas canciones y las imágenes filmadas: retratos de amigos, ciudades nocturnas, Eusebio Poncela y Will More mirando distendidos o inquietantes a cámara, el rodaje del chute de heroína en “Arrebato” y un corto más trabajado a nivel de montaje titulado “Hotel” –musicado con la canción “Fandangos de la lucha de géneros”– en el que, entre otras cosas, vemos cómo rescatan a una mujer de lo alto de un edificio.

“Con las imágenes, las canciones están mucho mejor”, comenta J. Un día después, en el concierto, me pareció perfecta la adecuación entre esas melodías y textos y el ritmo y sentido de ese metraje impresionado por Zulueta tantos años atrás, incluso la versión de “Échame a mí la culpa” –un clásico de la canción mexicana retomado por Albert Hammond, Luis Miguel y Los Secretos, entre otros– para el fragmento titulado “Cine Álbum Kodak 5”. Ambas, canciones y películas, pueden disfrutarse juntas en su precisa interacción, pero también –lo que no ocurre con todas las bandas sonoras– por separado.

¿Cómo surge el proyecto? ¿Filmoteca Española recupera los archivos de Zulueta y entonces te llaman?

Ese fue el proceso. Ellos recuperaron las películas que estaban en la finca de la familia de Zulueta. Una amiga había guardado en un almacén todas las cosas que tenía en su habitación. Nadie pagaba el alquiler del almacén y estaban a punto de tirarlas. Entonces fue cuando Filmoteca pagó y se quedó con las películas. Casi todas son sin sonido y entonces me llamaron para que les pusiera música. Me enviaron cinco horas y pico de cintas de Zulueta y también películas familiares.

Generalmente en este tipo de proyectos lo que se hace es música instrumental. Tú, por el contrario, has propuesto una cosa muy interesante y diría que completamente nueva, que es acompañar cada película con una canción con una letra precisa.

La primera idea que me vino a la cabeza fue hacer algo electrónico, más sencillo. Pero viendo las películas me llamó la atención que parecen videoclips de los ochenta y los noventa, en Super-8, de bandas indies tipo Dinosaur Jr. o Teenage Fanclub. Empecé entonces a repasar toda la historia de Zulueta, tanto su primera película, “Un, dos, tres… al escondite inglés”, como el programa de televisión ‘Último grito’ (1968-1970). Ahí lo que hacía eran básicamente videoclips. Sus cortos son de tres o cuatro minutos, y todo eso encajaba muy bien con canciones pop. Son imágenes muy sugerentes y pensé que este formato podía darle más repercusión al proyecto, más visibilidad a las películas de Zulueta y también que las canciones funcionaran por sí mismas. Intenté que los temas funcionaran sin la imagen. Estos son los que van en el vinilo y luego están los que dependen más de las imágenes y que estarán solo en el DVD que irá con el disco. Nos planteamos un vinilo doble con todas las canciones que hacemos en directo, que son quince, pero son caros de fabricar y hay que mandarlos con mucho tiempo de antelación.

La banda de J para este tributo. Detrás: Roberto Colina, Miguel Martín, Miguel López y Natalia Drago. Delante: Jaime Stinus y el propio J.
La banda de J para este tributo. Detrás: Roberto Colina, Miguel Martín, Miguel López y Natalia Drago. Delante: Jaime Stinus y el propio J.


El grafismo que ha hecho Javier Aramburu para el cartel del concierto y para el single recuerda mucho al póster de Zulueta de “Un, dos, tres… al escondite inglés”. De hecho, hay toda una serie de conexiones con la escena vasca: en la canción “Arrebato (Un buen día para Iván)” hablas, además de Lou Reed, de un tal Ugarte, que imagino que es Santi Ugarte.

Sí, es Santi Ugarte, que sale en la película que acompaña esta canción poniendo un disco en una escena. Es un personaje mítico de la escena de San Sebastián, mentor del Donosti Sound. Tenía una tienda de discos, Discos Ugarte, donde todo el mundo compraba los discos más alternativos.

La sensación es que con estas canciones, además de poner música a los filmes, has hecho una especie de biografía de Zulueta, las referencias a las drogas, Donostia, Madrid, su madre…

Cuando me llegaron las películas las vi todas seguidas. El ambiente de las imágenes me recuerda mucho a la Factory de Warhol, a los cineastas que trabajaron allí y a la Velvet Underground. Eso me llamó mucho la atención. Esto en cuanto al sonido de las canciones. Todas las películas de Zulueta son muy autobiográficas y eso me llevó a escribir un poco sobre la historia de su vida. Esta sensación de autobiografía he intentado mezclarla con mis propias canciones y mi propia vida. Es una forma de conseguir mayor emoción. Las canciones son una mezcla de la vida de Zulueta y de la mía. Hay muchas cosas en común entre los dos a nivel ideológico y cultural.

¿Qué representa para ti el cine de Zulueta? ¿Cuándo empezaste a ver sus películas?

Vi “Arrebato” en una edición típica de videoclub, creo recordar, y me impactó muchísimo. Cuenta algo que me es muy cercano, esa pasión por el arte y por unas drogas que pueden consumirte tanto como el arte, esa plena pausa que buscaba Zulueta, esa sensación de paz. Es lo que cuenta “Arrebato”, el arte te va metiendo en este callejón y las drogas también. Esta película marcó mi forma de entender el mundo.

La primera canción, que es preciosa, tiene título felliniano, “Y la nave va”.

En el documental de Andrés Duque, “Iván Z” (2004), se cuenta que a su madre la llamaban “Y la nave va”. También me contó Aramburu que la llamaban así. Es la canción que abre el disco, de modo cronológico, con imágenes de los padres y de Zulueta y sus hermanos cuando son pequeños. Me pareció muy llamativa esa referencia cinematográfica. Al fin y al cabo, la familia estaba muy metida en el cine.

Otra de las canciones se titula como uno de los cortos de Zulueta, “Mi ego está en Babia”, dirigido en 1975.

No sé si este corto se había visto ya, me suena, pero no recuerdo bien. La película sobre la que trabajo en esta canción recoge los créditos de los actores de aquel corto; va sacando los nombres de Max Madera, Will More (la gente que trabaja con él), de dentro de una caja de madera. Es una canción compuesta sobre esas imágenes, es la última del disco y del concierto. Intenta recordar ese último viaje que supone para él “Arrebato”, toda esa experiencia. Ya no volvió a hacer casi nada.


“Vi ‘Arrebato’ en una edición típica de videoclub, creo recordar, y me impactó muchísimo. Cuenta algo que me es muy cercano, esa pasión por el arte y por unas drogas que pueden consumirte tanto como el arte, esa plena pausa que buscaba Zulueta, esa sensación de paz... Esta película marcó mi forma de entender el mundo”



Solo realizó después “Párpados”, en 1989, para televisión.

Sí, son cosas menores, creo que no tiene la enjundia que poseen las obras anteriores.

¿Te planteaste poner música a algunos de sus cortos más conocidos, como “Kinkón” (1971) y “Frank Stein” (1972)? Tus canciones tienen la duración exacta de los filmes inéditos, y en estos dos, como lo que hizo fue acelerar las películas clásicas de “King Kong” (1933) y “Frankenstein” (1931), el empleo del tiempo y la música sería curioso.

Estos dos cortos son muy potentes, pero la Filmoteca me encargó la música sobre los trabajos inéditos. De hecho, en el caso de “Te veo”, después de que ya teníamos la canción hecha, “Natalia dice”, me dijeron que el corto no era inédito del todo y que ya se había visto en algún sitio. Pero sí, es muy interesante lo que hizo en esos dos cortos, es una especie de resumen de las películas. Lo mismo que hace la música popular, sintetizar en unas cuantas frases y en tres minutos ideas muy complejas. En este sentido pienso que Zulueta es un artista muy pop, es lo que intenta su obra, transmitir una cultura popular a un nivel muy elevado, vanguardista.

Dos de los cortos a los que pones música son montajes que ha hecho Andrés Duque de las imágenes originales.

La Filmoteca me pidió que respetara las duraciones de los cortos filmados por Iván, pero me dejó libertad para montar las imágenes familiares. Lo que ha hecho Andrés Duque ha sido montar esas películas domésticas; son las dos primeras canciones del disco y del concierto. Es una especie de introducción en la que podemos ver imágenes previas a las que él rueda. Hay cosas filmadas por él cuando tenía solo 9 años, como la tercera, “Soleares del loco”, que corresponde a un corto titulado “El loco” en el que salen los dos hermanos y pone “dirigida por Iván”, con decorados pintados, cosas que luego emplearía en “Un, dos, tres… al escondite inglés” y que ya hacía con 9 años.

¿Has tenido en cuenta el trabajo del grupo Negativo, en el que tocó su hermano Borja Zulueta y que participó en la banda sonora de “Arrebato”?

Muchísimo, sí, estuve escuchando Negativo y Brakaman, otro grupo en el que tocó. Era una familia en la que estaban todos involucrados en el trabajo de todos. De hecho, en el disco y en concierto toca Jaime Stinus, que fue guitarrista de Brakaman. El disco de Negativo suena muy avanzado para su momento, es punk rock neoyorquino del 78 o 79. Estaban muy atentos a lo que estaba pasando.

Con Stinus no habías colaborado nunca. ¿Entra en el proyecto por esa relación que se establece con la escena musical donostiarra?

En la Filmoteca empiezan a relacionarse con amigos de Zulueta y sale el nombre de Stinus. Supo que estábamos haciendo esto y me llamó mostrándose muy interesado en el proyecto. Es un guitarrista increíble. No lo conocía personalmente, pero seguía sus trabajos. Ha hecho cosas muy interesantes, como la producción de “La estatua del Jardín Botánico”, de Radio Futura, que es una de mis canciones favoritas de todos los tiempos.

Reivindicación del Super-8.
Reivindicación del Super-8.



¿Cómo configuras el resto de la banda?

En directo viene Miguel López, bajista de Los Planetas. Las canciones las he grabado aprovechando los músicos que pasaban por casa, grabando en mi estudio, con 107 Faunos, con Natalia Drago grabamos cuatro canciones y al final he utilizado dos. David Rodríguez, de Beef, estuvo también en unas sesiones. Y el resto con músicos amigos de Granada que estaban a mano.

¿Es un proyecto que nunca te planteaste hacer con Los Planetas?

No me lo planteo porque no era fácil la coordinación. El proyecto requería cierta prisa para presentarlo en el cine Doré y estaban todos bastante liados. Florent estaba haciendo su disco en solitario, Eric también liado con un documental. Esto requería cierta urgencia, así que lo hice con otros músicos.

Es tu primer disco en solitario, a tu nombre.

Los Planetas es un proyecto muy personal mío, llevo trabajando treinta años en él, es el proyecto de mi vida. Siempre trabajo con Florent, siempre lo he hecho, y en este caso él estaba haciendo otras cosas, así que me pareció mejor hacerlo por otro lado. ¡Los Planetas no hacen discos por encargo!

Uno de los temas que no está en el disco tiene un título muy sugerente, “Película de plata”. Parece una reivindicación de la película analógica, el celuloide. La música que tú haces y el cine doméstico de Zulueta están un poco en la reivindicación de un estado de ánimo en unos tiempos en los que el digital lo devora todo.

“Película de plata” es la versión de una canción de un grupo indie de los ochenta, The Sea Urchins, de Sarah Records. El título original de la canción es “Cling Film” (el film adherente para envolver), pero lo cambié porque el papel de plata es el instrumento que se utiliza habitualmente para consumir heroína y me pareció que el juego de palabras podía ser interesante. También tiene el sentido que comentas.

Otra de las canciones, “Romeras de Betty Boo”, evoca la preciosa secuencia en la que Cecilia Roth se disfraza como este personaje de cómics.

De hecho es sobre un corto que, básicamente, es un retrato de Cecilia Roth maquillándose para esa secuencia de “Arrebato”. Son cuatro minutos maquillándose de Betty Boop. Es muy emocionante.

La puesta en escena del concierto es muy atractiva, con vosotros de espaldas al público, de pie frente a la pantalla de la que van surgiendo las películas.

Tocamos sobre las películas y solo algunas tienen una marca, pero la mayoría las tocamos directamente; tenemos que calcular lo que duran, no acelerarnos.


“La verdad es que las imágenes producen mucha melancolía. Son imágenes de un tiempo muy feliz, muy sinceras y honestas, gente joven, entusiasta, brillante, gente interesantísima. Son imágenes que remiten a un tiempo pasado; el grano del Super-8, la textura transmiten esa idea de ¿qué ha pasado con todo esto? y ¿dónde ha quedado Iván Zulueta?, porque no hizo más películas”



Hay un punto melancólico en casi todo el disco.

La verdad es que las imágenes producen mucha melancolía. Son imágenes de un tiempo muy feliz, muy sinceras y honestas, gente joven, entusiasta, brillante, gente interesantísima. Son imágenes que remiten a un tiempo pasado; el grano del Super-8, la textura transmiten esa idea de ¿qué ha pasado con todo esto? y ¿dónde ha quedado Iván Zulueta?, porque no hizo más películas. En todos estos cortos está la historia de por qué no dirigió más películas. Hizo una en la que cuenta todo lo que va a hacer y cumple lo que cuenta en la película, se engancha en la heroína, se quita de en medio. Todo eso, cierto, transmite mucha melancolía.

Y esa sensación del tiempo parado, peterpanesco, de Will More, que seguía físicamente igual muchos años después de “Arrebato”…

La heroína conserva a la gente en formol, curioso…

Sin haber visto aún las películas, la sensación es que cada una de tus canciones evoca plenamente el mundo de Zulueta.

Las canciones están hechas sobre las imágenes, como en “Arrebato (Un buen día para Iván)”, en la que va contando lo que pasa en las escenas. A veces temo que no tengan mucho sentido sin las películas. Los diez temas que hemos incluido en el álbum creo que son los que tienen más sentido sin las imágenes, y las otras cinco canciones dependen más de las imágenes. Me gusta hacer composiciones estándar, temas de pop que tengan estructuras que se adaptan fácilmente al oído. Pero aquí es distinto, porque hay cortos que terminan abruptamente y eso me condiciona, porque las estructuras no son las que utilizaría en una canción por sí misma. Eso marca mucho. No es lo mismo hacer un disco en el que la música tiene que valerse por sí misma que tener el apoyo de estas imágenes. Al principio, cuando estaba viendo las películas, ponía una lista aleatoria en Spotify con canciones mías favoritas y prácticamente cada canción que escuchaba mejoraba con estas imágenes, resultaban mucho mejores que antes de escucharlas con las películas. Son imágenes que te absorben. Menos uno de los cortos, que dura quince minutos, el resto son de tres, cuatro o cinco minutos, y ahí encajan canciones de estructura pop muy fácilmente.

¿Están bien de calidad las películas, se han conservado bien?

Se conservan bien. Yo tengo unas copias digitalizadas, tampoco de alta calidad, con las que he estado trabajando. Pero luego, viéndolas en el cine, tienen mucha calidad. Es curioso lo cálido que se ve el Super-8 proyectado en una pantalla grande. No es lo mismo que ampliar una imagen digital de baja calidad, en la que se ven los píxeles. ∎

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