Todo empezó con esta foto.
En ella, puede verse a Charli XCX en una de las after parties del Coachella 2025 luciendo una banda de “Miss Should Be Headliner” (“Miss Tendría que haber sido cabeza de cartel”). Pura actitud brat que daba una sonora colleja a la organización de un festival que prefirió destacar a Green Day como cabeza de cartel absoluto del día en el que ambos actuaban. Lo que ocurre es que los que respondieron fueron los mismos Green Day con una foto en la que Tré Cool, el batería, se pintó como una mona y posó con un trozo de papel de WC en el que habían escrito “Actual Headliner” (“Verdadero cabeza de cartel”).
Y, por mucho que ambas partes se lo tomaran a broma, tal y como demuestra que Billy Joe Armstrong luciera una gorra de “brat” en su actuación del segundo fin de semana, los fans de ambas partes se enfrascaron en una verdadera guerra para decidir “who wore it better”.
Cuando digo “guerra”, de hecho, lo digo con todas las de la ley. Porque ya se sabe que la peña en redes sociales se calienta muy fácilmente y acaba dejando caer mensajes tan sonrojantes como este: “Como millennial que se está quedando calvo, puedo confirmar que Green Day apestan y que cualquier cosa que Charli XCX hace es musicalmente más interesante”. ¿Que tiene razón? Puede ser. Pero, hijo, no hace falta tampoco perder los papeles cuando está bastante claro que en todo este tinglado no hay mala sangre y que las dos partes implicadas se lo están tomando a broma.
Antes que tomárselo a la valiente y quedar en evidencia, lo mejor es seguirles la broma a los Green Day y a Charli. Y, si lo haces parafraseando a “Breaking Bad”, mejor que mejor. Ahora bien, el primer premio en la memeficación de este beef se lo lleva este usuario que sabe que la mejor forma de resolver esta batalla es recuperando un programa que echo de menos cada día de mi vida: el mítico “Celebrity Deathmatch” de la MTV.
No hace ni dos semanas que Bon Iver lanzó su nuevo “SABLE, fABLE” y lo cierto es que las redes sociales se han convertido en un maravilloso espacio en el que debatir qué onda con este disco, que si Justin Vernon está demasiado feliz, que si empieza como en sus primeros tiempos pero acaba en un arcoíris de optimismo… y también todo un conjunto de aspectos más superficiales del álbum. Tan superficiales como la fascinación generalizada por el color salmón que no solo cubre su portada, sino que también es el protagonista de su preciosa edición en vinilo.
Lo que ocurre es que Vernon parece que se ha venido arribísima con lo del color en cuestión y se ha marcado una campaña de marketing en la que la publicación del disco se ha visto acompañada de lanzamientos gastronómicos que han incluido sorbetes, bagels, una cerveza… Todo en tonos salmón, evidentemente. También existe una edición limitadísima con un fanzine titulado “Salmon Photograph” y una camiseta en la que el nombre del artista en pequeñito se ve acompañada por la fotografía de un gran salmón. Una locura que ya deberíamos haber intuido hace un mes cuando las primeras fotos de promo de “SABLE, fABLE” consistían en Justin descalzo con pinta de pescador sosteniendo por las branquias a un gigantesco salmón, todo ante un fondo de (esto no va a sorprender a nadie) color salmón.
Aunque lo que más locos ha dejado a los fans es precisamente que Bon Iver se haya asociado con la marca de comida enlatada Fishwife para lanzar una edición del libro acompañada de una lata de salmón ahumado. Poca broma con esto, porque hay que reconocer que el packaging es precioso… Pero eso no ha impedido que en redes se hayan empezado a chotear de esta acción de marketing encabezando reseñas con la advertencia “No smoked salmon was consumed in the writing of this” (“No se consumió salmón ahumado en la escritura de este texto”).
Lo más divertido es que, por mucho que algunos no puedan parar de reírse después de haber recibido el e-mail más “hombres blancos de 40 años” del mundo, otros admiten que esta locura de Bon Iver ha dado en el centro de la diana. Y la mayoría, simple y llanamente, nos descojonamos con la recuperación de una pregunta mítica de redes en versión “SABLE, fABLE”: “Cariño estás bien?? apenas has probado tu salmón ahumado Bon Iver”.
Hace unos días que se estrenó la nueva temporada de “Black Mirror” y no tengo pruebas pero tampoco dudas de que la noticia de que Katy Perry ha viajado al espacio forma parte de la campaña de marketing de la serie de Charlie Brooker. Porque es que la distopía ha sido fuertecita: Blue Origin, la empresa espacial de Jeff Bezos (ya ves dónde está invirtiendo este señoro todo lo que está ganando con Amazon), organizó un viaje espacial de once minutos con una tripulación completamente femenina que contaba, entre otras, con Gayle King (presentadora), Lauren Sánchez (prometida de Bezos) y Katy Perry.
Las redes sociales han decidido obviar al resto de la tripulación y centrarse en Perry precisamente porque ha sido la que ha mostrado un comportamiento más absurdo. Es normal, entonces, que la gente se chotee de su rollo drama-queen besando el suelo tras el aterrizaje en lo que todos sabemos que es un clarísimo homenaje a Bob Esponja.
Es normal también que, ante la inquietante foto de la artista sosteniendo una margarita en la atmósfera ingrávida con sus uñacas plateadas, haya quien subraye la sospecha de que Katy es un androide. O, concretamente, más de un androide. Y, si todo esto no te parece suficiente mamarrachada, has de saber que la tipa se puso a cantar “What A Wonderful World” en pleno vuelo… Lo que, si yo hubiera sido parte de la tripulación, se habría traducido en esto y solo esto.
Lo curioso es que, según parece, Katy Perry no esperaba que la gente se fuera a tomar tan mal su actuación (porque fue una actuación cercana al método Stanislavski) en el espacio hasta el nivel de verse forzada a cancelar conciertos. Pero es que no es para menos, ya que, aunque muchos hayan preferido mantenerse al margen de toda esta bufonada, la atención mediática alrededor de semejante arranque de frivolidad ha cabreado de forma tremenda a aquellos que saben que en el mundo están pasando cosas mucho más importantes. Al final de todo, tú y yo nos hemos dado duchas más largas que la “visita” de Katy Perry al espacio. O, dicho en lenguaje de TikTok, “pon eso en la air fryer el tiempo que Katy Perry pasó en el espacio”.
Así que, mientras en el mundo real ya han aparecido carteles por la calle dirigidos a Jeff Bezos con el mensaje “Si puedes permitirte enviar a Katy Perry al espacio, puedes permitirte pagar más impuestos”, el arma favorita de las redes sociales sigue siendo el meme. Un meme que ha sido utilizado para imaginar cómo se tomaron esta información los dos astronautas que se pasaron ocho meses atrapados en el espacio, para ironizar con que esta gilipollez de charada es lo mejor que pueden ofrecer los Estados Unidos para hacer que la gente piense en otras cosas que no sean la mierda de situación política en la que se han metido o, pasándose el juego como ha hecho Wendy’s, para responder a la noticia de que la artista ya había vuelto del espacio con un escueto pero genial “¿podemos devolverla?”. ∎