Si históricamente la muerte de celebridades golpeaba de dos en dos… en época de la COVID-19 la ecuación se ha encabronado cosa mala con una lista de difuntos que palidece al más colorado. Casi mejor dejar de contar, pero no de recordar. Si el viernes –en la misma fecha, aunque un año más tarde, de la muerte del titán Kirk Douglas– lamentábamos la desaparición del también actor, y también veterano (91 años), Christopher Plummer, un día antes se sumó el deceso de Nolan Porter.
Porter (1949) fue un músico norteamericano de soul y R&B venerado en los bastiones del northern soul. De trayectoria efímera (apenas dos álbumes y un puñado de singles a principios de los 70), su aura de culto creció exponencialmente cuando el riff de su “Keep On Keepin’ On” fue usado en el “Interzone” del álbum debut de Joy Division, “Unknown Pleasures” (1979). A diferencia del oscarizado actor, ningún obituario leeréis en la prensa generalista. Y basta reproducir el mentado tema o “If I Could Only Be Sure” –gracias Uri Riverola por presentármelo en un tierno 2012– para darse cuenta de tamaña injusticia… en vida y post mortem.
Pero tampoco es plan de empezar la semana con solo notas fúnebres. También ha sido este el fin de semana de la Super Bowl, ese acontecimiento deportivo cuyo resultado a este lado del Atlántico se la trae al pairo a casi todos –y que coronó a Tom Brady de nuevo, en esta ocasión con los Tampa Bay Buccaneers–, pero no así su resonancia como espectáculo de masas. Empezando por las sonadas actuaciones que tienen lugar en su intermedio de audiencias millonarias, claro. Este año la estrella ha sido un The Weeknd al que le han caído más palos que en los Grammy. El canadiense se ha marcado un greatest hits a tempo acelerado y bajo la iconografía visual de su celebrado “After Hours” (2020), con una escenografía espectacular, un copón de bailarines sin mascarilla ni distancias de seguridad, algo justo en lo vocal –seguramente con la cabeza puesta en intentar clavar todo su largo recorrido y cumplir con los tempos– y un plano aéreo final precedido por un sampler de Siouxsie And The Banshees que habrá dejado satisfechos al Jordan Peele de “Us” y el Robert Rodriguez de “The Faculty”. Más perturbador ha resultado el griterío enlatado y esa ilusoria sensación de que el estadio estaba a reventar cuando en realidad solo han dejado entrar un tercio del aforo. ¿Como show de la Super Bowl? Yo compro. Antes, el dueto Jazmine Sullivan y Eric Church, y H.E.R., por otro lado, habían puesto la nota patriótica y lagrimal.