Hay muchas maneras de acercarse a un libro como “Una película para cada año de tu vida”, el compendio emo-cinéfilo-divulgativo-crítico del ínclito Alejandro G. Calvo (Barcelona, 1978), uno de los periodistas y críticos de cine más populares de nuestros días gracias a su apuesta por renovar el género y sus formatos desde el canal de YouTube de ‘SensaCine’, plataforma donde han nacido y crecido los magníficos “A quemarropa”, “Tarde de Perros” y sus informativas, divertidas y enternecedoras crónicas del Festival de Cannes o Venecia, además de un torrente de videocríticas de propuestas de diverso pelaje y alcance.
Plasmación en papel de ese caudal analítico y también libro de encargo solicitado por la editorial Planeta, a través de su sello Temas de Hoy, “Una película para cada año de tu vida” es asimismo lo más parecido hoy en día a un bildungsroman narrado por la voz de alguien para quien el cine está irreversiblemente imbricado en su vida, como el café de cada mañana. Evidentemente, la estructura narrativa del volumen permite leer el libro como un relato de formación: cada capítulo desgrana una película pensada de manera específica para esa edad concreta. No es una tarea nada fácil, por otra parte, resuelta por Calvo con imaginación, compromiso y, claro, muchas horas de cine a sus espaldas. No voy a desvelar los títulos compilados, pero permítanme un pequeño spoiler por el cual el libro va a estar siempre en mi nómina de favoritos: al abrirse por su mitad, nos encontramos con las meditaciones del autor sobre “Maridos”, de John Cassavetes. “No es lo mismo ver ‘Maridos’ a los veinte que a los treinta que a los cuarenta”, subraya Calvo, y sus palabras, junto con el recuerdo de la película, me evocan los primeros compases de la “Divina comedia” de Dante: “A mitad del camino de la vida en una selva oscura me encontraba porque mi ruta había extraviado”.
De ahí, en verdad, esa idea de que “Una película para cada año de tu vida” funciona también como un texto formativo ya que nos recuerda de dónde venimos, los escollos que nos encontramos durante la vida y algunos de los meandros que podríamos dar para llegar hasta donde nos gustaría estar. Y todo eso a través de una selección de 100 películas que funcionan, al menos anhela Alejandro, como espejo de esas etapas de nuestra existencia. “Tener que encapsular películas en franjas concretas ha hecho que, de forma inevitable, tuviera que recordar quién era yo en ese momento concreto de la vida”, dice Calvo en la introducción, olvidándose de advertirnos, con ello, que al ir leyendo su libro año tras año, película a película, algunos y algunas tengamos también que retrotraernos a esa primera toma de contacto con los títulos que propone o a esa segunda o tercera vez que una película nos interpeló de manera distinta a su primer visionado. “Las películas te enseñan a vivir, a hacer la cama”, dice con algo de bravuconería el personaje de Jean-Pierre Léaud en “La mamá y la puta”, de Jean Eustache. Algo así, desplegando un sinfín de emociones, sucede con el libro de Alejandro.
Ameno y ágil, detallista y ligero, preciso y para todos los públicos, el libro de Calvo puede entenderse asimismo como un meridiano ejemplo de la denominada “crítica entusiasta” a la que se refiere David Bordwell, citando a su vez el enfoque de la histórica ‘Cahiers du cinéma’, cuando analiza el último libro de Quentin Tarantino, “Meditaciones de cine”. Salvando las distancias entre el director de “Pulp Fiction” o “Los odiosos ocho”, tanto uno como otro entienden el vínculo con un filme concreto por el recuerdo asociado a su visionado, por las sensaciones que una decisión narrativa ha despertado en su mente y en su corazón. Si alguien en el futuro, cuando las salas y aquello llamado cine no sean más que una nota al pie de la historia del audiovisual, decide curiosear por qué estuvimos tan fascinados con el séptimo arte entenderá muchas cosas leyendo “Una película para cada año de tu vida”. Y, además, se tronchará y se emocionará con Alejandro. ∎