El amor no es una línea recta que va de A a B. Los cómics de Blutch tampoco. A y B son, precisamente, los protagonistas de la última obra del autor francés publicada en España, “La nueva frontera” (2022; Sapristi, 2025, traducción de Regina López Muñoz). Blutch, Christian Hincker (Estrasburgo, 1967), entiende el cómic como un espacio sin líneas rectas previsibles donde la libertad le permite ser fiel a sí mismo tanto en obras de apariencia clásica –sus versiones de Tif y Tondu o de Lucky Luke– como en las más experimentales.
“La nueva frontera” es un ejemplo de este último caso, como “Velocidad moderna” (2002) o “La luna al revés” (2014), cuando la estructura habitual del cómic salta por los aires. Aquí lo constatamos ya en la primera página, colocada donde suelen estar las guardas de un álbum francobelga tradicional. No hay portadilla ni créditos: simplemente abrimos el álbum y nos sumergimos en una historia ya en marcha. La idea viene reforzada por la primera imagen que se muestra, la de un tren, también en marcha, como si saltáramos a ese convoy para subirnos a él.
A partir de ahí, Blutch altera el espacio y el tiempo para construir una poderosa historia de amor que combina pasajes melancólicos, introspectivos e irónicos en un engranaje onírico y poético. Esa forma desordenada encaja bien con la búsqueda, también caótica, del amor entre A y B. Parece que el autor quiera decirnos que el amor, o la vida en pareja de los amantes, es un reto casi imposible. El título de la edición original confirmaría esa sospecha: “La mer à boire” significa, literalmente, el mar que hay que beber, pero en su sentido figurado se refiere a una tarea desmesuradamente difícil, como beberse todo el agua del mar.
Esa empresa inalcanzable –el amor o la vida en pareja– constituye el tema central de este cómic. El título español, “La nueva frontera”, aporta una lectura más simbólica, como sugiriendo otro desafío. Si consideramos además el momento íntimo en que se pronuncian esas palabras en la obra, el título puede entenderse como una experiencia que los protagonistas deberán superar. No parece una mala opción ese título, dado que el juego erótico, la seducción y la sexualidad son esenciales en estas páginas donde A y B se buscan, se sueñan y se desean.
Blutch retrata el amor como algo sensual, físico e inexplicable desde un punto de vista racional, como este cómic. En realidad, no nos cuenta una historia de amor, sino que apuesta por transformar el álbum en una recreación misma de la experiencia del deseo, de la búsqueda de ese amor y de su consumación.
El lector deberá desentrañar las pistas que va encontrando. Por ejemplo, B siempre se dirige hacia la derecha, mientras que A avanza hacia la izquierda. El dispositivo visual del cómic refuerza el comportamiento de los amantes. “La nueva frontera” presenta varias capas narrativas. Por una parte, está el deseo y la búsqueda (sería la parte aventurera del cómic); por otra parte, el encuentro y la consumación (sería la parte sensual y sexual). La sexualidad ocupa un lugar central en el álbum y, como el resto de elementos, se mueve entre el sueño y la realidad. Hay una mirada onírica, obsesiva y marcadamente masculina que procede de B, quien, como Blutch, es un hombre y comparte con el autor no solo la inicial del nombre, sino algunos rasgos físicos.
Blutch despliega en este trabajo un dibujo sensual y coreográfico, realzado con un suntuoso color directo del propio artista. Y a esto se añade la capa humorística y lúdica, muy importante también. Hay una mezcla de géneros (wéstern, comedia, aventura) y varias pistas falsas, como esa vista de Bruselas, con su lago y sus enormes montañas, cuando la capital belga no tiene nada de eso.
Al terminar la lectura –no daremos detalles para no aguar la sorpresa–, comprobaremos que ese efecto inicial de arrancar la narración cuando ya está en marcha no es gratuito. Al reordenar las páginas, el inicio deja de ser el principio de la historia y el final tampoco será su conclusión. El relato consigue entonces un impactante sentido de ciclo que nunca se acaba. Como un sueño. Como un deseo que se repite obsesivamente. ∎