Libro

Donal Ryan

La reina del Islote de TierraSajalín, 2024

Irlanda siempre ha sido mujer, sostenía Edna O’Brien –fallecida el pasado 27 de julio–. Irlanda también es su historia y su geografía, y Donal Ryan (Nenagh, 1976) regresa a la Irlanda rural para excavar las raíces de este lugar tan evidente, de opresiones concretas, a través de la saga de mujeres que encabeza su séptima novela, quinta traducida, todas en Sajalín. La primera de ellas, “Corazón giratorio” (2012), libro del año 2019 en Rockdelux.

El léxico familiar de las Aylward, cuatro generaciones –Mary, la abuela que ha perdido a uno de sus hijos; Eileen, la nuera que es casi como una hija; Saoirse, madre adolescente, y la pequeña Pearl– transcurre durante la década de los ochenta en territorio Ryan, en Nenagh, pueblo natal del autor, al que traslada la acción.

“La reina del Islote de Tierra” (“The Queen Of Dirt Island”, 2022; Sajalín, 2024; traducción de Ana Crespo) es la historia de cuatro mujeres fuertes, obligadas a luchar por lo suyo: sus tierras, su dignidad, la propia existencia. Destinadas a plantar cara a la opresión religiosa, al estigma, a los prejuicios, a la violencia sistémica contra ellas, en la brutalidad todavía más descarnada del entorno rural, y obstinadas, sobre todo, en sobrevivir. Pero la novela de Ryan también es un friso cronológico de los tiempos en la isla, el peso imperecedero del catolicismo, la lucha sinfín ante el colonizador británico y hasta el Celtic Tiger, el gran pelotazo económico irlandés de la primera década de los dosmil.

Los escritores irlandeses han sido obstinadamente fieles a su propio suelo. Irlanda ha producido un gran número de obras maestras y en la última década vuelve a vivir un período de expresión extraordinariamente aclamado, capaz de crear fenómenos literarios globales –la intensa nueva “new sincerity” de Sally Rooney o Maggie O’Farrell–, pero también de explorar otras realidades en los márgenes, como el propio Ryan, Colin Barrett, Michael Magee o Lisa McInerney.

Donal Ryan, hábil en recursos, como ha demostrado en las particulares estructuras de algunos de sus libros previos, dota la novela de una extraordinaria ligereza a través de los pequeños capítulos de dos páginas, 118 en total, en los que fluye la historia. Todos destilan su habitual capacidad para el realismo. Los más trascendentales y también los más cándidos y cotidianos, en apariencia banales, aunque ninguno lo sea del todo. No le falta ese humor negro tan habitual y tan irlandés, especialmente en los diálogos entre las protagonistas, ni tampoco momentos brutales, que azotan a trágicos actores secundarios.

Cada una de las cuatro Aylward ocupa el lugar que le corresponde en el mundo. Cada una es hija de su tiempo en un mundo cambiante, que ya no es el mismo que ha vivido la generación anterior ni es, ni será, el que se encuentre la posterior. Ryan plasma con brillantez todas esas realidades variantes entrehiladas por el paso del tiempo. Un particular rizoma familiar, con sus obstáculos, sus aspiraciones y sus luchas en apariencia individuales, pero compartidas. ∎

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