Ed Brubaker / Marcos Martín / Muntsa Vicente

Desde que en 2012 dejó Marvel para concentrarse en sus tebeos noir, el estadounidense Ed Brubaker (Bethesda, 1966) no ha dejado de producir –casi siempre junto al dibujante Sean Phillips– obras de calidad notable que profundizan en ese humanismo pesimista y empático que caracteriza su manera de entender el género criminal. Tal es la regularidad con la que nos llegan sus trabajos y la coherencia que desprenden que, a pesar de la inquietud formal de algún título como “Night Fever” (2023; Norma, 2023), no dejaban de ofrecer justo lo que uno espera de Brubaker: relatos noir con personajes de carne y hueso, narración absorbente, empaque psicológico y claroscuros morales.

Por eso resulta tan refrescante la aparición de “Friday” (2020-2024, nueve números), publicado en versión online en castellano e inglés por Panel Syndicate (ganador del Eisner Award al Mejor cómic digital de 2021; nominado en la misma categoría a los Eisner Awards de 2024, cuyos ganadores se anunciarán el próximo 26 de julio) y, a posteriori, en papel y en catalán por Mai Més (dos volúmenes por ahora, uno en 2023 y otro en 2024), que sin romper con el estilo del guionista se abre a experimentar con los códigos de la novela juvenil de misterio.

Brubaker no tiene reparos en revelar su código fuente y confiesa en un texto introductorio su devoción por “The Great Brain” (1967-1995), “Encyclopedia Brown” (1963-2012) o “Harriet The Spy” (1964-2005), todas ellas series literarias para preadolescentes que coinciden en tener de protagonista a un niño o niña especialmente inteligente que resuelve casos con desparpajo y clarividencia impropios de su edad.

Con estos mimbres “Friday” elabora su propio universo, el del niño superdotado Lancelot Jones y su mejor amiga Friday, que investigan juntos los misterios que asolan regularmente el pueblo de Kings Hill. Pero el golpe de genio de “Friday” es proyectar estos personajes unos años en el futuro, cuando los juegos de niños quedan atrás y los picores de la adolescencia causan estragos. En la fricción entre la llegada de la madurez y los esfuerzos por salvaguardar su mundo juvenil intacto se haya la clave de una historia en constante tensión entre presente y pasado y, a la vez, entre el tipo de ficciones blancas y escapistas de la ficción juvenil y la mirada adulta y oscura que impone Brubaker.

Pero si el guionista consigue servir una de sus mejores historias de los últimos años, de arquitectura ambiciosa y requiebros endiablados, es solo gracias al dibujo de Marcos Martín (Barcelona, 1972) y al color de Muntsa Vicente (Barcelona, 1972), narradores realmente extraordinarios que clavan el difícil tono de una historia que puede saltar del costumbrismo entrañable al thriller de misterio o el terror lovecraftiano. Brubaker, Martín y Vicente consiguen que “Friday” sea muchas cosas a la vez, y todas ellas estupendas. Una serie muy satisfactoria que pide a gritos una adaptación audiovisual y a la que solo encuentro una pega: un desenlace más preocupado en atar cabos argumentales que en explorar la complejidad de los sentimientos adolescentes hasta sus últimas consecuencias. ∎