Eduardo Castillo-Vinuesa (Granada, 1989) ha dejado hace poco la dirección de MediaLab en el Centro de creación contemporánea Matadero, en Madrid, pero en su cabeza bullen muchos proyectos. Para él, la arquitectura es un dispositivo desde el cual investigar aspectos cotidianos de la contemporaneidad.
“Para mis colegas arquitectos soy un tipo raro. Uso la arquitectura como herramienta de reflexión sobre las condiciones espaciales a las que damos lugar a través de esta disciplina. La construcción de espacios siempre es política. Para mí no es tanto construir edificios, sino determinadas condiciones espaciales para cumplir ciertas cuestiones. Desde ese planteamiento puedes construir muros, ventanas y procesos que considero arquitectura”, explica visitando la exposición
“Foodscapes” (2023) que ha comisariado con
Manuel Ocaña y que examina críticamente el papel de la arquitectura en la producción, distribución y consumo de alimentos, ideada para el Pabellón de España en la 18ª Bienal de Venecia de arquitectura del año pasado, que
se puede ver hasta el 22 de septiembre en Madrid, en La Casa de la Arquitectura, y de la que han surgido más muestras en Copenhague, Argentina o México.